lunes, 31 de agosto de 2015

Fin de las vacaciones

Hoy es treinta y uno de agosto, día por antonomasia en qué se acaban las vacaciones. ¡Espero que os lo hagáis pasado bien! (Y hayáis desconectado).

Me comprometí a escribir un post al día, estos tres meses de verano, y en este momento (último día ya) estoy en posesión de la plena certeza de haberlo conseguido. ¡Viva!

* * *

Este mes empiezo una nueva temporada, y para este mes de septiembre no prometo un post al día, pero procuraré publicar un post al día. Si algún día no publico será porqué estoy haciendo cosas reales en el mundo real (tengo que hacer unos encargos), y no puedo publicar, pero, en fin, veré si publico tantos días como pueda, este mes de septiembre.

* *  *

En general, espero poder continuar como siempre, hablando de libros, lectura y temas afines (mis batallitas personales).

Qué empecéis bien este nuevo curso!



domingo, 30 de agosto de 2015

Gobseck de Balzac

He leído (en castellano) una novela de más o menos cien páginas llamada Gobseck, de Balzac.

Estas breves páginas tienen interés, aparte de por la historia que explican en sí, que está muy bien, por la manera como esta historia se insiere en otras novelas de Balzac (algunas muy importantes), y complementan la lectura de estas, formando todas juntas su famosísima Comedia humana, en qué diferentes personajes aparecen en diferentes historias en diferentes momentos de su vida, y se nos muestran (a los lectores) tal y como son.

El argumento de Gobseck es muy sencillo, casi una anécdota, pero de lo que se trata en realidad en esta historia es de comparar la realidad (y el contraste) de dos personajes de caracteres muy diferentes, dos hombres del París de aquella época que, sin llegar a ser amigos íntimos, las circunstancias les hacen confidentes.

* * *

Uno de ellos es un chico de carácter noble y muy emprendedor que aspira –y consigue- vivir honradamente de su talento como abogado.

El otro es un pobre usurero (escanyapobres en catalán), valga la redundancia, que teniendo mucho vive como un miserable y no disfruta de nada más que de su miseria.

Ambos caracteres están muy bien explicados, y dibujan un constaste notable, pero sospecho que la verdadera razón de ser de estas casi cien páginas es explicar como acaba mal otro personaje –femenino- que será importante en otras novelas (que cuando las haya leído ya os contaré). Gobseck sería una especie de breve introducción a la vida de este personaje, podríamos decir.

* * *

Estos dos personajes, aparte de ser uno trabajador y honrado, y el otro, también trabajador (sic), pero usurero, tiene en común algo que les hace ser confidentes y que yo llamo “la visión” sobre las personas: que observan a los demás y saben como son, vaya.

Esto hace que su principal tema de conversación sea “¿cómo son los demás?” y “¿cómo reaccionará cada cual con sus vicios y virtudes?”.

* * *

Un tema que yo considero capital, fascinante, principal, y la razón de existir de la novelística, y sobre todo, de este Balzac que casi no conozco pero que acabaré leyendo a fondo, espero.

(Esta capacidad de “leer” a los demás la poseen muchos personajes de novela, y, sobre todo, muchos novelistas).

¿Cómo son los demás?

¿Cómo reaccionará cada cual con sus vicios y virtudes?

Si estas preguntas os dicen algo...


- ¡tenéis que empezar a leer a Balzac!

sábado, 29 de agosto de 2015

La media horita

Una vez alguien dijo que pasarse media horita al día leyendo solamente prólogos permitía al cabo de un tiempo razonable haber adquirido unos conocimientos notables.


Hoy en día el problema, supongo, sería encontrar esta media horita.

viernes, 28 de agosto de 2015

El peso del arte

Dicen que Beethoven, viviendo en Viena, cambió de casa setenta veces (¡!), trasladando en cada nueva mudanza su piano.

El piano como objeto físico, y que pesa.

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También leí una vez que, para Jane Austen, debía haber sido un equipaje muy pesado de trasladar las cajas con los manuscritos de sus novelas aún no publicadas cada vez que cambió de casa.

Los manuscritos como objetos físicos, y pesados.

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Es evidente que estas personas tenían una relación con ciertos objetos físicos que la mayoría de personas no tenemos. Que cuidaban de estos objetos físicos de una manera que la mayoría de nosotros no hemos experimentado ni hemos necesitado nunca.

Eran artistas, y su relación con estos objetos físicos iba más allá de los objetos en sí. Esta relación era la parte pesada y material de otra relación más etérea: su relación con su arte. El arte, que es incorpóreo, y que no pesa físicamente. (Puede pesar espiritualmente, pero esto ya sería otra cosa).

* * *

Hoy en día las mudanzas son otra cosa, hoy en día todo cabe un lápiz de memoria...

* * *

La parte física –y pesada a la hora de ser trasladada- de su arte se ha fundido como si fueran unos apuntalamientos de madera; nada ha quedado de ello. Solamente permanece la grandeza de su arte, como si todas las vivencias que lo provocaron hubieran sido ligeras, incorpóreas, inmateriales... Como si nunca hubieran tenido que cargar con nada pesado para crearlo.

Los objetos físicos se han fundido. Todo se ha fundido. Ellos se han fundido. Y solamente ha quedado la grandeza de sus obras; sus simonías, sus novelas; solamente ha quedado la grandeza de este arte...


jueves, 27 de agosto de 2015

La memoria de los posts

Algo que encuentro curioso es que las cosas que me hicieron sufrir cuando era más joven, las recuerdo perfectamente, las tengo clavadas. (Sobre todo las cosas referentes a mi relación con los demás que, fuera por la enfermedad, fuera por la realidad, me hicieron sufrir tanto). En cambio, desde los treinta años más o menos que empecé el blog, casi no recuerdo nada, del blog.

Los posts están ahí, aquí se ha escrito, pero casi no recuerdo que me hayan producido ningún recuerdo doloroso –aunque sí algún que otro sobresalto-, pero tampoco los recuerdo demasiado, los sobresaltos; no hay ningún recuerdo de aquellos “clavados”, o poquísimos.

Creo que una parte de la explicación es que para escribir y publicar el blog no me hace falta salir de casa ni relacionarme con los demás, que es lo que siempre me ha hecho sufrir más.

* * *

Pero es curioso esto de la memoria, como llega a ser de selectiva, como recuerda algunas cosas y obvia otras... ¿Quién decide qué recordaremos, y qué no? ¿Nosotros? ¿El inconsciente?

También debo decir que creo que cuando somos más jóvenes nos lo tomamos todo más en serio, y las cosas nos afectan más y las sentimos más. Con los años y la experiencia se aprende a relativizar según qué dolores, y ya no se recuerda todo tanto.

* * *

El blog ha sido una cosa importantísima para mí: una via de comunicación, una via de realización, una via de expresión... He escrito mucho y me ha gustado mucho escribirlo, pero...

... es un murmullo...

... es un vientecito entre a los juncos...

... es como si no existiera en al realidad, aunque a veces es como si estuviera gritando dentro de mi cabeza...

* * *

No soy consciente de haberle dedicado tanto tiempo, ni que esto sea tan principal en mi vida, ni nada... Normalmente, del blog nunca hablo con nadie “real”...

Recuerdo el contenido de muchos posts, pero no tengo recuerdos de la vivencia de haber escrito cada post en concreto...

La memoria de los posts es como si no existiera...

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Escribir el blog es para mí un poco como la respiración... No nos percatamos, que respiramos... Pero respiramos, y esto nos mantiene vivos...

El blog está...

...pero es como una exhalación...

... es como si no existiera...

... y no recuerdo el momento de haber escrito; simplemente se ve que he escrito.



miércoles, 26 de agosto de 2015

...


«El escritor tiene que ser el único dueño del libro electrónico. En fin, eso ya se arreglará, el dinero es lo de menos. Por mí, que se roben todos los libros míos. Me hacen un honor. Total, no me gustan. Ah, pero eso sí, que no me los toquen. Ni una tilde. Ni una coma. Eso para mí es sagrado. Yo un trueno lo oigo, no lo escucho. - Más que la piratería del libro electrónico, que se ve venir y que se me hace maravillosa pues no hay que ponerle barreras al espíritu, lo terrible es la posibilidad de que un cualquiera, la chusma de Internet, pueda modificar los libros. Para escritores y editores el panorama lo veo sombrío. Que Dios nos agarre confesados.» - Fernando Vallejo. - Peroratas.  - Alfaguara. Madrid, 2013


martes, 25 de agosto de 2015

Bla bla bla

Algo que se aprende leyendo los Ensayos de Montaigne es qué, si se hace con gracia, es posible hablar interminablemente de uno mismo, y no caer en la impertinencia. Este señor estaba solo y hablaba de sí mismo, simplemente.

Hablar sólo de uno mismo, si se hace en alguna circunstancia social, podría parecer de mala educación, incluso podría parecer de una incontinencia verbal imperdonable. No se aconseja acaparar toda la atención todo el rato ni hacerse pesado explicando batallitas en las circunstancias sociales.

En cambio, escribiendo se recomienda escribir solamente de lo que se conoce... y, ¿podemos conocer sinceramente algo que no seamos nosotros mismos?

Las personas que no tenemos a nadie que nos escuche atentamente y todo el tiempo que nos haga falta, pero que no sabemos pasar sin hablar interminablemente de nosotros mismos, pues escribimos. Una reacción bien natural, por otro lado, ante la natural indiferencia del mundo.

Los pesados sin auditorio, estos, somos los que escribimos. Y nada más natural que hablar interminablemente de nosotros mismos en nuestra escritura. Y si eso se consigue hacer con cierta gracia o no, esto ya seria harina de otro costal...

* * *

A mí, hablar de mí misma es algo que me encanta. Pero no siempre tengo auditorio... o simplemente quien me escuche. La escritura primero, y el blog después, han venido a salvarme... Ya puedo hablar interminablemente de mí misma... y tener quien se lo lea. (O eso espero, como mínimo). Y, reconozcámoslo... hablar de uno mismo es el gran deporte.


lunes, 24 de agosto de 2015

La corrección, la civilización y la escritura


Querría decir unas palabras sobre lo políticamente correcto.

Sólo querría decir que sería algo que estaría bien si fuera verdad, si las personas –sobre todo quien dirige el mundo- que lo usan se lo creyeran de verdad.

Pero en el fondo no es así: se trata solamente de una forma refinada de hipocresía. Se dice una cosa, pero a la hora de dirigir el mundo se piensa y se hace otra cosa, que no tiene nada que ver con lo políticamente correcto, precisamente.

Ahora, es evidente que la hipocresía, ser amable cuando en el fondo no se querría ser amable, ser educado cuando se dirían pestes, es una manera de ser civilizado, y que el mundo avanza porqué nos volvemos civilizados. Y, quien sabe, quizá con el tiempo lo que ahora solamente es hipocresía del poder para quedar bien en los medios de comunicación con las masas bienpensantes, las personas acabaran por creérselo de verdad, y el mundo avanzará de verdad, y no solamente en imagen.

Ya digo, yo no estoy demasiado de acuerdo con ser hipócrita, pero reconozco que la hipocresía es una manera de quedar bien y ser civilizado (y tener las cosas en paz), y que a veces decir según qué verdades es un sistema de agresión, aunque sea sólo verbal o psíquica, y que la diplomacia es un arte que requiere refinamiento.

Quizá lo políticamente correcto no acaba de ser todo lo verdad que debería ser, pero yo creo que quizá ayuda a limar asperezas, ayuda un poco a civilizar el mundo. Y al final quizá el mundo incluso va a creerse estas ideas y avanzaremos un poco. En el mundo hay todavía demasiado machismo, demasiado racismo, demasiada homofobia, como para no valorar la buena educación y el ser amable.

* * *

Ahora, la literatura no debería ser políticamente correcta hasta que el mundo no lo sea de verdad. Con la literatura no se trata de dirigir el mundo ni de quedar bien con nadie, no es diplomacia. En literatura se trata de explicar como son nuestras cosas, de explicar como las vemos cada uno de nosotros, de explicar nuestra verdad. Y esto puede ser que muchas veces no sea todo lo políticamente correcto que debería.



domingo, 23 de agosto de 2015

Espesor a fondo

Desde el año 2006, en qué salió el primer volumen, hasta ahora, verano del 2015, he conseguido leerme los tres volúmenes en catalán (y el primero también en castellano), de la obra los Ensayos, de Montaigne.

(Una única lectura exhaustiva pero a veces quizá un poco ligera –ligera la lectura, no el texto-, tampoco os penséis... – que es un poco espeso).

Debo decir que, de los tres libros, el mejor es el tercero y último, donde el autor se olvida –un poco- de tanto citar a los clásicos, y se explica más a sí mismo.

* * *

Creí que sería una lectura que nunca la acabaría, pero al final no ha sido tan difícil, y solamente ha sido cuestión de ponerse a ello.

* * *

En estos libros, igual como pasa con la novela El nombre de la rosa, donde si un lector consigue pasar las cien primeras páginas, puede acabar de leer el libro, aquí, si uno consigue leerse los cinco primero ensayos del primer libro, el resto, quizá no vaya a leerse solo, pero será una lectura asequible.

A mí me cautivó cuando dice lo de que se debe temer la enfermedad, la pobreza y la muerte, pero que la muerte puede ser el remedio para los otros dos males. A partir de aquí le escuché con atención.

* * *

Dicen que los Ensayos de Montaigne son una lectura poco atractiva para las mujeres, y lo entiendo: la mentalidad de la época es retrógrada.

Tampoco creo que su misoginia sea especialmente opinión suya, sino que su mundo era así.

Quizá es ni se percató, pero en un párrafo un poco espeso reconoce que una mujer, si quiere, es capaz de cultivar el espíritu leyendo libros. (Espero haberlo entendido bien).

Pero, en general, en todo lo que hace referencia a las mujeres, es hijo de su época: ni las aprecia ni espera demasiado de ellas.

Eso no sería demasiado atractivo para alguien de ahora que se acercara con las ideas imbuidas dentro del corsé de lo políticamente correcto.

-Y esto sería lo qué diferenciaría a la buena literatura, que no sería políticamente correcta-.

Quizá las opiniones de Montaigne sobre las mujeres no sean demasiado justas ni lucidas, pero eran verdad; no tenía razón, pero él creía esto, su tiempo creía esto.

La buena literatura no es políticamente correcta, la buena literatura es verdad.

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Montaigne quiere un lector/a dispuesto/a a gastar un buen rato de su tiempo leyéndolo mucho rato seguido. Y está convencido de encontrar este lector.

Qué optimismo. Como han cambiado los tiempos. Como hemos cambiado los lectores.

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Dice que para conocerlo bien envía a sus mejores amigos a la librería. Esto, que suena a gran estupidez, lo entiende muy bien quien escribe; quien tiene un blog, por ejemplo.

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A mí, lo qué me ha impresionado de verdad, es la descripción que hace del mecanismo de la herencia genética sin ni tan solamente percatarse ni ser consciente de ello, al final del segundo volumen.

En aquella época, en qué los médicos eran matasanos, en qué no se sabía nada científico, él acierta plenamente solamente observándose a sí mismo y diciendo la verdad sobre esto a todo aquel quien lo lee. Es impresionante.

* * *

A mí lo qué más envidia me da es que se pueda leer tan bien todavía, y sin hacer concesiones a la comercialidad, que diríamos ahora.

Me ha gustado, y me alegro de haberme puesto a ello finalmente, pero no os lo aconsejo si no sois unos lectores muy entusiastas y voluntariosos; se trata de una lectura un poco espesa...


sábado, 22 de agosto de 2015

...

Otro tema es si a la hora de leer leo para quedar bien. ¿Con quién o con qué?

Leo porqué me gusta. También, para aprender a escribir. Para tener un conocimiento de la literatura, de la tradición, de lo qué está bien escrito. Y porqué los ratos que paso a solas con un libro son de una tranquilidad y una serenidad impagables.


Si acaso leyera para quedar bien, leería para quedar bien con una idea muy exigente que tengo de mí misma. Para atrapar la imagen idealizada que tengo de mí misma como lectora en la cabeza. Y soy consciente que esta no es una razón muy práctica. Incluso podría parecer absurda. Pero es una razón existente para mí.

viernes, 21 de agosto de 2015

...

En la escritura, en el blog, en los cuadernos... Se trata de decir la verdad, de transmitir lo que una es, de mostrar un mundo genuino... No se trata de quedar bien...

Me parece que esto también lo había dicho alguna que otra vez...


Pero... ¿es así de verdad? ¿O procuro más de quedar  bien de lo qué en principio podría parecerme? Inconscientemente, quiero decir...

jueves, 20 de agosto de 2015

El cataclismo del libro de papel

Estoy preocupada, sí. Por esto que dicen que desaparecerán los libros físicos de papel, que todo será en formato digital. Espero que como mínimo se conserven una minoría, que con los libros pase como con los vinilos (que dejaron de ser mayoritarios pero todavía son apreciados), como previsión más optimista, si todo debe ser digitalizado.

El otro día decía que poseer una obra maestra de la literatura, está, ahora como ahora, al alcance de cualquiera –en formato papel, quiero decir-. Está al alcance de cualquiera, menos de los toca pelotas que se entozudecen en repetir que los libros son caros... ¡Más que lo serán! A ver si resultará que poseer una obra maestra de la literatura en formato de papel pronto se convertirá en tan raro como tener un vinilo de coleccionista... No me gustaría nada que pasara esto...

En fin. Es evidente que el mundo de la edición está a punto de sufrir un cataclismo, como ya lo han sufrido los mundos de la música o el de cine... Pero de momento todavía se puede ser optimista, y en las librerías continua habiendo libros de papel asequibles... Y el futuro no se ha visto...

* * *

De todos modos, me parece que este post –esta preocupación- ya lo había escrito alguna otra vez...


Me repito, me repito...

miércoles, 19 de agosto de 2015

...

«Mirando las cosas desde el punto de vista de la naturaleza, el hombre fue hecho para vivir hacia el exterior. Si quiere ver dentro de sí mismo, debe cerrar los ojos, renunciar a la acción, salir de la corriente. Lo que se llama «vida interior» es un fenómeno tardío sólo posible por una disminución en nuestras actividades vitales: el «alma» surgió y se desarrolló a expensas del buen funcionamiento de los órganos.» – E.M.Cioran

martes, 18 de agosto de 2015

Querer (¿?)

Más que seres pensantes, somos seres deseantes... (Y ya sé que esto no se ha dicho nunca).

Lo que nos mueve es el querer, el deseo de aquello que queremos y no tenemos. (¡Y esto claro que lo saben los creativos publicitarios!)

Ahora, a veces hay para pensárselo dos veces... ¿De verdad lo queremos? ¿Tenerlo va arreglarnos algo?

Quizá sería mejor dejarlo de lado; se tiene que saber renunciar. Si esto ya pasa con las cosas que queremos, imagínate con las cosas que en el fondo no las queremos ni regaladas. (Pasa mucho con las propagandas, tiene que saberse escoger).

En fin, cavilaciones mías, como siempre.


lunes, 17 de agosto de 2015

Hablar de cuadros

Otro tema de qué me gustaría mucho saber algo, y por tanto saber hablar de él en el blog, pero del que no entiendo ni pizca, es de cuadros, de pintura.

Aquí si que se tiene que saber un poco para atreverse tan solamente a abrir la boca: ¡no es como el fútbol!

No diré nada. Sólo que admiro y envidio a las personas que saben apreciar la pintura (y que saben ir a un museo), a les personas que pueden dedicarse a pintar, y a las personas que se pueden dedicar a coleccionar pinturas.

Coleccionar pinturas me parece la máxima cosa agradable que puede hacerse en esta vida, quizá sólo después de coleccionar libros. Pero poseer una obra maestra de la literatura está a mi alcance, y al de cualquiera; en cambio, poseer una obra maestra de la pintura... pues no. Esto es sólo para unos pocos.


Y, personalmente, que quede entre nosotros, pienso que las personas que podrían dedicarse a coleccionar cuadros, pero no lo hacen, y que quizá prefieren, por ejemplo, coleccionar coches caros, pues creo que alguien les ha camelado... ¿De qué sirve tener una fortuna si se tiene la misma instrucción que un carretero?

domingo, 16 de agosto de 2015

Descender

El otro día me hacía eco de aquella frase de Emily Dickinson en qué esta decía que la publicación es la subasta de la mente del hombre... Hoy en día, si viviera hoy en día, y por casualidad viera la tele, seguramente diría que el mundo de los medios de comunicación es el circo, pero no de la mente humana, sino de las tripas humanas.


sábado, 15 de agosto de 2015

Puntualizaciones sin dinosaurio

Ya lo sé, ya lo sé, la edad de piedra humana no coincidió con la presencia de los dinosaurios en la tierra... Pero, si Augusto Monterroso puede hacerlo coincidir en su famosísimo microcuento, pues yo también.

Quizá, por coherencia histórica, ¿debería haber escrito mamut? ¿Me voy a cazar un mamut... ?

* * *

Otro tema es qué, en la edad de piedra, parece que quien cazaba eran los hombres, parece que las mujeres sólo recolectaban. Digo sólo, pero no porqué recolectar sea menos importante que cazar: se tenían que conocer muy bien las plantas (¡qué las hay venenosas!), debían saberse distinguir, se tenía que ser muy observadora; si hoy en día cualquiera de nosotros tuviera que echarse al monte y vivir de recolectar plantas... 

Quizá, por coherencia de género, ¿debería haber escrito que me iba a recolectar... por ejemplo, ortigas? (¡Qué los hombres primitivos se alimentaban de sopas de ortigas!)


En fin.

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(Ahora, tampoco está demasiado claro que todo esto que digo la tenga; coherencia historia, quiero decir.)

viernes, 14 de agosto de 2015

Más sobre el hipertexto

Quizá os preguntaréis dónde está el origen de mi aversión al hipertexto. Fue cuando todavía era miembro de aquel grupo de lectura de Jane Austen. Fui a parar a una edición digital de su obra más importante, Orgullo y prejuicio, no en texto, sino en hipertexto. ¡Quedé horrorizada! Todo lleno de enlaces, que si no clicabas parecía que te perdías algo, y si los clicabas ibas a para a información complementaria, muy interesante, pero que no había escrito Jane Austen, precisamente... Aquello era ilegible; o más que ilegible, inseguible. Pensé que si aquel era el futuro de la lectura estábamos arreglados... ¡Mi Orgullo y prejuicio chapuceado de aquella forma! En fin. Me parece que me voy a cazar un dinosaurio...

jueves, 13 de agosto de 2015

Otra aclaración

También querría aclarar qué quería decir cuando dije que esto de ser considerado el precursor del hipertexto era un honor “dudoso”.

Lo dije porqué por lo que parece navegando por la web, esto del hipertexto estaría considerado la pera en bicicleta, la panacea, la solución a todos los males. No estoy de acuerdo, porqué en el momento de comprender realmente qué dice un escrito, los enlaces a los que clicamos cuando estamos a medio leerlo nos distraen mucho. No se tiene que poder leer bien de ninguna manera con el hipertexto a toda máquina, ahora haciendo click aquí, ahora haciendo click allá.

Estoy de acuerdo con qué se use el hipertexto, claro que sí, es algo contra lo que no se puede luchar, -no querría que pareciera que soy de la edad de piedra-, pero solamente si primero se enseña a leer bien, a concentrarse en lo que dice un texto lineal. Solamente de debería ampliar lo que nos dice un texto escrito cuando se ha captado todo lo qué nos dice este texto escrito, no antes. Esto es un poco difícil de explicar pero espero que se entienda. A mí, a la hora de leer de verdad, el hipertexto me molesta más que me instruye; ahora para ampliar información y saber más, pues es ideal. Es como todo, se tiene que saber usar.

Y si digo que el honor de haberlo inventado es “dudoso” es por esto, porqué me parece que no se sabrá usar o que si se usa será en detrimento de la comprensión verdadera de los textos.

Pero esto es una opinión mía muy personal, ojalá no tuviera razón.


miércoles, 12 de agosto de 2015

...

«La publicación es la subasta de la mente del hombre. Sólo la pobreza justificaría algo tan vil. – Ser conocido (como escritor) es como ser una rana y croar ante la primera charca que te lo pida.» – Emily Dickinson


martes, 11 de agosto de 2015

Aclaración

Ayer medio critiqué a los tertulianos de los medios de comunicación, pero no querría que nadie se me ofendiera. En esto de ser tertuliano, como en todo, todavía hay categorías; hay tertulianos y tertulianos, y medios de comunicación y medios de comunicación.

No es lo mismo la preparación y capacidad de un tertuliano radiofónico, que quizá opina de todo pero sabe de algo, que la de un tertuliano de un programa televisivo, tipo –segur que sabéis nombres de programas de estos-, donde los tienen para opinar de todo, y realmente no saben nada de nada: solamente cotillear y criticar, y cuanto menos saben y más tonterías dicen más sube la audiencia. Ahora, en lo referente a los radiofónicos, los hay que es un gusto oírlos hablar, sobre todo si no gritan.


Puse en el mismo saco realidades de medios de comunicación muy diferentes, y en eso reconozco que quizá fui injusta.

lunes, 10 de agosto de 2015

Hablar de música

Ahora, gracias a tener una conexión a internet más bien pasable, puedo escuchar bastante música. Pero me percato que no hablo demasiado, en el blog, de la música que escucho.

Esto es porqué no me considero preparada para hablar de música. Es un tema que me merece mucho respeto. Y como no podría decir nada más allá de que me gusta escuchar lo qué escucho... Pues prefiero no meterme en camisas de once varas y no hablar de según qué música, que además que con esto de la música y de la música preferida los hay muy susceptibles.

En resumen, que me gusta escuchar música, y todavía me gustaría más que pudiera materializarse un cuarteto de cuerda de carne y hueso y madera en mi comedor... Pero prefiero no hablar de ello, de toda la música que escucho, precisamente, porqué es un tema que me merece mucho respeto, y si bien los medios de comunicación nos demuestran con sus ínclitos tertulianos que saben de todos los temas que no hace falta saber demasiado de nada si sabes opinar de todo, me parece que de esto de la música sí que se debe saber algo, para hablar de ello, y no solamente como simple oyente, como sería el caso.

* * *

Por cierto que, hablando de tertulias radiofónicas, escucharía con deleite una tertulia de músicos en la que se lanzaran los platos por la cabeza y se hicieran quedar mal los unos a los otros como hacen los de las tertulias deportivas o políticas a veces, que según como chispean como el agua con gas... ¿O una tertulia de músicos o críticos musicales nunca lo harían, esto? Que en una tertulia de músicos tendrían más cultura y más saber estar, seguro. Y en realidad las broncas no serían lo que más interesa, espero, en general. Ahora, una tertulia como las deportivas –con su vivacidad pero sin broncas-, hecha por músicos y hablando de música, estaría bien...



domingo, 9 de agosto de 2015

Contra el miedo: el shandismo

Hablo del Tristram Shandy, famoso libro del siglo XVIII, que finalmente he leído (en catalán).

Quizá os esperaréis que elogie su simpatiquísimo sentido del humor. Y es así, este libro te pinta una gran sonrisa en la cara, y te dibuja muchas micro sonrisas que como pétalos de flores van surgiendo durante la lectura...

Pero el libro no va de esto.

* * *

El libro del señor Laurence Sterne va del miedo a la muerte.

No de porqué morimos. Sino de qué debemos morirnos. Todos. Cada uno de nosotros.

Este buen hombre se lo toma con simpatía y buen humor, lo esconde con mil cortinas (¡cortinas!), pero se nota que le da mucho miedo morirse. ¡Y a quien no!

Y es por ello que escribe este libro, porque está asustado.

Y el hecho que fuera predicador, y que en fondo fuera un descreído, acentúa el sentido del humor, pero no rebaja ni un miligramo el miedo.

Este miedo que le hace saltar de un tema  al otro como si fuera un caballo del ajedrez. (Y ello le hace ser el inventor del hipertexto, dudoso honor que la era informática ha magnificado como si hubiera sido una masa enorme de agua y harina esperando crecer por la cocción). Se escaquea, pero que al fin y al cabo su huída siempre le lleva allí mismo, a la misma conclusión, y al mismo miedo.

Su vitalidad saltarina le lleva a la conversación, a la escritura, a reírse del sexo (el humor del libro). Y al miedo. Y es que aunque este es un libro gracioso, y que además cae en gracia, este es un tema del que nunca se ríe. Ni un miligramo. Se puede reír de sí mismo, pero no de la muerte.

* * *

Su libro le ha sobrevivido. Mientras él hace años que cría malvas, que hace años que finalmente ya sabe lo que hay en el otro barrio, que hace años que es seguro que no volverá de más allá para explicárnoslo, su miedo a saberlo (el más universal de los sentimientos), plasmado en este libro, sus chascarrillos sobre lo qué algunos consideran una de las cosas más agradables y alegres del mundo, sus saltitos y su pasmo por todo, le continúan permitiendo hacerse la pregunta indefinidamente mientras haya lectores.


Se podría decir qué... ¿la venció? ¿Él, a quien tanto le asustaba?

sábado, 8 de agosto de 2015

Esto de la inestabilidad...

Esto de la inestabilidad alargaría para un post, o para una serie de posts, pero de momento no sé como enfocarlo: no me siento con fuerzas, de hablar de ello, de momento. Ya se verá.

viernes, 7 de agosto de 2015

Inestable inestabilidad

El otro día decía que este verano tenía la intención de escribir y publicar mucho; era verdad: lo sentía, cuando lo decía. En cambio, ayer mismo decía que no estaba “inspirada” y no escribía nada... También era verdad en su momento. Soy consciente de la contradicción, pero la escritura es así; la escritura es esto.

Ahora, quizá echo la culpa a la escritura, a la falta de inspiración, y lo que tiene realmente la culpa es mi propia inestabilidad.

La escritura es algo que  tiene la ventaja que va bien para reconducir (o reconciliarse con) la propia inestabilidad.


jueves, 6 de agosto de 2015

...

«¿Y la inspiración? Si a uno viene a ayudarle la inspiración...

Esta señora llama a la puerta o pasa de largo [...], creo poco en sus gracias. Y  a lo mejor prefiero no creer. Porque vaya plan, que lo que uno firma se lo escriba otro, un soplo que viene de arriba, un dictado...»

Antonio Pereira
Sobre penas (y algunos gozos) de la creación literaria

(en cambio yo sí creo en ella. Y es por ello que hoy publico esto. No estoy inspirada.)

miércoles, 5 de agosto de 2015

...


«Nosotros somos los culpables de esta destrucción, los que no hablamos su lengua ni sabemos estar en silencio. Los que [no] llegamos en barco, los que ensuciamos de polvo sus portales, los que rompemos sus alambradas. Los que venimos a quitarles el trabajo, los que aspiramos a limpiar su mierda, los que anhelamos trabajar a deshoras. Los que llenamos de olor a comida sus calles tan limpias, los que trajimos violencia que no conocían, los que transportamos sus remedios, los que merecemos ser amarrados del cuello y de los pies; nosotros, a los que no nos importa morir por ustedes, ¿cómo podía ser de otro modo? Los que quién sabe qué aguardamos. Nosotros, los oscuros, los chaparros, los grasientos, los mustios, los obesos, los anémicos. Nosotros, los bárbaros.» - Yuri Herrera - Señales que precederán al fin del mundo

martes, 4 de agosto de 2015

El espectáculo del drama

Escucho por la radio la noticia de un drama humano, uno de los muchos desastres humanitarios que se permiten en nuestro mundo. Me horroriza, pero no quiero hacer el típico post sobre la maldad el mundo, la mezquinez de la vida, la inquinia de las personas... La mala literatura está llena de sentimientos nobles, y solamente con sentimientos nobles no se arregla nada. Y, además, ¿qué podría hacer, yo? Se hace como todo el mundo, se mira hacia otro lado, y ya está.

Un ciudadano europeo que escucha una noticia como esta (que se la encuentra entre las rebanadas de su desayuno), puede sentirse horrorizado, pero continua con sus vacaciones... para comer le espera una paella y... Mientras pasa todo esto a pocos kilómetros; y tampoco podría hacer nada.

Se pueden tener los sentimientos nobles que se quiera, pero el mundo continua igual, las crisis humanitarias continúan igual, y continuamos incapaces de hacer nada.

* * *

Una vez alguien dijo que la única forma de hacer un mundo mejor es hacer aquello que nos gusta...

Ojalá fuera verdad, y solamente leyendo y escribiendo se pudiera hacer de verdad un mundo mejor...

Y esto sin querer ser una escritora comprometida, figura que admiro mucho, pero que ha daría miedo ser. (Hay países en los que ser un escritor comprometido es chungo). Y, además, es duro decir esto, pero la mayoría de escritores a los que admiro (como escritores), no lo eran, de escritores comprometidos... más bien... en fin.

Admiro mucho la valentía de todo aquel/la que se compromete con una causa justa en la que cree, pero yo quiero ser escritora antes de estar comprometida con ninguna causa, por justa que sea. Quiero estar comprometida con la escritura misma. No sería sincera si no reconociera mi egoísmo en esto, egoísmo que llega más allá de cualquier causa noble. Además, siendo un ama de casa, ¿qué se les puede decir a todos estos del poder que por vergüenza de todos permiten tantas cosas?

No sé si la escritura a secas, la escritura no comprometida, puede ayudar a hacer un mundo mejor, pero a mí me ayuda mucho. No escribo para luchar por un objetivo, sino por la expresión, por la escritura misma, y por la minúscula lucha personal de levantarme cada mañana.

Que ahora existan los blogs y esto salga a la luz es casual: estuve muchos años escribiendo solamente para mí misma. Cuando escribía para  mí misma no me esperaba nadie, al final de mi escritura. Ahora, en el blog, me espera todo el mundo y continua sin esperarme nadie al mismo tiempo.

Ojalá no hiciera falta escribir sobre la maldad, la iquinia, la mezquinez... Y aunque me corroan unos sentimientos nobles completamente inútiles antes estas catástrofes que afectan seres humanos, la realidad es otra cosa, y solamente con sentimientos nobles no se va a ninguna parte ni se arregla nada.

Y sé perfectamente, aunque me duela, que para escribir algo bueno de verdad, alguien que escribe tiene que saber desprenderse de escribir solamente con sus sentimientos nobles, porqué un ser humano puede ser bien, pero también puede ser mal, y se necesita lo peor de uno mismo para conseguir lo mejor. Luchar para conseguir una imagen justa del mundo (lo que debe hacer todo aquel quien escribe) es muy complejo, y no es lo mismo que luchar para conseguir un mundo más justo. Aunque sean cosas que se parezcan y a veces se confundan, hay entre ellas una diferencia sutil.


lunes, 3 de agosto de 2015

La historia del perfil en mi blog

Quizá os habéis preguntado alguna vez porque yo no tengo un perfil mío en el índice de mi blog... (Ni lo he tenido nunca).

Una vez alguien definió mi blog diciendo que cada post era un perfil... Eso me gustó y me encendió la bombilla...

... y me hizo percatar que no me había planteado eso del perfil porqué mi vida no puede ser esquematizada en un perfil... y creo que la de nadie...

La idea es que todo lo interesante que podría explicar el perfil se vaya deduciendo a medida que escribo posts... El conjunto de los posts serán, el día de mañana, el auténtico perfil. Esta sería la intención, como mínimo: no necesitar un perfil que me describa porqué ya sea la escritura misma la que hable de mí...


domingo, 2 de agosto de 2015

Un viaje accidentado

¿Os lo imagináis? Alguien se va de vacaciones a un lugar lejano, muy lejano, y se queda tirado durante horas en un aeropuerto, y me dice: “He pasado todo este tiempo leyendo tu blog, todos los posts, con el móvil en la mano, ha sido fantástico, me he entretenido mucho”. Ya lo sé, solamente se trata de una fantasía. Inofensiva, espero: no deseo que nadie se quede tirado en ninguna parte. Pero, claro, si alguien tiene tiempo por delante, una buena conexión y no mucho por hacer... ¿Por qué no tiene que ser posible que este alguien se dedique a leer mi blog? (Y aunque fuera sin decírmelo...) ¿Se trataría solamente de una fantasía locuela?

sábado, 1 de agosto de 2015

Empiezan las vacaciones

Hoy es primero de agosto, el día por antonomasia en el qué empiezan las vacaciones.

Por la idiosincrasia de mi relación con la escritura yo no hago vacaciones de escribir y publicar durante el mes de agosto; más bien con la claridad y el sol tengo más ganas de escribir y publicar que nunca.

Pero no espero que, si vosotros os vais de vacaciones, y habéis ido allá donde sea a desconectar, me continuéis leyendo durante las vuestras, de vacaciones.

Yo continuo al pie del cañón, pero os doy permiso para olvidar mi blog hasta el mes de septiembre.


¡Qué tengáis unas buenas vacaciones!