martes, 30 de junio de 2015

Con Stendhal (II)

(en el que sigue la discusión sobre Roma, Nápoles y Florencia, de Stendhal)

De este viaje de Stendhal por Italia también me llama la atención la música que nos explica que escucha, los cuadros, las estatuas y los frescos que va a ver expresamente, y lo que nos explica de las iglesias, de las que dice que son un buen refugio para escribir porque no hay insectos, en ellas no hace calor, y están más limpias que otros lugares.

(Por ello me recuerda un poco al protagonista de El sexto sentido, que también se refugiaba en iglesias, pero por motivos diferentes).

La música que pudo escuchar en directo Stendhal en los teatros de ópera italianos de la época debía ser una cosa extraordinaria, aunque él era un oyente muy exigente; un poco tiquismiquis, si queréis.

Y pudo ir a ver cuadros y estatuas y frescos sin aglomeraciones turísticas; aunque de viajeros siempre haya habido, el turismo todavía no se había inventado.

También se nota que había leído mucho para preparar este viaje, y no guías turísticas, precisamente; había leído muchos libros sobre arte y sobre la historia de Italia. A veces nos parece un viaje más escrito y leído que vivido... Para él Italia era un estado de ánimo que llevaba muy adentro, y esta idea tan excelsa de Italia a veces no la comparte ni con los mismos italianos, que están allí en su día a día indiferentes a su mirada y a la grandeza que se les atribuye... mientras él está en su mundo interior. Cosa que, claro, será lo que le permitirá finalmente poder escribir un libro como este, y como los otros que escribirá más adelante.


lunes, 29 de junio de 2015

Con Stendhal (I)

Ya hace unos días que acompañé a Stendhal por la explicación muy imaginativa que hace de un viaje que hizo por Italia. El libro se titula Roma, Nápoles y Florencia, y se trata de un viaje que él hizo y puso por escrito con mucha inventiva ahora hará unos doscientos años, más o menos.

Por todas partes, el libro rezuma admiración por las personas de este país, y, sobre todo, por como actúan estas personas en el amor, lo pasionales que son, principalmente las mujeres.


Da la impresión que Stendhal cree que lo que es amar (lo qué quiere decir de verdad este verbo), solamente lo saben en Italia. En Italia, ¡donde amar es tomarse las cosas del corazón con este tremendismo que él disfruta tanto explicándonos! Él cree que esto sí que es realmente amar..., y yo no me atrevo a contradecirlo... ¡Está tan convencido de ello!

domingo, 28 de junio de 2015

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«La falta de creación de verdaderos lectores. Casi nadie se ha acordado de crear las bases para formar amantes reales de la lectura.» - Winston Manrique Sabogal – El País

sábado, 27 de junio de 2015

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«Las novelas deben ser fáciles de leer y difíciles de entender.» - Milan Kundera

viernes, 26 de junio de 2015

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«El poeta ha de ser joven y el novelista, viejo.» – (tópico)

jueves, 25 de junio de 2015

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«Cuando se trata de creatividad, es una cuestión de aislamiento. Se deben impedir las influencias de fuera, cerrar los televisores, cerrar la radio, huir de la gente; para que no te bombardeen. – Yo estoy completamente o casi completamente realizado con este proceso creativo, porque me parece que los seres humanos no nos realizamos de verdad hasta que no creamos, hasta que no hacemos algo sin que nadie no nos lo haya dicho, que no hemos leído o que todavía no sabíamos. Y hacemos algo que es realmente nuestro.» - Yanni

miércoles, 24 de junio de 2015

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«Pasé quince años esperando a que el Cuarteto de Alejandría llegara. Recibí señales que anunciaban que venía, fue una especie de sentimiento premonitorio de que un día uno iba a poner toda su fuerza en un golpe particular.  Pero había que ser paciente y esperar y dejar que se formara y no moverlo cuando estaba en la primera etapa gelatinosa y podía uno arruinarlo trabajándolo antes de tiempo.  Eso explica por qué he permanecido tanto tiempo en el servicio diplomático, escribiendo otras cosas para mantener la máquina funcionando pero esperando pacientemente, hasta que de pronto sentí que había llegado y ¡pum!» -  Lawrence Durrell

martes, 23 de junio de 2015

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«Hay personas que pasan más tiempo y dedican más esfuerzos a planificar sus vacaciones que a planificar su vida.»


(frase oída por la radio)

lunes, 22 de junio de 2015

Tolerando la individualidad

La gente acostumbra a decir que viaja para conocer otras culturas. Pero eso en realidad no es así, porqué si fuera así de verdad, seríamos una sociedad mucho más tolerante. Y no lo somos, de tolerantes, en el fondo.

Se viaja por otras causas, con otras consecuencias; por consumismo, si queréis, por turismo,

pero no para encontrar aquello que se llama “alteridad”, el otro, los otros; sobre todo cuando estos otros no son “de los nuestros”.

Hacer turismo está muy bien, pero no es viajar.

domingo, 21 de junio de 2015

Los libros buenos

Leer best-sellers no sería ningún mal. El mal sería esperar que nos guíen (o que nos proporcionen respuestas, que nos digan la verdad) como lo haría un libro bueno. (Y eso teniendo en cuenta que hay best-sellers que son libros buenos).

sábado, 20 de junio de 2015

Catarata de anuncios

Como habréis notado, estos días estoy hablando mucho de viajes, y en cambio yo no he viajado desde hace muchos años y este verano tampoco viajaré... ¿Por qué pienso tanto en viajes, pues?

A mí me parece que es por culpa de las propagandas de la radio. Durante esta época del año están on fire escupiendo anuncios de lugares turísticos... Se hacen un poco pesados.

Es difícil no dejarse comer el coco por ello, sobre todo si no se va a ninguna parte.


viernes, 19 de junio de 2015

Más sobre leer y viajar

Sobre esto de leer best-sellers para preparar viajes, también está lo de las rutas turísticas con los lugares unidos bajo un epígrafe concreto sacado de alguna obra novelesca que ha tenido mucho éxito, como por ejemplo la ruta por los castillos de los cátaros que se puso de moda hace tiempo, basada en unos best-sellers muy famosos; o la ruta por los lugares de la capital catalana donde transcurre la novela La sombra del viento; o las visitas a las casas o las tumbas de algunos escritores.

Pero esto ya no es leer el libro para preparar superficialmente el viaje, sino que es haber leído el libro, o al escritor, haberte gustado, y querer continuar la historia yendo a los lugares donde este/a respiró, para sentirte más cerca de él.

Es una especie de fetichismo, ya lo sé, y muchas veces aquello que habíamos leído es solamente una excusa para ver mundo, porqué donde realmente se encuentra a un escritor es en sus obras; el lugar donde este respiró puede ser que ahora no tenga nada que ver con como eran las cosas en el tiempo en qué vivió allí tal escritor o donde está ambientada tal novela. Aquí ya es poner a trabajar la imaginación de cada cual.

Tampoco he entendido nunca esta idea de ir a las tumbas de los escritores, pero en fin, hay quien encuentra en ellas inspiración y comunión con la persona que ha escrito aquello que tanto le ha gustado.

* * *

Supongo que si tuviera que hacer algún tipo de turismo – si no hubiera más remedio- el que más me gustaría sería este relacionado con los viajes que tengan que ver con algún libro o alguna ruta literaria, o en ir a librerias. Aunque, ya digo, pienso que un autor se encuentra en sus obras y que los mundos novelescos – sobre todo los de los best-sellers -, no suelen aguantarse fuera de las novelas; todo ello sería solamente una excusa para ver mundo. (Que no está nada mal, correr mundo... Pero no sería precisamente lo mío...).


jueves, 18 de junio de 2015

Viajar y leer, leer y viajar

Una vez leía que alguien tenía previsto hacer un viaje de pocos días a un país asiático muy lejano. Decía que antes de ir allí se leería una novela corta que le había llamado la atención en las listas de best-sellers, ambientada allí, para prepararse para ir. Habiendo leído aquello se consideraba preparado para ir (¡y para entender!) aquel país asiático tan lejano.

(No sé quien era que decía que antes de ir a aquel país asiático tan lejano tendría que pasarse diez años estudiando su religión, ¡y todavía!)

Esta persona del viaje turístico, después no escribió nada de todo aquello. Me parece que la polución, la mala educación de la gente, y el hecho de que hubiera tanta y tanta gente, aquel hormigueo constante, no le gustaron demasiado. No estaba preparado para aquello, quedó apabullado por las diferencias con su mundo occidental.

Como que no podía escribir que el viaje la había gustado mucho, prefirió no escribir nada sobre él. En realidad sentía que había hecho un viaje allí pero que no había entendido nada. Había quedado desagradablemente sobrepasado por todo aquello. No era que aquel país asiático tan lejano no fuera bonito, pero sentía que se había llevado de él una imagen muy superficial; lo que suele pasar en los viajes turísticos...

* * *

El otro día también leía de unos que querían ir este verano a una isla del mediterráneo, y se llevaban unos libros para leer allí de un autor de best-sellers de aquella isla, las aventuras de un comisario muy famoso. ¿De verdad creían que el hecho de haber leído aquello les ayudaría si se encontraban la auténtica manera de vivir de allá, más allá de las rutas turísticas? (¡!) ¿Qué a través de leer los best-sellers ambientados allá verían el lugar real, tal como es, más allá del cliché? Pues sí, ¡se lo pensaban! ¡Estaban convencidos de ello! (¿?)

* * *

Yo creo que si a alguien le gusta hacer turismo ha de poder hacer turismo, y si alguien le gusta leer, pues leer. Incluso podrían combinarse ambas cosas. Pero de lo qué yo no soy partidaria es de confundir la lectura de un best-seller con la preparación de un viaje, y mezclar cosas que no tienen nada que ver.

El mundo de los libros es el mundo de los libros, sobre todo el mundo de los best-sellers novelísticos que copan la ficción, y el mundo de los viajes turísticos es el mundo de los viajes turísticos... Que no tiene nada que ver con lo que pasa en los best-sellers...

Claro que se pueden leer libros para prepararse para ir a algún lugar, pero... Quien quiera hacerlo debe documentar-se un poco sobre cuales son los libros necesarios (quizá incluso cuales son los blogs necesarios, hoy en día); no se trata de leer el primer best-seller que nos cae en las manos y ya considerarnos preparados... Los best-sellers solamente son un cierto tipo de ficciones.

* * *

Personalmente creo que el mundo es muy grande, pero que el mundo de los libros es grandioso, y que el mundo de los best-sellers en concreto es más un escapismo que otra cosa.

Y si ya haces una “escapada”, que se dice, a algún lugar lejano, por qué escaparte de la escapada, que es lo que haces con un best-seller en las manos, en el fondo...


No sé. Los hay que dicen que solamente leen en vacaciones...

miércoles, 17 de junio de 2015

...

«El problema no son muchos libros... el problema es uno solo...» (que ya os podéis imaginar cual, o cuales...)


(Es por ello que jamás he querido tener nada que ver con estas cosas, aunque haya pensado en ello y haya tenido intención de leerlos, quizás, estos libros, alguna vez...)

martes, 16 de junio de 2015

Donde se continua divagando

Quizá alguien se pregunte (¡ya sé que no podéis continuar leyendo sin saberlo!), pues quizá (quizá), que alguien se pregunte de donde he sacado lo que dije sobre Mircea Eliade y Roberto Calasso, de cuales libros de los suyos lo he sacado.

De Mircea Eliade lo he sacado de un libro que se titula El vuelo mágico.

De Roberto Calasso, de un libro que se titula La literatura y los dioses.

Más que “sacarlo” de estos libros, la lectura de estos libros me ha “sugerido” que ellos intentan expresar la misma idea que Octavio Paz sobre la magia (o misterio) de la creación. Quiero decir que en ninguno de estos libros esta idea está escrita literalmente, sino que es simplemente que la lectura de estos libros me sugiere esta idea, que sería la misma, o que acabaría en el mismo sitio. Pero ya digo, es más bien una intuición que una cosa literal.

También me viene a la cabeza que quizá me iría bien releerlos para explicar mejor qué quiero decir exactamente. Queda como nota mental.


lunes, 15 de junio de 2015

Divagando

Algo que me ha hecho preguntarme el hecho de leer los libros que os decía ayer de Octavio Paz es... ¿qué tipo de poemas escribe –o puede escribir- alguien qué escribe algo tan definitivo como El arco y la lira, y Los hijos del limo? ¡Hablar de esta manera de poesía es ponerse el listón muy alto!

No había leído ningún poema de Octavio Paz. De hecho, me parece que sus poemas deben ser bastante desconocidos, como mínimo para mí. Pero casualmente me he encontrado uno dentro de mi ordenador: Un despertar, del libro Árbol adentro.

Y sí que está a la altura, sí. (Más chincha y rabia) Y, además, tiene esta atmósfera de densidad intelectual que caracteriza su prosa. Atmósfera sería la palabra para este poema.

A ver cuando me decido a leer más poemas suyos. –Qué, si nos fijamos en sus obras completas, que son ocho volúmenes (¡!), la poesía solamente ocupa uno y un poco más. Esto es buena señal, me parece. – De todos modos, el interés principal que tengo por este escritor es su prosa. Me gustaría algún día, más adelante, leer El laberinto de la soledad, y el libro que escribió sobre Sor Juana Inés de la Cruz.


A ver si resulta cierto que todo llega en este mundo.

domingo, 14 de junio de 2015

Información privilegiada

Desde que supe que existían (no recuerdo cuando, pero hace ya mucho tiempo), siempre había querido leer El arco y la lira y Los hijos del limo, de Octavio Paz. Eran unos títulos que me atraían muchísimo, y también el autor, pero no me imaginaba que una vez los leyera llegarían a impresionarme tanto.

Finalmente, los he leído (es una lectura difícil), y, corcholis, ¡qué bien escribe este hombre! Y como verbaliza las difusas ideas de lo que es poner una ocurrencia por escrito... Lo hace con la sutileza de un tallador de lentes... ¡Sabe de los misterios de la creación!

Es, quizá, uno de los pocos autores de los que he leído que consigue ir hasta el final del camino de los que los seres humanos conocemos sobre lo que es “crear”.

(En esta lista yo solamente soy capaz de incluir a Mircea Eliade –cambiando “crear” por “creer”-, y a Roberto Calasso. No conozco a más autores que lleguen hasta el final de este camino.- Aunque seguramente debe haber más que yo no conozco-.)

Ya no se puede saber más, o explicar más, sobre el misterio de lo que es crear, sin entrar en terrenos pantanosos, por poco científicos. Es un consuelo saber que los tres autores llegan más o menos al mismo sitio, a la misma idea... difusa y tímida... pero a la misma idea. O eso me parece. Tampoco soy nadie para tener certezas absolutas.

Octavio Paz me genera envidia, rabia, rendida admiración por poder escribir de esta forma, por saber todo esto y poder expresarlo así.

Cómo debe haber leído este hombre, ¡con desesperación! Y como debe haber escrito, ¡con denuedo! Se nota que el sentido de su vida es poder escribir así, y esto. Eso sí que es caminar por lo que yo llamaría el sendero de la “escritura absoluta”. ¡Quién supiera todo esto! ¡Quién hubiera leído tanto! ¡Quién supiera escribir así!

* * *

Para todo aquel/la que quiera (o pretenda) SABER de poesía, la lectura de los libros El arco y la lira, y Los hijos del limo (que yo he leído reunidos en el volumen de las obras completas La casa de la presencia), es obligatoria, imprescindible. (Pero absolutamente obligatoria, añadiría yo. Nadie puede pretender que sabe nada de poesía si no ha leído estos dos libros. ¿Dónde estaba yo hasta ahora? ¡En el limbo!).

Ahora que está tan de moda este concepto, este libro sería lo que yo llamaría “información privilegiada”. Información privilegiada sobre poemas, poetas, poesía... Y sobre la magia de crear.

* * *

Al leerlo me siento “inspirada”, “exaltada”, necesito escribir. La sustancia rebasa el dique. Y yo me pregunto... ¿cómo? ¡¿Cómo se llega a escribir algo así?!

* * *

Este libro hace que me pregunte...

¿... qué es un poema para mí?

Para mí un poema es una experiencia estética que trasciende la vulgaridad de lo que es capaz de apreciar “la masa”...

¿...y, la inspiración, qué es?

Para mí, la inspiración es lo que te hace estar unos instantes en silencio antes de lanzarte como un halcón encima del folio en blanco.

* * *

Una pequeña y sutil contradicción en los textos de O.P.... (casi no me atrevo):

...el poema debe ser redondo y perfecto como una esfera...

...la pena en el infierno es interminable y monótona como un círculo...

La misma figura circular para expresar lo mejor y lo peor.

Los extremos se atrapan.







sábado, 13 de junio de 2015

Post sobre los posts

Repaso un texto mío para publicarlo en el blog. Ni tan solamente tengo el criterio suficiente para ponerme de acuerdo conmigo misma sobre si es o no es bueno. Resulta difícil ser objetivo con el material propio... (De hecho, es imposible; te mueves por intuiciones, vas a tientas...). ¿Interesará? Es lo qué siento, lo qué se me pasa por la cabeza, a mí me interesa, suena bien... Pero, ¿es suficiente con ello?

Sintiendo que escribir vale la pena, todavía, es suficiente.


viernes, 12 de junio de 2015

La contradicción de los fantasmas

Escribir es la chispa, el calor, el relampagueo que aleja los fantasmas. Los hace incorpóreos y huidizos: ligeros; poniéndolos por escrito desaparecerán... Ya no son fantasmas, sino esencias de plantas aromáticas que huyen arriba hacia el cielo...

Un escritor ha de inspirarse, crecer, nutrirse... de sus fantasmas: son su humus, su subsuelo, sus raíces. Llegará alto porqué se ha sumergido en ello, porqué ha buceado y llegado abajo del todo, hasta el fondo de todo aquello que más le asusta.

Escribir aleja los fantasmas.
Escribir alimenta los fantasmas.

La escritura son los fantasmas.

¿...?


jueves, 11 de junio de 2015

Fantasmas

Sobre esto de escribir sobre los propios fantasmas... Todo lo qué se escribe va de esto... No puede ser de otra forma... Pero quizá quien escribe es la última persona en percatarse de cuales son en realidad sus fantasmas... El último en saber qué narices está escribiendo... El último en saber de qué va de verdad aquello que escribe.... Y eso asusta.

miércoles, 10 de junio de 2015

...

«La victoria tiene muchos progenitores; la derrota es huérfana. »

martes, 9 de junio de 2015

Reto veraniego

Tengo un reto para este verano, aparte de esto del blog, pero, no me atrevo a hacerlo público porque... no, no es prepararme para correr una maratón; no tiene nada que ver con ello.

Ahora que está tan de moda salir a correr, parece que eres una mindundi si no te estás preparando para la ultratrail de los mondadientes que se hace a tropecientos grados bajo cero en el Polo Norte, no sé como decirlo.

Paso de salir a correr.

* * *

Pero lo qué sí tengo son mis modestos retos de cada día, y mi reto de este verano. Ahora, como que no es el tipo de reto para presumir de marca o para competir de marca, pues de momento no hablaré de él. Quizá más adelante sí, esperando que no os parezca demasiado trivial. No es nada del otro mundo, pero no es prepárame para una maratón...


Y eso, quieras o no, lo desluce un poco como reto...

lunes, 8 de junio de 2015

El fenómeno social y la música

Me acuerdo que en la primara tacada de “triunfitos”, una vez que les tenían a todos sentados escuchando a los productores del programa en la sala grande, una de las productoras del programa (la que siempre asumía el rol de “policía malo”), pues esta señora les reñía profusamente porqué, según ella, querían dedicarse a cantar... pero: “escuchaban poca música”. (¡¿...?!)

Encontré fuera de lugar que les riñesen con tanta saña por “escuchar poca música” (¡pobrecitos!), ¡cómo si ellos hubieran estado allí escogidos por algo que tuviera que ver con la música!

Si estaban allí sentados era porqué quedaban bien saliendo por la tele, porqué tenían “telegenía”, que se dice; porqué los productores sabían que en un momento concreto estallarían, llorarían o proporcionarían espectáculo... No por nada que tuviera a ver con cantar bien, precisamente, y mucho menos con la música.

(No digo que tener telegenia sea malo. Solamente digo que no tiene nada que ver con cantar bien, o con la música...).

La música, o se escucha por gusto o no se escucha, no sé como decirlo... No se puede acusar a alguien “de escuchar poca música”... (¡...!)

Les reprochaban que no escuchaban música como se podría reprochar a alguien que no tiene lengua que sea mudo. Todo para proporcionar espectáculo de reproches, que eso sí que tiene audiencia.

De la misma manera que ahora se ve que hacen concursos de cocina en qué los concursantes lloran o discuten (y este es el espectáculo, verles perder los papeles, no verles cocinar), y que llorar por la tele no tiene nada que ver con la cocina,

poner en evidencia los limitados horizontes musicales de unos concursantes, que no cantantes, - y mucho menos músicos, y eso lo digo con el máximo respeto-, y que además ellos mismos habían escogido, tampoco tenía nada que ver con la música... y sí con el espectáculo televisivo y fenómeno social...

* * *

Me parece que aquel programa (aquella primera temporada, como mínimo, el resto ya no), nos confundió mucho a todos... Respecto a qué es “la música”, precisamente...

Lo digo porqué a mí también me camelaron. Yo también me lo creí, y me entusiasmé con ello... Me entusiasmé con una cosa que era nada, como más tarde se ha visto.

Yo piqué porqué en aquella época estaba baja de moral. Necesitaba creer en algo... La música perecía algo bueno en lo qué creer... Si aquello hubiera sido en verdad música...

* * *

Ahora prefiero no ver la tele, en parte por ello, porqué la tele consiguió que me entusiasmara con una cosa que no tenía ningún valor...

Pero, si ahora me percato, es porqué ahora sí que he escuchado mucha más música...


domingo, 7 de junio de 2015

Firme propósito

Hoy, día x de junio, empieza oficialmente este verano 2015 en mi vida (y en este blog). Como qué –gracias a dios- este verano no iré a ninguna parte, me he hecho el firme propósito de escribir un post al día, desde ahora hasta septiembre: junio – julio - agosto.

Alguien me dice que mis reflexiones son más bien divagaciones... y que no van a ninguna parte. Tampoco querría que llegasen a ninguna parte... ¡Qué susto!, si después de tanto escribir llegara a alguna parte... Quizá no podría asumirlo...

Resumiendo, espero poder leer un poquito; ponerme al día, que se dice.

Viva el verano y la claridad radiante que aleja a los fantasmas... Ah, no, que dicen que la finalidad de todo escritor es plasmar sus fantasmas...

Pues lo tengo claro.



sábado, 6 de junio de 2015

Ciruelas y perdices

He releído en un santiamén Una cambra pròpia (Una habitación propia), de Virginia Woolf.

Gran libro de obligada lectura para todo aquel / la que quiera escribir, sea hombre o mujer.

El libro está muy bien, estoy de acuerdo con todo, pero hay un pequeño detalle sin importancia que me gustaría comentar:

* * *

Es eso que en Oxbridge comen perdices, y en la universidad para mujeres, ciruelas. Lo qué en aquel tiempo era un claro síntoma de opulencia y miseria, respectivamente, hoy en día sería tomado por malo para la salud y por sanísimo, también respectivamente: “de grandes cenas están las sepulturas llenas”.

A los estudiantes de Oxbridge las perdices quizá les permitan pensar mejor, pero seguro que los comensales están llenos de ácido úrico, azúcar y colesterol. Con la comida de la otra universidad, en cambio, no hay este peligro: es frugal y llena de fibra y vitaminas; como debe ser una cena –una comida-, es decir, sana, poco cargada. (Se debe cenar como un mendigo, dicen).

(Las cosas han cambiado mucho desde aquella época. De la misma manera que antes los médicos recetaban descanso y buenos alimentos, ahora recetan caminar y no comer demasiado).

Ahora el lujo no serían las perdices, precisamente. Ahora el lujo serían unas ciruelas ecológicas. Pero ya os podéis imaginar en qué comedor las servirían; en esto no se ha cambiando tanto.

* * *

Esto de las ciruelas y las perdices es una figura que usa la autora para ejemplificar que quien tienen el poder es la sociedad patriarcal. Y esto, a pesar de lo “políticamente correcto” y las cuotas, no ha cambiado; quizá un poco en las formas, pero no en el fondo.

Lo admiro muchísimo por tal y como está argumentado y por las imágenes tan geniales que usa. Este libro tiene lo que yo llamo “la chispa” de Virginia Woolf.


No hay excusa para no disfrutarlo, no solamente como aprendices de escritor, sino simplemente como lectores.