El otro día decía que este verano tenía la intención de escribir y publicar
mucho; era verdad: lo sentía, cuando lo decía. En cambio, ayer mismo decía que
no estaba “inspirada” y no escribía nada... También era verdad en su momento.
Soy consciente de la contradicción, pero la escritura es así; la escritura es
esto.
Ahora, quizá echo la culpa a la escritura, a la falta de inspiración, y lo
que tiene realmente la culpa es mi propia inestabilidad.
La escritura es algo que tiene la
ventaja que va bien para reconducir (o reconciliarse con) la propia
inestabilidad.
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