domingo, 29 de noviembre de 2015

La regala-libros

Hay un personaje en La piedra lunar que se merece una mención especial. Según el autor, el fragmento en el qué sale (que puede ser descrito entre hilarente y esperpéntico), es el trozo más popular entre los lectores del libro; hablo de la señorita Clark.

El autor usa este personaje y su carácter cotilla para hacernos testigos a nosotros como lectores de unas escenas que si no fuera de esta forma ensortijada de ninguna forma podríamos haber presenciado. Es decir, que la existencia de la señorita Clark es un recurso estilístico, podríamos decir. Incluso socarrón.

* * *

La señorita Clark lleva una benda en los ojos, una benda muy gruesa, pero no parece que a pesar de ello el autor o los demás personajes lleguen nunca a compadecerse de ella.

La señorita Clark cree que regalar libros tiene un efecto benefactor. Pero es el tipo de libros que regala lo que la hace una marginada.

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Casualmente, yo también creo en regalar libros. No como los que regala la señorita Clark, evidentemente, sino libros literarios. Pero, me lo han dicho muchas veces: a nadie le importan un pepino los libros. Por ello, salvando todas las distancias, me siento un poco “señorita Clark”. Yo también tengo un carácter regala-libros, como si estos fueran a arreglarlo todo, y en realidad pongo la gente en un compromiso, porqué se sienten obligados a leerse (¡leer!) algo que no les interesa nada de nada. Deben creer que soy una pesada. Y yo, en cambio, ¡creyendo que les regalo la felicidad!

sábado, 28 de noviembre de 2015

Organizar los posts

Digo que valoro mucho la organización... pero ahora resulta que se me ha acabado la lista de posts ya escritos y a punto de ser publicados... (o casi). Es decir, que a partir de cierto momento lo que publico deberé irlo improvisando día a día... Me habré atrapado. Esto me hace sentir como una trapecista que estuviera saltando sin red...

En general, me gusta tener los posts escritos previstos con algunos días de antelación, por si hay algo que deba ser corregido. Pero también es verdad que lo que dice verdaderamente el post no se trasluce hasta que el post no se ha publicado... Algo que a veces me da mucha rabia y es con mucho lo qué me produce más quebraderos de cabeza de esto del blog... Es como una especie de magia de los significados que no controlo ni mucho menos, y que me asusta más que el granizo... Es el eterno bascular entre el decir la verdad y la posibilidad de decir más cosas de las qué quieres decir, o de las que deberían decirse...


En fin, a ver si se me más ocurren cosas y puedo volver a tener una lista interminable de posts a punto de ser publicados, y puedo volver a tenerlo todo bajo control. (De todos modos, algo como un blog nunca se tiene bajo control, descubro –sic- diez años después... Antes también escribía y creía que tenía domesticada mi escritura... Pero esta misma escritura alimentando un blog... esto ya es otra cosa...).

viernes, 27 de noviembre de 2015

...

¿No os ha pasado nunca? Aquel libro que no es una novela, que está escrito por un autor mediático, -que no es un clásico, precisamente-, que compráis para otra persona, con aquellos aires de mirarlo por encima del hombro (el libro, no la persona), pensando “¿esto? Pufff...”

y lo acabáis leyendo, y os acaba gustando, y lo acabáis plagiando... (bueno, plagiando, tomado prestada alguna frase, quiero decir... integrando aquella frase en el texto como si fuera vuestra... )

Ya lo dicen que no hay libro tan malo del que no se pueda sacar algo...


miércoles, 25 de noviembre de 2015

...

«En un momento en que el mundo se aleja del arte y los hombres se dejan embrutecer por la idea exclusiva de utilidad.» – «El espantoso mundo en el que vivimos fomenta el gusto por el aislamiento y la fatalidad.» – Charles Baudelaire

martes, 24 de noviembre de 2015

La maquinación de las tallas

Dicen que los fabricantes de ropa hacen las tallas cada vez más pequeñas para que la población femenina viva acomplejada. No sé lo suficiente para saber si esto es así o si este relato es solamente otra manifestación de una teoría de la maquinación, es decir, una simple paranoia que solamente se creen las personas vulnerables a creerse paranoias, gente simple que cree que vivimos manipulados por los medios de comunicación...

Solamente quien ha sido joven y ha tenido sobrepeso puede saber la frustración de entrar por primera vez en una tienda para chicas de su edad (la tienda más de moda y con más glamour), y que nada de nada te vaya bien... Ni una colilla apagada se siente más mal, más marginada, más inútil... Creer que el hecho que nada te vaya bien es fruto de una maquinación para tenernos insatisfechas alivia un poco... En momentos así te agarras a cualquier explicación para no sentirte “inadecuada”... Esta ropa tan chula no me va bien porqué es una maquinación, claro. Claro.

De todas formas, con teoría de la maquinación o sin ella, ¿es que tener un poco de sobrepeso es algún mal? Siempre nos quedaran las tiendas de tallas grandes... Que principalmente tiene solamente estampados para señora gorda... Pero, en fin, con los años una se acepta más, solamente hace falta renunciar a aspirar a vestirse en tiendas con glamour. El glamour quizá se echa de menos a los quince, pero no debería echarse de menos a los cuarenta, me parece. E incluso hay chicas gorditas que consiguen vestirse con glamour, y no solamente con los típicos estampados para señora gorda... Las admiro. Admiro a todo el mundo que dedica tiempo y esfuerzo a su vestuario; pero no es mi caso.

Yo me oriento muy bien en cualquier librería, entre libros estoy en mi salsa. Pero en una tienda de ropa me siento como si caminara entre arenas movedizas... En una tienda de ropa soy un pez fuera del agua. Ir a comprar ropa me angustia... ¡Y aquellos eternos estampados para señora gorda!


lunes, 23 de noviembre de 2015

...

... cuando he estado leyendo o escribiendo durante mucho rato, me vienen ganes de mover las piernas, de caminar, de estar al aire libre...

... pero ahora voy pocas veces, a caminar...

... además, comienza a hacer frío...

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um, um.... ¿hablando del tiempo? Todavía recuerdo uno de los primeros posts, en que prometí procurar, en la medida de lo que pudiese, no hablar del tiempo... El tiempo pasa. En fin.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Obra selecta (1)

Las dos novelas buenas de Wilkie Collins son La dama de blanco y La piedra lunar. (La primera la leí hace tiempo, la segunda he acabado de leerla ahora).

Pero este autor fue un escritor prolífico que escribió muchas otras novelas, la mayoría de las cuales están traducidas al castellano –e incluso alguna al catalán. Estas novelas están situadas en la época en qué vivió su autor, la época victoriana (la Inglaterra del s XIX), cosa que tiene mucho éxito entre un tipo determinado de lectores. ¡El mito de la Inglaterra victoriana! Personalmente, no os las aconsejo; una vez intenté leer una, que ahora mismo no recuerdo mucho, y aquello me pareció literariamente muy poco consistente.


O sea que las otras novelas de Wilkie Collins que no sean La dama de blanco o La piedra lunar, leedlas, si queréis, pero bajo vuestra responsabilidad; yo solamente os aconsejo estas. Y, si se quiere calidad literaria, una vez leídas estas, quizá sería cuestión de pasarse a Dickens, un escritor que yo todavía no he leído tanto como querría. Pero eso ya es otra historia.

sábado, 21 de noviembre de 2015

Mientras escribo

Mientras escribo también voy descubriendo cosas sobre mí misma... Esto lo hace interesante, adictivo... Y cambia algunas cosas, cura algunos resentimientos. Yo creo que escribir me hace bien.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La industria de la novela comercial

Me percato que este deseo de escribir una “novela comercial” es un poco naíf, más cuando se sabe como funcionan estas cosas (cosa que yo sé solamente a través de cotilleos leídos por internet o escuchados por la radio, no lo he vivido).

Por lo que se ve, es una práctica habitual de la industria del best-seller que las editoriales compongan novelas que creen que serán muy vendibles a partir del magma infumable que ha escrito una persona famosa o algún desconocido que quiere ser escritor.

Las personas que trabajan en la editorial, que entienden más que este escritor, cortan por ahí, podan por allá, sintetizan más allá, y sale una novela comercial fácilmente legible, que la persona que ha proporcionado la materia prima se enorgullece de denominar “suya”, sobre todo si la cosa resulta y la novela tiene éxito.

Yo, esto que te tengan de reescribir “lo tuyo” para hacerlo comercial lo encuentro muy mal. Dice que la última galerada es del escritor, pero... me parece que esto no debe cumplirse demasiado...

Yo no querría que me tocaran ni una coma. Y, si no tiene éxito no tiene éxito, pero lo escrito quiero que sea mío. ¡Dónde iríamos a parar, sino!

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Ser un escritor “retocado” no es lo que una sueña de pequeña cuando fantasea que será escritora. A los escritores buenos no se les tiene que retocar nada. Yo quiero ser una escritora de este tipo. Ahora, soy consciente que se debe saber distinguir entre la industria del best-seller (donde interviene el trabajo bien digno de muchas personas) y simplemente los libros de un autor.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Las palabras del fútbol

Volviendo la tema del fútbol, al agradecido y socorrido tema del fútbol, (no os preocupéis, que dije que no hablaría de ello, y no voy a hablar de ello), mi excusa para hablar de fútbol es precisamente esta: que hablando del tiempo o del fútbol es el tipo de cosa que parece hecha adrede para hablar y entrar en comunicación, y no hace falta saber absolutamente nada sobre el tema.

No se debe hablar de lo qué no sabe, es decir, que no debo hablar de fútbol si no sé nada de fútbol, aunque sea hablar de ello solamente para romper el hielo, es decir, para entrar en conversación.

Y me gustaría añadir una explicación; un detalle que yo no había tenido en cuenta: ya sabéis que yo no voy a bares, que es en el blog donde me gusta expandirme. Si fuera a un bar, y hablara en él de fútbol, y allí dijera lo mismo que podría decir por escrito, esto no tendría ningún tipo de trascendencia, y nadie se fijaría en ello. En cambio, diciendo lo mismo, si se hace por escrito con una cierta gracia, parece que se diga vete a saber qué, parece que lo dicho se revista de una definitividad que la palabra no escrita normalmente no tiene. A través de la palabra escrita el mensaje se magnifica, y siempre parece mucho más importante de lo que es. (¡Pasa mucho en el twitter, esto!) Es decir, que si sabes decir lo qué piensas o lo qué dirías en voz alta por escrito, siempre parece que sepas más de lo qué sabes, aunque hables de un tema de que realmente no sabes nada.

En el bar se notaría enseguida, que no sé nada, si pretendiera hablar de fútbol, y tampoco sería ningún problema: es por ello que existe el fútbol, para poder hablar de él aunque no se sepa nada.

En el blog, también se nota, quizá de un modo más evidente, pero las vueltas mismas del lenguaje pueden disimularlo como tras una niebla. El hecho que un texto que dice algo esté bien redactado hace como de pantalla, y vale para hacer olvidar si se sabe o no se sabe, del tema de qué se habla, por el placer mismo del texto. Quien escribe puede saber poco del tema, pero como mínimo que el texto que sea testigo de ello haga de buen leer. Esta es la idea siempre que se escribe: que lo bien escrito que pueda estar haga olvidar otros fallos; te emborrachas con el soniquete, y ya no sabes casi ni lo qué dices.

Con esto solamente quiero decir que no hablaré de fútbol, pero que si hablara, (o lo qué ya he dicho sobre el tema), no debería de hacerse de ello mucho caso, aunque estuviera bien redactado, ni nadie debería sentirse aludido. El mismo tipo de trascendencia que tendría en el bar, vaya.

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Y ya sé que esto es contradictorio para alguien que quiere que hablando de libros se le tenga en cuenta.

Y, precisamente porqué no podría hablar de libros en el bar, no hablaré de fútbol en el blog. Me parece y de momento.

Ahora, tenéis que reconocer que el fútbol es un gran tema para “entrar en comunicación”...

... sobre todo si llevas unos días en los qué te has quedado sin palabras.



viernes, 13 de noviembre de 2015

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«No busco refugio en la literatura.»  – Maria Dueñas  (autora del best-seller  El tiempo entre costuras)

jueves, 12 de noviembre de 2015

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«Las más inmisericordes juzgando la belleza de las mujeres son las mujeres mismas.» (frase encontrada en internet)

miércoles, 11 de noviembre de 2015

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«Decir, artísticamente, la fragilidad de la existencia. Y la futilidad, de la existencia.» - Héctor Parra (compositor)

domingo, 8 de noviembre de 2015

De una de las primeras novelas de detectives

He acabado de leer La piedra lunar (en catalán), novela inglesa de la época victoriana escrita por un autor llamado Wilkie Collins.

La obra lleva el subtítulo de “una narración amorosa”, pero en realidad lo qué le salió a su autor es una de las primeras novelas de detectives que hubo, cosa de la qué él quizá no fue ni consciente (no lo sé). Será a partir de libros como estos que “la fiebre detectivesca”, como la llama un personaje, dotará de contenido gran parte de la novelística que llamaremos de género en el futuro, generando incluso personajes como Sherlock Holmes.

Pero, aparte de detectivesca, -con una trama muy agarrada por los pelos, algo que es bueno saber-, esta sería principalmente una novela  de personajes, y os diré algo: los personajes principales (él y ella) me parecen totalmente faltos de interés: son demasiado jóvenes, demasiado felices y demasiado faltos de contradicciones; no tienen sombras. Me caen bien, ¿eh?, pero son tan inútiles como mimados por la fortuna, y se nota que no han tenido que ganarse nada.

Los personajes secundarios, en cambio, son otra cosa. Y que la mayoría de estos personajes tan bien caracterizados sean criados me parece que no es casualidad. Solamente quien ha tenido que luchar para ganarse los garbanzos contra el mundo hostil, sabe, puede saber, como son las cosas, y puede adquirir las luces y las sombras que hacen falta a todo ser humano para ser completo. El mayordomo lector del Robinson Crusoe, la doncella con pasado de ladrona, el ayudante estigmatizado del médico... son profundos y conmovedores. Me ha gustado leer este libro porqué los he conocido, y me parece que no voy a olvidarlos. ¡Suerte tienen de ellos y de su sentido común los protagonistas para salir airosos!


sábado, 7 de noviembre de 2015

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Aparte de los catacaldos que están probando una nueva experiencia..., en estos cursillos se apunta gente que quiere aprender a escribir una novela comercial. (Cosa también bien legítima).

Pero la escritura de novelas comerciales tiene poco que ver con la escritura de auto-realización, como mínimo en principio.

Si yo supiera como escribir una novela comercial... ¡Todavía me quita el sueño! Me hubiera gustado aprender a hacerlo en uno de estos cursillos. En ellos aprendí mucho, pero esto no. Es decir que estoy un poco desencantada de estas cosas.

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Personalmente, pero, creo que estos cursillos deberían ser cursillos de lectura y de análisis de textos. Es así como debería empezarse.

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Yo me apunté a estos cursos cuando todavía no existían los blogs. Pero, desde que tengo el blog, no me he vuelto a plantear nunca apuntarme a ninguno otra vez. Pudiendo escribir un blog, en las condiciones en qué se pueden hacer los blogs en la actualidad, yo no me apuntaría a ningún cursillo.

Creo que ahora como ahora cualquier persona que tenga aspiraciones “escrituriles” tiene que pasar por el reto del blog. Esto fue verdad sobre todo entre el 2006 y el 2008, cuando los blogs estaban de moda. ¡Entonces no eras escritor si no tenías blog!

Ahora, hay quien dice que los blogs están pasados de moda, que, como las cartas de papel, son solamente un último reducto de románticos que se niegan a avanzar (¿hacia donde?), pero yo todavía creo en ellos, y mucho. Sobre todo en el mío, ¡modesta como soy!

Escribir y publicar un post al día es un reto y una “mili”. Lo recomiendo mucho si “nos va” la escritura, si pensamos que escribir mola. Ahora, si lo qué se quiere son cosas más palpables, como conocer a gente del “mundillo”, hacer amistades no virtuales o simplemente salir un poco de casa, pues quizá sí que sería cuestión de apuntarse a un curso... Un curso de estos puede resultar muy divertido y enriquecedor en el ámbito personal, a pesar de todo. Un curso a distancia es algo mucho más soso, pero se va más al grano analizando los textos. Ahora, donde haya la posibilidad de hacer un blog, que se quite todo lo demás. Resulta obvio que, en mí, con esto del blog, se juntaron el hambre con las ganas de comer, que dicen. Es como si Carpanta se hubiese encontrado un pollo asado, vaya.

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viernes, 6 de noviembre de 2015

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Decía que escribir mola, y mola mucho. Pero es el tipo de experiencia que es como un barco de los que salpan muchos, pero que la mayoría naufragan, y no les importan naufragar. Esta gente se apuntan a este tipo de cursillos bien legítimamente, pero no son escritores.

Son solamente personas catacaldos que están probando la escritura como quien explora una experiencia más. Y no les importan no conseguir llegar a ser escritores porqué el año que viene estarán haciendo otra cosa, otra actividad, otra experiencia...

Pero la escritura no es solamente un hobby, no es una experiencia más a probar y a dejar de lado. Se trata de comprometerse con la escritura (digo con la escritura, con el hecho de escribir en sí, no con la notoriedad social o la publicación), e irlo remedando e ir mejorando. Y esto para uno mismo, como crecimiento personal, no por la opinión de los demás. –Cosa que, ya lo sé, es más fácil de decir que de hacer-.

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Al principio, la opinión de los demás sobre lo qué hemos escrito nos parece muy importante; el elogio de los demás nos parece muy importante. Un elogio hecho a un escrito nuestro podemos llegar a considerarlo una propiedad de aquel escrito, una propiedad nuestra. Porqué nosotros somos el escrito.

Pero, con los años, el juez más implacable resulta una mismo. Una opinión favorable de alguien a quien respetamos nos puede hacer escribir más seguros de nosotros mismos –sobre todo al principio-, pero al final nos percatamos que no hemos de escribir para los demás ni solamente buscar sus elogios: ante la hoja en blanco, como ante la vida, estamos completamente solos; y continuaremos solos cuando todo el ruido que comportan estas cosas se haya esfumado.

Somos nosotros quienes tenemos que saber si aquel escrito que acabamos de crear va hacia adónde queremos ir o no... (y eso teniendo en cuenta que es muy difícil ser imparcial juzgándose a uno mismo).

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La escritura es una especia de filosofía de vida. Es equiparable al mismo tipo de compromiso que hace que alguien se prepare para correr una maratón (no para ganarla, sino solamente para acabarla). Es un compromiso que requiere tiempo y dedicación, incluso un puntito de obsesión. Es como el compromiso que tiene un instrumentista con la música y con su instrumento: se tiene que practicar (leer, escribir), cada día. Rasgar esta lira silenciosa cada día.  (Aunque sea solamente un poco cada día, pero con constancia).

Pero me parece que ya lo había dicho otras veces...

Los cursillos de escritura en abstracto...

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jueves, 5 de noviembre de 2015

Los cursillos de escritura, en abstracto

Escucho por la radio la propaganda de un curso de escritura creativa. No es exactamente un anuncio, sino que esta propaganda está inserida en un programa cultural de entrevistas, como un acontecimiento cultural de interés más.

A mí no me extraña que haya quien quiera aprender a escribir, porqué escribir mola, aunque no sea para publicar en libro, sino solamente para ordenar recuerdos, vivencias y papeles personales.

Yo he hecho unos cuantos cursillos de estos, uno presencial, uno por correspondencia, y un par de ellos por internet, ya hace años, cuando todavía no existían los blogs. Aprendí mucho del tipo de cosa escrita que puede hacer que una clase de escritura te escuche y reaccione, y me sirvieron mucho para ver, presencialmente y por escrito, las reacciones de los demás, si aquello interesaba o no, qué escuchaba la gente.

Algún día quizá explicaré alguna anécdota de mi paso por estos cursos, sobre todo del presencial (ya hace años), pero ahora me gustaría hablar un poco de estos cursos en abstracto.

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martes, 3 de noviembre de 2015

Voluntad y objetivos

Un día oí decir por la radio, a un psicólogo, que, si una persona no tiene objetivos, sus objetivos pasan a ser los de los demás; que una persona sin objetivos incluso podría convertirse en un objetivo para los demás.

Al recordarlo ahora, ello me hace plantearme... ¿cuáles son mis objetivos? ¿Y hasta qué punto estos objetivos son míos, y no el fruto de la manipulación de los demás?


lunes, 2 de noviembre de 2015

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(Bueno, hoy lunes empiezo una nueva etapa del blog. Desde ahora hasta final de año intentaré publicar un post al día).