viernes, 24 de diciembre de 2010

Las siete vidas de la piel

I

Tener una piel joven y luminosa, sin arrugas ni manchas, se ha convertido en el principal objetivo de belleza de las mujeres y también de cada vez más hombres, a cualquier edad.

Para tener una piel sana e hidratada: lo importante es no agredirla. La agrede el sol (ponerse moreno, ya que el bronceado es un mecanismo de defensa) y la agreden los detergentes y jabones (que rompen el manto hidrolípico que protege la piel y la resecan). Estar muy a menudo al aire libre o un exceso de higiene envejecen. Ducharse deshidrata, entre los jabones y los geles de baño (los geles del super son detergentes) y el agua potable de nuestros grifos, que es calcárea o “dura”: lo ideal sería poder ducharse con agua termal o mineral y con un gel de baño de farmacia. Haría falta ponernos unos guantes cada vez que tuviéramos que lavar los platos o limpiar usando detergentes, jabones o legías. (Es mejor un gel de baño de farmacia barato que un gel de baño detergente de supermercado caro.) Al gel de baño de farmacia se le llama gel dermatológico.

Lugares donde la radiación solar es máxima: en alta mar, en la montaña y en los trópicos. En los países mediterráneos, el sol pica de marzo a septiembre, principalmente desde las 12 del mediodía a las 5 de la tarde.

El 70% de las mujeres españolas no se cree el mito de la “belleza en un tarro” que representan las cremas de perfumería, y muchas sólo usan remedios caseros. El aceite de oliva tiene muy buena prensa. Respecto a los trucos de belleza caseros, yo no soy partidaria de echar a perder comida habiendo en las tiendas productos específicos, pero cada cual puede hacer lo que quiera. Hay quien dice que nada de lo que puedas ponerte “por fuera” puede hacerte demasiado efecto... que se debe cuidar la piel desde dentro, con una nutrición adecuada y bebiendo la suficiente agua. Eso está muy bien, pero las agresiones del sol y de los detergentes actuan “desde fuera”... y si las agresiones hacen efecto “desde fuera”, la protección también puede hacer efecto “desde fuera”.

Conviene usar una crema hidratante de farmacia, aunque no es necesario hacerlo cada día, con una vez a la semana es suficiente, y una crema solar con un factor de protección alto (también de farmacia) si vamos a pasarnos mucho rato al aire libre. Las cremas deben repartirse por la cara, el cuello, el escote y las manos después de haberlos lavado (con agua termal o mineral o con un gel adecuado), ya que si hay suciedad o los poros están obstruídos no penetra tanto. Debe repartirse con un masaje suave, con los dos dedos interiores de la mano, en la dirección del estiramiento facial.

A la hora de escoger una crema hidratante hemos de fijarnos en que contenga silicio orgánico, es decir, sustancias vegetales procedentes de las plantas. No hemos de dejarnos engatusar por las cremas de polvo de oro, de perlas o de diamantes, porqué sólo nos están vendiendo lujo a un precio muy caro, no efectividad. Lo que funciona son los extractos vegetales.

Conviene beber agua suficiente y alimentarse adecuadamente, tomando alimentos frescos y mucha fruta y verdura, aunque haría falta no olvidarse de los hidratos de carbono ni de las proteínas, ni tampoco de las grasas, que también son necesarias. Se debe encontrar un equilibrio, comiendo de todo y no renunciando a nada pero sin cometer excesos. Algo que sería necesario evitar es la bollería industrial y la comida rápida; la comida casera preparada por vosotros mismos con productos de calidad es lo más aconsejable. Es preferible ahorrar en el “ir bien vestido” antes que ahorrar en comida. Es preferible ir al mercado y a la carnicería antes que comprar según qué en el super. Fumar y beber alcohol o mucho café no es nada bueno para la piel. No está sometido a estress también contribuye a tener un buen tono de piel. El estress hace que almacenemos más grasas y estimula las glándulas sebáceas (hace tener la piel más grasa). Tener la piel grasa a una cierta edad no es necesariamente malo, porqué es en las pieles resecas donde se notan mucho más las arrugas. Así y todo el estress haría falta evitarlo, porqué afecta nuestro tono vital.

Así como la crema hidratante y el gel de baño es mejor comprarlos en la farmacia que en la perfumería o en el super, los suplementos vitamínicos, hierbas y cápsulas para adelgazar, cuidar la piel y tener energía que venden en las farmacias y parafarmacias normalmente no hacen nada, y si tiene algún efecto es malo para el organismo. De lo que prometen se podrían tener los mismos efectos con una nutrición equilibrada. Si llevas una nutrición equilibrada no necesitas iogures para ir de vientre ni alzapiles.

Cuidar la piel en los viajes: ir con avión reseca la piel; los cambios de agua resecan la piel, la contaminación ensucia la piel. Lo ideal sería poder lavarse la cara con agua termal o mineral para calmar la piel durante un viaje.

Lo que no se le debe hacer jamás de los jamases a la piel: ¡exfoliarla! La exfoliación es una agresión. En la exfoliación se trata de regenerar la piel. Las celulas de la piel tienen la posibilidad de regenerarse un número limitado de veces en una vida humana. La piel de las personas mayores ya se ha regenerado muchas veces, y por ello ya no tiene tan buen aspecto. Si provocamos que la piel se regenere de una manera no natural (que es lo que hacemos con la exfoliación), sí, tenemos una nueva capa de piel fresca en aquel momento, pero lo obtenemos a costa de gastar una “vida” de la piel, una regeneración. Si la regeneramos demasiado a menudo, tendremos mucho antes de lo habitual una piel que se ha regenerado demasiadas veces, y por tanto envejecida. No hemos de exfoliar jamás la piel, pero si lo hacemos conviene usar una crema hidratante de farmacia después de haberlo hecho en toda la zona exfoliada.

Cosméticos: lo que va mejor es no maquillarse nunca, pero si no hay más remedio que hacerlo es indispensable limpiarse la piel de la cara con una toallita húmeda antes de irse a la cama. ¡Jamás de los jamases ponerse a dormir con la piel sucia de maquillaje! Es aconsejable aplicarse una crema hidratante de farmacia antes de ponerse el maquillaje y también una vez nos hemos desmaquillado. El maquillaje reseca la piel.

Si nos ponemos muchas cremas o nos maquillamos, conviene dejar descansar la piel de afeites un día a la semana, para que respire.

Romperse los granos indiscriminadamente puede dejar manchas oscuras, sobre todo en una piel madura. (Normalmente las manchas oscuras las dejan el sol, los medicamentos o los embarazos.)

Los embarazos o los cambios bruscos de peso también pueden dejar estrías. Para evitar las estrías conviene cambiar de peso gradualmente. También hay quien se embadurna de cremas anti-estrías de farmacia; no sé si van bien, milagros seguro que no hacen. Os aseguro algo: si alguien está realmente interesado en vosotros, no se dará cuenta de vuestras estrías.

A la hora de secarse la piel con la toalla conviene no rascarla ni frotarla con vigor ni estirarla, sobre todo la de la cara. Es necesario secar la piel presionando repetidamente de manera suave o dándole golpecitos blandos con la toalla. Para la cara conviene tener una toallita pequeña y siempre limpia y suave que se use solamente a propósito para eso.

El cabello: es una prolongación de la piel; el cloro de la piscina y el sol, la arena y la sal de la playa lo agreden mucho. Las planchas y los secadores, los tintes, decoloraciones y permanentes, también lo agreden enormemente. El secador sólo debería usarse en invierno, cuando saliendo a la calle con la cabeza húmeda corremos el riesgo de pillar un resfriado; en verano no hace falta, y si tenemos el cabello muy corto tampoco hace falta usarlo nunca, si no somos frioleros; las otras cosas de la lista conviene evitarlas tanto como podamos, aunque soy consciente que un tinte no siempre puede evitarse. Para no agreder tanto el cabello con el secador puede usarse un secador iónico; no he tenido ninguno entre las manos, pero se ve que a la hora de cuidar el cabello van muy bien. Si tenemos el cabello largo conviene usar un cepillo de fibras naturales, de cerdas de jababí, si puede ser, que no agreden tanto la melena. Para dar forma al cabello con un secador un cepillo sintético ya nos sirve, pero darle forma es una agresión a nuestra melena.

Las buenas peluqueras aconsejan lavarse el cabello sólo una vez cada dos días. Lo mejor es lavárselo con un champú de farmacia que no lo agreda. Los champús del super dejan el cabello maravillosamente acabado, son casi cosméticos, pero son muy agresivos, son detergentes. Un champú de farmacia (de tensoactivos suaves) quizá no nos dejará el cabello tan cosméticamente acabado pero nos lo cuidará mucho mejor. Lo ideal sería poder lavarse el pelo con agua termal o mineral. Un truco: si algún día hemos de ir a algún lugar especial, necesitamos estar guapas y vivimos en un lugar de aguas calcáreas o “duras”, va bien enjabonarse los cabellos y aclararlos usando una botella de agua mineral o de agua destilada. ¡Quedan estupendos!

Si tenemos el cabello graso no hace falta usar acondicionador ni mascarilla, la misma grasa que produce el cuero cabelludo tendrá una función de lubricación y protección si nos lo lavamos como muy a menudo cada dos días o menos; si lo tenemos seco, rizado o grueso sí que es aconsejable aplicarse acondicionador al lavárselo –como mucho cada dos días o menos a menudo- y una mascarilla una vez por semana. No sé cuales son los productos más adecuados: deberíamos dejarnos aconsejar en la elección por una peluquera de confianza que entienda del asunto y que no vaya a comisión. Eso también debemos hacerlo a la hora de escoger un tinte.

Si nos lavamos el pelo cada dos días o menos a menudo (algo que va muy bien, por ejemplo, si tenemos tendencia a que nos caiga o tenemos algún claro), observaremos que se nos vuelve más poblado. Pero existe el pequeño inconveniente de que cada dos días no tendremos el cabello perfecto para ir a según donde: no estará sucio, pero tampoco perfecto, estará grasiento, aunque sea por la grasa natural del cabello, que es lo que tiene la función de protección precisamente. Los días que no tengamos el cabello perfecto podemos usar el truco de Grace Kelly cuando no tenía el cabello perfecto: llevar el cabello recogido (en un moño o en una cola de caballo). Eso, sobre todo si tenemos el cabello muy largo, dará un aire “chic” y glamouroso a nuestro pelo untuoso y romperá la monotonía de nuestra imagen.

Lavarse los dientes: conviene hacerlo cada día, pero con una vez es suficiente. Hacerlo demasiadas veces al día rompe el manto hidrolípico de la boca, que también tiene una función de protección. Lo que va mejor es hacerlo después de cenar, quizá no en seguida sino cuando ya no tenemos el buen sabor de la comida a la boca; antes de ir a dormir, porqué la caries actúa mientras el cuerpo descansa. Conviene cambiar de cepillo de dientes cada tres meses. (Los cepillos de dientes que limpian la lengua (¡!) o los cepillos de dientes electrónicos sólo se los compran los que no tiene la costumbre de lavarse los dientes regularmente y se sientes culpables.) Una vez a la semana va bien hacer gárgaras con uno de aquellos líquidos azules, verdes o rojos, como prevención contra el sarro.

Para tener un buen tono de piel hace falta llevar una vida sana (sin alcohol ni tabaco ni drogas) y no sedentaria: es decir, caminar con regularidad (no hace falta machacarse en el gimnasio, con una paseadita al día es suficiente), y hace falta dormir como mínimo ocho horas de manera continuada cada noche, y hacer una siestecita de veinte minutos o media horita a mediodía si es posible. La buena vida activa.

El principal truco de belleza tanto para una mujer como para un hombre, tanto para alguien viejo como para alguien joven, es sentirse amado o amada.

II

Tener sobrepeso es tan malo como fumar, pero empezar cada quince días un régimen espartano que nos hacemos nosotros mismos y que no somos capaces de mantener no es muy inteligente que digamos... Intentar dejar de fumar y fracasar en la empresa cada quince días tampoco es muy inteligente. En general, ganaremos mucho más si aceptamos de una vez por todas que tenemos sobrepeso o que fumamos y que eso es malo para nosotros pero no somos capaces de arreglarlo, es decir, si nos aceptamos a nosotros mismos tal y como somos con alegría, que no castigándonos o sintiéndonos culpables indiscriminadametne sin que eso produzca ningún otro efecto práctico que hacernos sentir mal y hacernos desear comer o fumar todavía más para aliviarnos de la tensión que nosotros mismos nos producimos con el sentimiento de culpa. Hemos de ser conscientes de si el sobrepeso o el hecho que fumemos es una excusa que utilizamos para castigarnos a nosotros mismos y hacernos sentir poco dignos de ser queridos, o hay una voluntad real de cambiar la situación. Si lo hemos probado infructuosamente más de quince veces no hay voluntad real de cambiar la situación, por más que nos engañemos pensándonos que sí... Es la mentalidad de nuestro mundo judeo-cristiano la que nos hace pensar que cuanta más penitencia hagamos y más nos castiguemos (régimenes, gimnasios...) más dignos de ser amados seremos, y que para ser dignos de ser amados lo hemos de pagar y hemos de esforzarnos a veces contra nosotros mismos... Para ser amados hemos de esforzarnos, pero no en nuestro físico. Ahora ya no se va al confesionario y te ponen una penitencia, pero se conserva la mentalidad de “hacer penitencia”: ahora se va al dietista o al gimnasio a purgar los “pecados”. Antes de empezar una cosa de estas, deberíamos sentarnos y reflexionar de qué queremos ser perdonados. Sentarnos en silencio sólo a pensar es algo que deberíamos hacer de vez en cuando, aunque no queramos reflexionar sobre eso en concreto. Saber pasar un rato al día solos en silencio deberíamos saber hacerlo a menudo para encontrarnos a nosotros mismos.

Consolémonos pensado que seguramente el sobrepeso o el fumar no son los peores defectos o las peores debilidades que tenemos, y que para ser queridos de verdad el hecho que fumemos o que estemos gordos no tiene nada que ver. ¿Vosotros creéis que estas modelos que venden la imagen de su cuerpo perfecto a las revistas son queridas de verdad? Que ligan más que vosotros o que ganan mucho más dinero no lo dudo, pero yo no hablo de eso...

En referencia al alcohol, es bien sabido que beber vino con la comida o tomar una cervecilla de vez en cuando puede alegrarte la vida. Se ve que lo que es realmente malo para el cerebro son las borracheras de destilados de grado. Beber con moderación puede ser bueno, pero, ¿cuántas personas saben beber con moderación?

(Hablando de estiramientos faciales: no aconsejo hacerse un lifting quirúrgico ni inyectarse botox a no ser que vivas de eso y te obliguen: primero porqué queda la cara como de cartón, pierde la expresividad natural, y luego porqué al cabo de un tiempo todo vuelve a caer igual, quedando mucho peor de cómo estaría si no se hubiera tocado nada. A este momento se le llama “la hora de la momia”... Además, siempre podrán saber la edad real que tenéis mirándoos el dorso de la mano. ¿Alguien ha visto el dorso de la mano de Cher? Ahora, la ciencia avanza que es una barbaridad... quizá de aquí a unos años esto estará tan perfeccionado que valdrá la pena, pero de momento no lo aconsejo, estas operaciones son un apaño contrahecho, sobre todo si no son todo lo caras que deberían ser. Un famoso puede pagar mucho y consultar los mejores especialistas para que le quede realmente bien, y no siempre le queda realmente bien. ¿Podéis hacer lo mismo vosotros?)

En general, no aconsejo ningún tipo de operación de cirurgía estética. Las operaciones de estética son un síntoma de problemas de autoestima. Una operación no os curará las heridas del alma. Para ello es mejor un buen psiconálisis, pero sin permitir que el psicoanalista tome el control de vuestra vida y os diga lo qué debéis hacer.

Nuestra piel refleja todos los excesos a los que sometemos nuestro cuerpo. La clave no está en cometer los excesos y luego intentar paliarlos con operaciones, gimnasias, tratamientos o maquillaje, sino que se trata de no cometer estos excesos de buen principio. Más vale prevenir.

Antes que sea necesario un estiramiento facial, algo que iría muy bien hacer es no ir a la playa, o no ir cuando la insolación es máxima. Ir a la playa y pasarse horas bajo el sol semi-desnudo es una agresión absoluta a la piel, una de las cosas que más la hacen envejecer. Ahora, ya entiendo que renunciar a ir a la playa es algo que os puede hacer parecer extraterrestres... pero un extraterrestre sin arrugas prematuras. (Uno de los secretos de la perfección de la piel oriental es que a los orientales no les gusta el sol.) Evidentemente, cuando os hagáis viejos tendréis arrugas aunque no hayáis ido jamás a la playa; yo os hablo de no tenerlas antes de tiempo. (Os aconsejo que, si al final decidís no ir nunca más a la playa y no poneros nunca más morenos para proteger vuestra piel, matengaís la decisión en secreto y no se la expliquéis a nadie. Dependiendo de en qué ambientes os mováis, nadie, absolutamente nadie, no lo entenderá o se le ocurrirá que puede funcionar mínimamente, a no ser que sea una persona un poco leída. Y muchas no las hay. Simplemente hay gente a quienes la posibilidad de no ir a la playa no le entra a la cabeza.) O podéis ir a la playa, pero siendo conscientes que los baños de sol envejecen; ahora, luego no perdáis el culo tras las cremas anti-arrugas... También se ha de tener en cuenta que tomar el sol con moderación es recomendable para que el cuerpo produzca una vitamina que necesita y que influye en el estado de ánimo. En eso vosotros mismos tenéis que saber encontrar vuestro equilibrio. Todos los excesos son malos.

No diré que mirar menos la televisión y leer más va bien para el cutis porqué no está demostrado científicamente, pero sino también lo diría... en general, hacer trabajar el cerebro leyendo o estudiando nunca está de más. Pero hacerlo para vosotros mismos, no porqué alguien os diga que debáis hacerlo. Más que saber muchas cosas o tener muchos títulos, lo que hace falta es aprender a esforzarse útilmente para conseguir lo que queréis, no a castigarse con un trabajo duro y frustrante que no te llevará a ninguna parte. Hacer las cosas con ganas y con el corazón, como si danzáramos, ayuda mucho a conseguir resultados, y el secreto del éxito de muchas personas es que están haciendo lo que realmente les gusta. Hablar con alguien que nos escuche también va muy bien. O escuchar nosotros. Es muy difícil encontrar a alguien que realmente nos escuche, y la gente que sabe escuchar siempre se encuentra en una situación de ventaja a la hora de manipular a los demás. Probad de escuchar a la gente de vuestro alrededor y ya sabréis decírmelo... En una primera cita, quien más habla es quien más tiene que perder.

Sé que, cuando se tiene un trabajo muy cansado o estresante que agrede física o psicológicamente y que exige mucho, no es fácil llegar a casa el fin de semana o el día de fiesta y no ponerse a beber o a mirar la televisión compulsivamente para desahogarse. Simplemente queremos desconectar y no pensar. Un caso extremo es el que describe el escritor Jack London en Martin Eden, donde un trabajo embrutecedor y extenuante hace correr al protagonista al bar a fundirse lo poco que gana para desahogarse de la tensión acumulada. Quizá sin llegar a estos extremos, muchos de los trabajos que nos vemos obligados a tener hoy en día ya lo son, eso. Estos consejos son por si tenéis un trabajo que os realice. Si no es así, yo no soy nadie para daros consejos sobre como debéis cuidados, porqué suficiente pena tenéis y estáis en vuestro derecho de tirarlo todo por la borda y estropear vuestra vida tanto como podáis bebiendo, mirando la televisión o haciendo la actividad compulsiva que os haga falta.

III

(fragmentos extraídos del libro Como ser adorable según Audrey Hepburn)

«Para conseguir unos labios atractivos di palabras de ternura.

Para conseguir unos ojos preciosos, busca aquello que hay de bueno en las personas.

Para conseguir una silueta esvelta comparte tu comida con los que pasan hambre.

Para tener un cabello bonito deja que una criatura te pase los dedos por él una vez al día.

Para tener una buena figura camina sabiendo que nunca caminas solo.

Las personas, mucho más que las cosas, deben ser restauradas, revividas, reclamadas y redimidas: nunca menosprecies a nadie.

Recuerda, siempre que necesites una mano que te ayude la encontrarás en el extremos de tu brazo. Cuando vayas envejeciendo descubrirás que tienes dos manos, una para ayudarte a ti mismo y la otra par ayudar a los otros.

La belleza de una persona aumenta con el paso de los años.

La belleza de una persona no está en las facciones de su cara, su verdadera belleza se refleja en su alma. Permanece en la cura que da con amor, en en la pasión que demuestra.

La belleza de una persona no está en la ropa que lleva, la figura que tenga o en como se peine. La belleza de una persona hace falta buscarla en sus ojos, que son la puerta de acceso a su corazón, el lugar donde reside el amor.»

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