domingo, 15 de abril de 2012

Ah de la escritura

Yo siempre me he tomado muy seriamente la escritura. El tiempo dirá si la escritura se me ha tomado igual de seriamente a mí...

viernes, 6 de abril de 2012

Días de mandamientos

Hay un mandamiento que reza: “honrarás padre y madre”. Parece de sentido común que se deba hablar bien de quien nos ha llevado al mundo y quien nos ha criado. Pero, si la vida familiar no ha sido precisamente un camino de rosas y estamos influidos negativamente por la educación que estos mismos padres que debemos honrar nos han dado, ¿tenemos permiso para hablar mal de ellos y dar nuestra versión?

Este es un problema que me ha preocupado desde que empecé a escribir. Y si me preocupa no es por religiosidad o por ganas de seguir los mandamientos. Si me preocupa es porqué me he encontrado a más de una persona que ha arrugado la nariz cuando le he explicado mi versión, la que hace quedar mal a mis padres. Parece que los trapos sucios deban lavarse de puertas adentro, que aunque haya cosas que no pesen y que no hayan pesado en silencio toda la vida se recomienda no usarlo como arma arrojadiza, como mínimo en público y entre personas desconocidas, porqué simplemente no queda bien. Me ha dado cuenta que entra las sanas personas normales se mira de reojo  a quien habla mal de sus padres.

Eso me ha llevado a haber escrito cosas sobre mi familia (publicadas aquí o no) de las que casi no he hablado con nadie de viva voz. En esto de la escritura, como no se ve la cara de quine lo lee, usar el texto como herramienta para desahogarse y quedar bien descansado (y retratado) es muy tentador.

Quizá no se trata de grandes tragedias, sino del malestar del día día que como una gota malaya nos va erosionado, ahora un poco, ahora un poquito más, y nos mina la confianza y la autoestima. Que me tirara al tren no fue gratuito, fue el punto culminante de un largo proceso de incomunicación.

Desde hace muchos años sabía que cada persona tiene una parte negativa que normalmente no muestra a los demás. Yo no había vista la cara negativa de mis padres, jamás había sido consciente de cómo me han manipulado sin que yo me diera cuenta. ¿Hacerlo público es traicionarlos? ¿Es traicionar el mandamiento de honrarlos? ¿Decir que tus padres te han manipulado está mal visto?



domingo, 1 de abril de 2012

Autobiografia

Una vez, haciendo egosurfing con el nombre de mi blog, leí un comentario de alguien en otro blog que ponía mi blog como ejemplo de blog que explicaba la vida de la persona que lo escribía, con todo lo negativo que eso comporta. A quien decía eso se le notaba que le gustaría explicar sin manías cosas de su vida, pero la vergüenza de explicar según qué lo retenía. Se le notaba que no sabía como agarrar el toro por los cuernos, desbloquearse, y simplemente empezar.

Ser sinceros con las verdades de nuestra vida, y además hacerlas públicas, es quizá una de las cosas que más cuestan de esta vocación. Y más cuando, escribiendo, las realidades más o menos reales se convierten ellas solas en aquello que se llama “nuestro relato”, en la batallita de abuelo cebolleta de nuestra experiencia, y el hecho mismo de convertirse en narración las hace peligrosamente parecidas a la ficción.

Cuando empecé a plantearme publicar –solamente escribía ficción-, el principal dolor de cabeza que tenía era pensar qué pensaría la gente de mí leyendo las ficciones que me inventaba. Temía que las experiencias que eran fruto de mi imaginación los lectores las tomasen por reales, y eso me retenía de escribir según qué, y de intentar mostrar según qué escritos.

Curiosamente, ahora tengo el problema contrario: ara que la base de mi escritura son experiencias personales, y no tengo problemas para mostrar lo que escribo, temo que mis lectores las tomen por invenciones, algo que también me retiene de decir según qué.