viernes, 31 de julio de 2015

Libros vinieron...

Ya sé que hay quien no va a creérselo, pero leyendo blogs por estos internets del señor (antes todo esto eran campos), he llegado a leer cosas que demuestran hasta qué punto hay propietarios de blogs sobre libros que están más pirados por los libros que yo misma, que ya es decir. Pirados piradísimos...

Parece que hay otra gente –mucha otra gente- que leen y que compran libros, como mínimo de mi generación o de generaciones anteriores; los jóvenes no sé si tienen los mismos referentes... Dicen que ya no se venden libros, que no se lee, pero en la red se habla de ello, y mucho. Y se lee.

* * *

Uno, por ejemplo, tiene 750 libros... ¡sobre libros!, esto sin contar los libros que tiene, diríamos normales, que también tiene un buen montón, y que todavía no se ha atrevido a contarlos.

El otro confiesa que ha puesto libros en la maleta por las vacaciones, que han pasado las vacaciones y no los ha leído, pero que los libros le han hecho mucha compañía, y que ahora hará otro viaje y que pondrá en la maleta otros libros. Le encanta escogerlos, tocarlos, manipularlos, y llevarlos de un lugar a otro, además de leerlos... Y aunque no los lea.

Otro confiesa que compra por internet todo tipo de libros de poesía descatalogados de autores desconocidos o olvidados. Sabe que así proporciona vida a unos libros que de otra manera languidecerían le llena de satisfacción. Y estas búsquedas por todo tipo de librerías de encanto le encantan.

También leo en el blog de otro lector que acaba de agotar las estanterías disponibles en su casa para acoger libros, y no sabe dónde los pondrá a partir de ahora, porqué ya no cabe.

Una de las pocas lectoras y coleccionistas de libros que me encuentro aconseja a los que se les ha acabado el espacio disponible por libros y no caben en casa de repasar los anaqueles, y deshacerse de los libros pasados, como hacía Helen Hanff. Las mujeres, claro, ¡siempre pensando en el orden y la limpieza!

Otra chica explica que, cada fin de año, lleva a la biblioteca todos los libros que ha leído el año anterior y que no le han gustado; se queda con los que le han gustado, y compra muchos, casi uno a la semana.

Hace años leí en el blog de un poeta que necesitaba estar físicamente en la habitación donde tenía los libros y acariciarles los lomos (de los libros), mientras escribía. Esto, que a mí me pareció un pelín extraño, se ve que no lo es en absoluto. He leído de mucha gente que acaricia los lomos de los libros, no sé exactamente porqué...

* * *

De la misma manera que nunca se acabado de entender la relación entre las bodas de modelos despampanantes con deportistas millonarios...

... tampoco se ha acabado de entender nunca la relación entre el coleccionismo de libros y los amantes de la lectura; y la búsqueda, acumulación, o el transporte de libros; y la lectura y la escritura. Se idolatra el objeto libro, pero también se lee y se escribe mucho.

* * *

Y, en todo este tiempo, solamente me he enterado de un solo coleccionista de libros que no los leyera o que no los comprara para leerlos: era un inversor en primeras ediciones. Curiosamente, era un escritor de best-séller...




jueves, 30 de julio de 2015

El viaje y la biblioteca

Ya sé que se trata de un lugar común muy manido decir que los libros (la lectura) nos pueden transportar a otros lugares, lejanos o cercanos, y nos permite viajar, en el espacio y/o el tiempo, la realidad y/o la ficción.

El problema suele ser “la calidad” del viaje. Es muy difícil ser transportados a otro mundo con pelos y señales, otro mundo de verdad, un mundo donde se desdibujen (o se refuercen) nuestros referentes, otro mundo coherente consigo mismo y/o que complemente el nuestro, un mundo que se aguante y aguante lecturas, y/o que nos intrigue e interese y deleite en una sola y espectacular lectura; las mejores històrias son las que nos atrapan así.

Viajar, concentrarse lo suficiente para conseguir ser transportados, es difícil, sobre todo a medida que nos hacemos mayores y nos pasa la edad de tomárnoslo todo tan en serio.

Y conseguir concentrarse lo suficiente para escribir algo que transporte todavía más, más cuando cada libro que hemos leído y que admiramos nos parece una propuesta diferente de viaje, y aunque en el fondo, siempre estás viajando al interior del alma de otra persona.

Escribir es también intentar explicar un espacio y un tiempo, una manera de ver y hacer las cosas, una verdad que quizá a los demás les puede parece lejana: cada persona constituye un profundo misterio para las demás personas. Pero todos somos personas, al fin y al cabo, todos debemos hacer nuestro camino personal desde la cuna hasta la tumba. La única diferencia sería que solamente algunos sentirían la necesidad de explicarlo por escrito.

* * *

A mí las mejores maneras de explicar este camino personal, las mejores propuestas de viaje, siempre me han parecido las que hace los poetas. Siempre he tenido la literatura que se expresa en poemas como la mejor, la más elevada. Aunque yo no escriba poemas, mi prosa se alimenta de este tipo de poesía.

* * *

Una vez se ha aprendido a orientarse entre libros... se puede llegar a viajar (¿huir?) muy bien, muy bien acompañada, y contenta.

Ojalá pudiera ser para siempre así, entre libros y posts.

miércoles, 29 de julio de 2015

...

«Intentar decir que el libro electrónico acabará con el libro en papel es como decir que el ascensor acabará con las escaleras.» - Enrique Redel – (editor) - Editorial Impedimenta – Blog ¡A los libros!


martes, 28 de julio de 2015

...

«En la última Feria del Libro de Madrid, un conocidísimo escritor de best-séller me aseguró que le importaban un pito la calidad literaria de sus obras, que lo que deseaba era vender muchos libros, aunque fueran basura. No deseo pertenecer a ese grupo. Quiero hacer una prosa hermosa y estética.» - Jesús Maeso de la Torre - (novelista) – Blog ¡A los libros!


lunes, 27 de julio de 2015

El típico post del día

El problema de pretender publicar un post al día es que a veces se siente que no hay nada que decir, aquel día...

Esto es mirar el abismo, esto es el horror vacui, esto es horroroso...

Tengo la sensación que mis post son repetitivos y muy tópicos... Tengo que reprogramarme... ¿Cómo lo dicen ahora..., que hace falta reinventarse?

¿No sería mejor publicar menos, pero hacer post más variados? Es como si eso fuera un restaurante y solamente se sirvieran ensaladas: la ensalada de la casa, la ensalada con salsa, nuestra famosa ensalada... y que no se tuviera en cuenta que puede haber comensales que no sean vegetarianos... ¿Por qué no servir algún bistec, de vez en cuando?

¿Por qué me dejo avasallar por esta auto-impuesta obligación de publicar un post al día? ¿No es un poco absurdo?

En fin.

Pensaré en ello. ¿Cómo debe ser esto de la auto-reprogramación? ¿Es posible reinventarse? ¿No es mejor ser fiel a una misma, a las propias repeticiones y tópicos? ¿Hay otro remedio que ser siempre la misma? Los libros de la casa, los libros en salsa, nuestros famosos libros...



domingo, 26 de julio de 2015

La difícil soledad

... a veces...
... para una persona normal...
... para una persona joven normal...
... ser aceptado por el grupo...
... es más importante que pensar...
... o que sacar conclusiones por si mismo/a...


Pero, a medida que te haces mayor, y te percatas que es mejor estar solo/a que mal acompañado/a, y a medida que crece tu fuerza interior para estar solo/a, también te percatas más que nunca de cómo es de difícil, el estar solo/a.

sábado, 25 de julio de 2015

Sonetología

... de leer los Sonetos de Shakespeare entresaco la conclusión que...

... escribir bien es decir la verdad sobre lo que se puede llegar a experimentar y a sufrir por amor...

... mientras se hacen bellas metáforas sobre el paso del tiempo y todo aquello que permanecerá...

... que no será el amor, precisamente...


... sino las bellas palabras que hablan de él...

viernes, 24 de julio de 2015

Los blogs también son literatura actual

Leyendo mi blog –y observando mi biblioteca- podríais llegar a preguntaros... ¿es qué esta persona, a la hora de leer literatura actual, solamente lee blogs, no lee libros publicados de autores contemporáneos actuales?

Pues quizá tendríais razón. No me había fijado, pero es así, hay una laguna en mi biblioteca en ello. Y no es algo premeditado.

La literatura actual me da un poco de miedo. Con esto de miedo quiero decir que me da miedo comprar libros que no perduren, y que al cabo de un tiempo ya no tengan interés.

Cuando me entero que sale (novedad) un libro que podría ser interesante (de ficción novelesca, se entiende), pienso: si de aquí diez años todavía se habla de él, me lo pensaré...

Supongo que este es el problema, precisamente. Tan pensarlo, tan pensarlo, y pasa el tiempo y aquel libro en concreto queda sepultado en el olvido... excepto en contadas ocasiones.

El problema es que, cuando hace diez años que un libro ha sido publicado, ¡cómo mucho queda de él la edición de bolsillo! (Aunque todavía se hable de él).

Y así, en resumidas cuentas, acabo por no comprar demasiada, por no decir ninguna, literatura actual. (Como mínimo ficción novelesca actual).

* * *

Para enterarme de la actualidad de la literatura actual, prefiero leer blogs y artículos periodísticos por internet. A medio camino entre el dietario y la creación, un post nuevo siempre es un pescadito acabadito de pescar. Más actual, imposible. Y no tienes que comprometerte, adquiriendo el ejemplar, a qué su valor perdure.


Sé que hay quien se ha reído mucho de aquello que siempre digo: “Yo sólo compro libros buenos”. Pero es así. Y los libros buenos pueden ser novedades, pero no suelen encontrarse en la mesa de novedades, aquella típica mesa de novedades novelísticas actuales que suele haber en todas las librerías...

jueves, 23 de julio de 2015

Tozudez

Hace unos días, no sé dónde (no sé si leído o escuchado), me he enterado que los deportes son el contenido más programado en los medios de comunicación de masas.

Ya lo sé: ¡no lo habríais adivinado nunca!

Ahora, es evidente que siendo así las cosas, no hace falta que yo hable de ello en el blog, de deportes... (Y quien dice de deportes dice de fútbol, y quien dice de fútbol dice del barça). No hace falta que hable del barça. ¿Por qué? ¿Para tener muuuchas más visitas que hablando de libros? Pues no; soy cerril.


Y ya lo sé: tampoco lo habríais adivinado nunca.

miércoles, 22 de julio de 2015

Diez grandes autores que no lee nadie

«En su formato digital, brillantes revistas literarias como The White Review, Quarterly Conversation o Words Without Borders, están entre las más visitadas en lengua inglesa, pero donde se está produciendo ahora una buena movida es en LitHub (Literary Hub), un centro de ideas activo y divertido, donde ayer leí Diez grandes escritores que no lee nadie, un artículo de Stephen Sparks, “ensayista ocasional” y librero en Green Apple Books on the Park, San Francisco.

He especulado con lo siguiente: si este ensayo de Sparks hubiera sido leído por todas las personas que aún leen en el mundo, habría llegado al 0,017% de la población mundial, pues el resto de la humanidad, según últimas y fiables estadísticas, no lee absolutamente nada.

¿Y qué habrían encontrado? La lista de Sparks es muy subjetiva y por tanto excluyente: Marcel Schwob, Mary Butts, Marguerite Young, João Guimarães Rosa, Julien Gracq, Augusto Monterroso, Jane Bowles, Rosemary Tonks, Driss ben Hamed Charhadi y Fran Ross. Y fácilmente discutible, porque algunos de estos autores todavía son leídos. Por ejemplo: si no me equivoco, los chinos acaban de traducir La oveja negra, de Monterroso.

Sparks no se detiene mucho en cada uno de los infortunados escritores, pero tiene siempre palabras compasivas para ellos. Así de Marcel Schwob, por ejemplo, viene a decirnos que es un escritor enormemente influyente y sin embargo sin lectores, aunque su presencia en Jarry, Borges, Bolaño y Michon le permite seguir vivo en la obra de los otros. En Mary Butts la tendencia al escándalo oscureció sus méritos literarios. Jane Bowles no para de ser continuamente “redescubierta” y poco después siempre abandonada. Fran Ross se adelantó demasiado a su tiempo y en 1974 su mejor libro no encajó dentro del movimiento del Black Power. Marguerite Young empleó tantos años en terminar su novela —más de dos décadas para Miss Macintosh, My Darling— que su público dejó de esperarla.

A Rosemary Tonks le horrorizaba no leer un libro que no fuera la Biblia y decidió ocultarse de la vista de todos (mejor que el propio Salinger). A João Guimarães Rosa le tradujeron torpemente en Estados Unidos su mejor libro, Gran Sertón: Veredas. Y como encima esa gran novela es una especie de Ulises brasileño, hoy está descatalogada. A Julien Gracq le gustaba ser un desconocido incluso en su casa natal y va ya camino de conseguir un feliz anonimato en la eternidad.

En cuanto a Monterroso, dice Sparks que le faltó la buena fortuna de Borges. “No escribas nunca para tus contemporáneos, hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso”, recomendaba Monterroso en su irónico Decálogo del escritor. ¿Será algún día célebre mundialmente y alcanzará esa cima del 0,017?

Pero por dios, ¿no es demasiado ridícula esa cifra? En fin, acabo. No queda espacio para el resto de los diez elegidos, una prueba más de lo rápido que perdemos de vista a los grandes. Como dice un amigo, a propósito de escribir máximo para el 0,017 de la humanidad: es como para pensárselo.»

Enrique Vila-Matas
El País


lunes, 20 de julio de 2015

El ideal lector desconocido

Es que, si lo pensaras un poco... no escribirías. Y mucho menos lo esparcirías por el mundo, algo así, lo qué escribes.

Solamente pensar que, para ser leído, al alcance de todo el mundo, hay una parte de mí misma, una parte muy íntima de mí misma, se me llevan todos los demonios.

Si fuera una persona razonable, me parecería que me falta un tornillo, por publicar algo así. ¡Qué vergüenza!

La única cosa que me lo hace soportable es que... ¡hay tan poca gente que lee! (¡Y tan poca gente que me lee!)

Los textos están ahí, está expuestos al alcance de todo el mundo, pero... ¿los lee alguien? Pues no. O muy poca gente. (Por cierto, ¡un saludo!)

Es que, por mis escritos, podría presumir de haber inventado: la fórmula de la invisibilidad! En serio.

Por mi cabeza llena de trampas, saberme casi invisible es un gran bálsamo, más todavía que poder escribir, más todavía que poder publicar y más todavía que saberme leída. No llevo nada bien el sentirme al alcance de la crítica y de la burla por mis escritos por parte de personas no blogueras.

Más que nada, escribo para encontrar los caminos dentro de mi cabeza. Y esto a nadie le importa, aunque lo esparza y ponga esta lectura al alcance de todo el mundo.

¡Ay! ¡Mi lector chino en la China, que lee en castellano!

domingo, 19 de julio de 2015

Página 2

He hecho un montón con todos los libros que tengo que todavía no me he leído. No debería comprarme libros nuevos hasta que no hubiera leído todos estos. ¡Son tantísimos! No me atraparé nunca...

[Esto era el 2004. Ahora, el 2015, todavía estoy allí mismo, pero con muchos más libros... leídos y por leer.]

Hablar de libros me gusta mucho, aunque sea para no decir nada y para no llegar absolutamente a ninguna parte.

¿Qué tengo muchos? ¿Qué tengo muchos que todavía no me he leído? ¿Qué continuo comprando muchos a pesar de todo?

[Quizá sería esto lo que me haría parecer extraterrestre... tener tantos libros que todavía no me he leído... y no leer libros que no son novelas... que, al fin y al cabo, tampoco sería tan extraño... los libros de autoayuda no son novelas y tienen mucho éxito, hay mucha gente que los lee...]

Hablar de los libros me alivia, me consola y me reconforta, como quien en plena canícula pone los pies dentro del agua fresca. Hace que no me sienta tan vacía. Hablar de libros me anima. Hoy, escribir este pequeño trozo me ha salvado de un día más bien tristón.


sábado, 18 de julio de 2015

Página 1

Estoy leyendo este libro que es el best-seller de la temporada. Me lo ha dejado (o endosado) una compañera de trabajo.

A mí en principio no me interesaba demasiado leerlo, pero como que en el trabajo las otras dos compañeras lo han leído – y les ha gustado tanto, ¡están entusiasmadas con él! – me siento presionada para leérmelo yo también, más que nada para quedar bien con ellas.

No quiero que me miren raro, que es lo que pasaría si les dijera los libros que de verdad leo.

[Si cuando pasa esto hubieran sabido que en el futuro llegaría a leer libros que no son novelas, y que me gustaría, habrían creído que era extraterrestre. Y además no les habría interesado nada de nada.]
                  
Claro que esta pregunta de que leo realmente no me la han hecho nunca, y quizá tampoco haya el peligro que me la vayan a hacer nunca. Par ellas es suficiente saber que leo lo que ellas leen, que leo lo que lee todo el mundo. En mi caso esto no sería enteramente cierto, pero, ya digo, dudo mucho que alguien se interese por el tema y me lo pregunte.

* * *

A favor de la lectura de este libro que en principio no me atrae demasiado, pero, debo decir que, como persona que escribe, quizá me iría bien leerlo y saber de qué va el best-seller de la temporada. Incluso podría intentar analizar el porqué de su éxito. Algo que en realidad me interesa más que el libro en sí. ¿Por qué esto tiene éxito, y otras cosas no? ¿Por qué este libro es el tipo de material que tiene éxito entre personas como mis compañeras de trabajo? Es el tipo de material que tiene éxito entre personas que leen libros, pero que no saben demasiado de literatura. Y digo esto con el máximo respeto por cualquiera que lea. Además, si lo que se quiere es escribir un best-seller, que parece que en general es lo que se ambiciona, deberían tenerse en cuenta este tipo de lectores sobre cualquier otra cosa.


viernes, 17 de julio de 2015

El fin de esta naranja

Bueno, después de tantos posts, siento que esta naranja ya está suficientemente exprimida.

Quizá alguien se pregunte por qué he hablado tanto de ello, y si ha sido algo premeditado.

No ha sido algo premeditado.

¿Por qué he hablado tanto de ello, pues?

* * *

Seguramente podríais responderlo mejor vosotros que yo, esto.

Tranquilos, no os pido que me habléis de mí misma a mí misma. Hablar de uno mismo es el gran deporte, y no hace falta ningún tipo de ayuda para practicarlo.

* * *

No sé por qué he hablado tanto de ello, simplemente ha salido así.

Pero me ha gustado; me he gustado a mí misma hablando tanto de ello.

* * *

Mañana tendré que levantar otro día, tendré que poner a rodar otras historias, y vendrán otros posts que hablaran de otras cosas... El viento de los bits esparcirá la escritura...

Pero no se puede escribir nada, ni llegar a ninguna parte en la escritura, si no es con lo que han escrito escritores como este en el corazón.


jueves, 16 de julio de 2015

El síndrome de Stendhal

No podía acabar de hablar de este libro: Roma, Nápoles y Florencia, y no mencionar el síndrome de Stendhal. El famoso síndrome de Stendhal. (Que es por ello que es conocido este libro, y una de las razones por las que yo quería leerlo a priori).

El síndrome de Stendhal se produce cuando el disfrute de la belleza artística nos puede llevar hasta el malestar físico. (O a una impresión física muy fuerte).

O sea, en otras palabras, que cuando viendo un cuadro muy bello te llegas a marear, esto es el síndrome de Stendhal.

* * *

Querría que se tuviera en cuenta que, cuando Stendhal experimentó esto, hace doscientos años, en Florencia (por otra parte una de las ciudades más bonitas del mundo), no había tele, ni móviles, ni medios de comunicación de masas.

También querría que se tuviera en cuenta que Stendhal se tomaba el arte muy en serio, que era una mente creativa, y que más tarde llegaría a ser un artista de primera magnitud. Que la semilla artística del fresco que vio cayó, dentro de su cabeza, en terreno abonado, vaya.

Admirar el arte era una experiencia que le importaba, que significaba algo (muuucho) para él; no como aquel quien ve las diapositivas de la excursión a Torremolinos del cuñado de la portera de un sobrino segundo.

* * *

Pero, a una persona de ahora, yo, por ejemplo, ¿podría pasarle? ¿Me pasaría,a mí, algo así?

Tampoco sé de nadie a quien le haya pasado, no sé de nadie, en el mundo real, que lo haya experimentado. No de esta manera y con esta intensidad, como mínimo.

Para la mayoría de personas reales del mundo real que conozco el arte es “aburrido”, y no es nada capaz de transportarlos, (y mucho menos a otro mundo). Para ellos, los museos son lugares agradables para echar un sueñecito y descansar del cansancio del viaje turístico, para sentarse y reponerse un poco de tanto ir de acá para allá con gorra y pantalones cortos.

* * *

Muchas personas recorren kilómetros, cruzan países, traspasan continentes, para ir a ver cuadros, estatuas, monumentos... y esto está muy bien... pero... ¿los ven realmente? ¿Qué ven realmente?

O solamente echan una ojeada de cinco minutitos para poder decir que han estado allí, se hacen una foto, y vuelven sin haberse enterado de nada “artístico”? (¡Beyle fue muchas veces, a admirar sus cuadros!)

Quizá las construcciones les hayan impresionado realmente (los edificios, los monumentos, quizá son lo que más se apreciaría sin formación artística; cuadros, frescos y estatuas quizá sería más difícil), pero, a cinco minutos por monumento, no se puede experimentar ningún síndrome de nada, me parece.

También me parece que la velocidad del mundo actual, tan ansioso siempre de novedades, fluye en contra de la apreciación tranquila de una obra de arte. El mandato es que se deben ver cuantas más cosas mejor, y no se debe perder demasiado el tiempo en una sola cosa.

* * *

Tendría que salir más de casa, hacer más turismo, viajar, para observar si esto del síndrome de Stendhal se experimenta o no se experimenta realmente.

Henry Beyle lo experimentó, y para él fue real, vale... Pero, que un simple viaje turístico, sin saber nada de los cuadros, se pueda llegar a experimentar... me parece una leyenda urbana...

Una cosa es quedar impresionado, y la otra muy diferente el síndrome este, esto de quedar totalmente apabullado...

Reaccionar físicamente a un estímulo solamente sensorial tiene que ser muy difícil...

* * *

Embriagarse de belleza artística me parece un concepto muy atractivo... pero... también me parece que hay mucha parte de leyenda urbana en todo esto de la “embriaguez del arte”.

Y también habría mucho a discutir si para apreciar la belleza hace falta formación previa o si sin saber nada de lo que se va a ver se puede llegar al mismo efecto avasallador.

Estoy convencida que la mayoría de veces a la apreciación de la auténtica grandeza artística se llega a través de los ojos de la razón.

Stendhal llegó a ello a través de los ojos del alma, pero es muy difícil que el arte llegue a ser tan importante para alguien como lo fue para él.


miércoles, 15 de julio de 2015

...

«Las cosas que necesitan las artes para prosperar son con frecuencia contrarias a aquellas que necesitan las naciones para ser felices.»

«Llegamos al gobierno de la opinión; así que la opinión no tendrá tiempo para apasionarse por las artes. ¿Qué importa? La libertad es lo necesario, y las artes algo superfluo, de lo que muy bien puede uno prescindir.»

«La admisión de las mujeres a la igualdad perfecta sería la señal más segura de la civilización; multiplicaría por dos las fuerzas intelectuales del género humano y sus probabilidades de ser feliz.»

«¿Por qué en la desgracia proporciona placer oír cantar? Porque, de una manera oscura y que no intimida al amor propio, este arte hace que creamos en la piedad de los hombres: convierte el dolor seco del desdichado en dolor añorante; hace correr las lágrimas; su consuelo no va más lejos.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

martes, 14 de julio de 2015

...

«Mi debilidad va más lejos: veo en las iglesias muy antiguas copias de los templos paganos. Los cristianos, triunfantes tras tantos años de persecución, demolían con rabia un templo de Júpiter, pero construían al lado una iglesia a San Pablo. Se servían de las columnas del tempo de Júpiter que acababan de destruir; y, como no tenían ni idea de bellas artes, copiaban sin darse cuenta el templo pagano.»

«Los monjes y el feudalismo, que son ahora el peor de los venenos, fueron cosas excelentes en su tiempo: entonces no se hacía nada por vana teoría; se obedecía a las necesidades.»

«Toda imaginación conmovida por la música emprende el vuelo,»

«Me he visto arrastrado por recuerdos deliciosos. Dan las dos: el Vesubio arde; se ve manar la lava. Esa masa roja se recorta contra un bellísimo horizonte oscuro. Me quedo tres cuartos de hora contemplando este espectáculo imponente y tan nuevo, asomado a mi ventana en el séptimo piso.»

«No diré nada de Pompeya: es o más sorprendente, lo más interesante, lo más entretenido que haya visto; sólo a través de ella se conoce la antigüedad.»

«Los nuestros no pueden alcanzar a entender que los antiguos no hicieron nunca nada para adornar, y que para ellos lo bello no es más que el donaire de lo útil. ¿Cómo podrían nuestros artistas leer en su alma? Son sin duda hombres llenos de honor y de talento; pero Mozart tenía alma, y ellos no la tienen. Nunca un sueño profundo y apasionado les ha hecho cometer locuras; por eso tiene la banda negra, que ennoblece.»

«Lo más curioso que he visto en mi viaje es Pompeya; se siente uno transportado a la antigüedad; y, a poco que se tenga la costumbre de creer sólo lo que está demostrado, inmediatamente sabe uno de ella más que un erudito. Es un vivísimo placer ver cara a cara esa antigüedad sobre la que se han leído tanto volúmenes. He vuelo hoy a Pompeya por undécima vez. No es el lugar para hablar de ello.»

«El vulgo les es necesario a los grandes hombres, como los soldados al general.»

«Aquella alma tan elevada no vio que la condición sine qua non para escribir algo pasable de política es aislarse de los pequeños roces personales a los que haya uno podido exponerse.»

«Según salía del museo de pinturas antiguas (...), me he cruzado con tres oficiales de la marina inglesa que entraban. Hay veintidós salas. Ha partido al galope para Nápoles; pero antes de llegar (...) me han alcanzado los tres ingleses, que me han dicho por la noche que esos cuadros eran admirables y una de las cosas más curiosas del universo. Han pasado en ese museo entre tres y cuatro minutos.»

 Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

lunes, 13 de julio de 2015

...

«Apuesto a que no adivináis la ocupación de esta compañía de labradores: improvisaban, cada uno a su turno, cuentos en prosa al estilo de las Mil y una noches. He pasado una velada deliciosa escuchando esos cuentos, desde las siete hasta medianoche. Mis huéspedes estaban al principio junto al fuego, y yo cenando en mi mesa: han visto mi atención, y poco a poco me han dirigido la palabra. Como siempre aparece un encantador en esas historias tan bonitas, les supongo un origen árabe. Una sobre todo me ha impresionado tanto que la pondría por escrito si pudiera dictarla. Pero ¿cómo acometer uno mismo la tarea de escribir treinta páginas?»

«Comparo esta velada con la que pasé en la Scala, el día de mi llegada a Milán: un placer apasionado inundaba mi alma y la fatigaba; mi espíritu hacía esfuerzos para no dejar escapar ningún matiz de felicidad y de voluptuosidad. Aquí, todo ha sido imprevisto, un placer del espíritu sin esfuerzo, sin ansiedad, sin palpitaciones del corazón; era como un placer de ángel.»

«El ideal es un potente bálsamo que duplica la fuerza de un hombre de talento y mata a los débiles.»

«admirable soledad de la campiña de Roma; efecto extraño de las ruinas en medio de ese silencio inmenso. ¿Cómo describir una sensación semejante? Han sido para mí tres horas de la emoción más singular: el respeto tenía en ello mucha parte. Para no verme obligado a hablar, fingía estar durmiendo. Habría disfrutado mucho más estado solo.»

«Hay algo de ingenuo y de curioso en mi respeto apasionado por una inscripción verdaderamente antigua. Creo que me pondría de rodillas para leer con más gusto una inscripción  auténticamente grabada por los romanos en el lugar en que, por primera vez, dejaron de huir, después de Trasimeno: en ella encontraría una grandiosidad que por espacio de ocho días proporcionaría materia a mis ensoñaciones; admiraría hasta la forma de las letras. No hay nada que me subleve tanto como una inscripción moderna: generalmente es ahí donde toda nuestra mezquindad estalla de forma repelente con sus superlativos. Reflexiono hoy acerca de mi emoción de ayer: mi paso por Roma, sobre todo la visión de la campiña, me ha puesto nervioso. Hasta estos últimos tiempos he creído de detestar a los aristócratas; mi corazón creía sinceramente ir a la par que mi cabeza. (...) me dice un día: “Veo en vos un elemento aristocrático”. Habría jurado que estaba a mil leguas de ello. En efecto, he descubierto en mí esa enfermedad: tratar de corregirme habría sido necedad; me entrego a ella con deleite.»


«¿Qué es el yo? No tengo ni idea. Me desperté un día sobre esa tierra; me hallo ligado a un cuerpo, a un carácter, a una fortuna. ¿Me he de entretener vanamente en querer cambiarlos, y entretanto olvidarme de vivir? Tonterías: me conformo con sus defectos. Me conformo con mi inclinación aristocrática, tras haber denostado durante diez años, y sinceramente, toda aristocracia.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

domingo, 12 de julio de 2015

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«[la gloria] me parece que es un derecho que uno compra en la librería.»

«El acto de locura por el que se ven todas las perfecciones en el objeto amado de llama cristalización en el círculo de (...)»

«Observé una vez cómo un pastor de los chalés suizos se pasaba tres horas con los brazos cruzados, contemplando las cimas cubiertas de nieve del Jungfrau. Para él, era una música. Mi ignorancia me acerca a menudo al estado de aquel pastor.»

«Mi emoción es tan profunda, que casi roza la piedad. La religiosa oscuridad de la iglesia, la sencilla carpintería de su techumbre, su fachada sin terminar, todo ello habla intensamente a mí alma.»

«Me conduce hasta allí y me deja solo. Allí, sentado en el reclinatorio, la cabeza echada hacia atrás y apoyada en el respaldo para poder mirar al techo, las Sibilas de Volerrano me proporcionaron seguramente el placer más intenso que me haya dado nunca la pintura. Estaba ya en una especie de éxtasis por la idea de estar en Florencia y por la proximidad de los grandes hombres cuyas tumbas acababa de ver. Absorto en la contemplación de la belleza sublime, la veía de cerca, la tocaba por decirlo así. Había llegado a ese punto de emoción en el que convergen las sensaciones celestes provocadas por las bellas artes y los sentimientos apasionados. Al salir de Santa Croce, el corazón me palpitaba con fuerza, eso que llaman nervios en Berlín; la vida se había agotado en mí, caminaba con miedo a derrumbarme.»

«Tras salir de San Lorenzo, erraba al azar por las calles; contemplaba, sumido en una emoción muda y profunda (los ojos muy abiertos y sin poder hablar), aquellos palacios (...): son fortalezas.»

«Me sentía feliz de no conocer a nadie, y de no temer verme obligado a hablar. Esta arquitectura en la Edad Media se ha apoderado de toda mi alma; creía estar viviendo con el Dante. Seguramente hoy no me han venido a la cabeza ni diez ideas que no pudiera traducir con un verso de aquel gran hombre. Me da vergüenza contar estas cosas, me harán pasar por un egotista

«como si me hubiese podido cruzar con ellos a la vuelta de cualquier calle, evito dirigir la mirada a los hombrecillos borrosos que pasan por estas calles sublimes, impregnadas aún de las pasiones de la Edad Media.»


«Uno ve las obras maestras de las artes alumbradas por la energía de las pasiones, y cómo después todo se vuelve insignificante, mezquino, deformado, cuando la tempestad de las pasiones deja de inflar la vela que debe poner en movimiento el alma humana, tan impotente cuando está sin pasiones, es decir sin vicios ni virtudes.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

sábado, 11 de julio de 2015

...

«Como un soneto no tiene más que catorce líneas, uno no corre nunca el riesgo de aburrirse mucho si lo empieza; amo este género con pasión. Hay ocho o diez sonetos en italiano que están entre las cosas más bellas que haya producido el espíritu humano.»

«Escribía todas las noches en 1816, pero no hago imprimir en 1826 más que aquello que me parece aún verdadero.»

« (...) hace un reloj que en veinte años no se estropea, y la miserable máquina a través de la cual vivimos se estropea y provoca dolor al menos una vez por semana.»

«Los Carracci (...) formaron (...) a una multitud de buenos pintores de segunda fila, que no tendrían rivales si vivieran en nuestros días. No amaron en el mundo otra cosa que su arte, (...), y murieron pobres, (...). Pero se habla de ellos dos siglos después de su muerte, y algunos seres románticos miran a veces sus cuadros con lágrimas en los ojos.»

«Pues bien, con permiso de nuestras dama filósofas o místicas, es precisamente ahí, en los límites de la virtud, donde se toma la temperatura al mérito de una mujer.»

«Tengo sed de música; una velada sin música me parece que tiene algo de seco y de infeliz.»

«que ya está mal visto por el poder simplemente porque publica libros, »

«pero uno viaja para encontrar cosas nuevas y ver a los hombres tal y como son.»

«Como oro en paño me llevo a casa un volumen cuadrado, pequeño, en cuarto, escrito con tinta amarilla; y es que Italia no sabe hacer tinta, pero sabe emplearla. Es imposible mostrar más sutileza, y sobre todo hablar menos en vano, (...) Jamás una frase vaga, jamás esas consideraciones generales y mortales con las que nuestros pequeños historiadores tan cruelmente nos hacen pagar el placer de haber tenido hombres geniales. En las cuatrocientas páginas del manuscrito, no hay un solo en efecto o un por lo demás inútil.»

«he comprado ciento cincuenta volúmenes de historiadores italianos de la Edad Media; (...). Los días de lluvia o de luna (spleen), leo un periodo de cuarenta o cincuenta años, (...); a continuación busco en los ciento cincuenta volúmenes todo lo que tenga relación con ese periodo. Es una ocupación muy atractiva y que contrasta no poco con la vida, volcada toda al exterior, de un viajero.»

«pero no era ese el cálculo de las gentes de letras, que querían brillar. Se han escuchado con impaciencia unos a otros, ha habido réplicas agrias; en una palabra, he disfrutado de todos los encantos de la velada literaria.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos



viernes, 10 de julio de 2015

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«(época, (...), en la que de ciento veinte mil habitantes, no había cuarenta que le encontrasen gusto a pensar; la mesa y la voluptuosidad eran sus dioses)»

«Encuentro en ellos una profusión de columnas, y, para mí, las columnas son en arquitectura lo que el canto es a la música.»

«Hay que marcharse, cosa que lamento mucho; hago mis últimas visitas a los monumentos. (Le ahorro al lector descripciones de cuadros, tan insignificantes para quien no los ha visto, pero que a mí me complacía poner por escrito en el momento.)»

«Los hombres fuertes de este país desdeñan los lugares comunes, tienen el valor de exponer las ideas que son suyas personales; se aburrían repitiendo las otras.»

«Sueñan con los honores, en lugar de no pedirle la felicidad más que a su paleta o a su cincel.»

«Si el arte del pintor pudiera reflejar la amabilidad perfecta, sin la sombra de la afectación o del lugar común, el ingenio vivo, brillante, original, que no repite nunca lo que se ha dicho o escrito,»

«Deseo ser breve y claro. Si echara mano de aparato inatacable de las formas dubitativas y modestas que tanto convienen a mi ignorancia, este viaje tendría tres volúmenes, y seria seis veces más aburrido. En los tiempos que corren, la brevedad es la única señal de respeto apreciada por el público. No pretendo decir lo que son la cosas, cuento la sensación que causaron en mí.»

«Es sabido que las cartas de amor, y a veces la conversación tierna de las mujeres letradas, no son, en general, más que un centón de las novelas que admiran. ¿Será por esto por lo que son menos mujeres que todas las demás, y tan ridículas?»

«El italiano, que lee poco y con desconfianza, se instruye ante todo por medio de los viajes.»

«Todo está perdido si causa disgusto por charlatán, mientras que no hay ningún peligro en parecer silencioso. »

«La desesperación por amor es aquí ni más ni menos que las viruelas del alma; hay que pasar por ellas.»

«Un alma alocada, soñadora y profundamente sensible es aún más indispensable que una buena cabeza para atreverse a abrir la boca acerca de las estatuas.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos


jueves, 9 de julio de 2015

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«He entrevisto algunas escenas; pero confieso que no sé más que a través de relatos todo aquello que las hace interesantes para mí.»

«Pero si se tiene el talento para entreverar esa especie de atestados (...), del paso de la civilización de los egipcios a los etruscos y de los etruscos a los romanos,»

«En general, en la sociedad italiana, incluso la más inteligente, hay que comportarse como en la corte, y no reprobar jamás nada de lo italiano.»

«No hacen falta razonamientos para encontrarlo hermoso. Da placer a la vista. Sin ese placer en cierto modo instintivo o al menos no razonado del primer momento, no hay pintura ni música. Sin embargo (...) llegaba al placer, en las artes, a fuerza de razonamientos. El Norte juzga según sus sentimientos previos, el Mediodía según lo que da efectivamente placer a sus sentidos.»

«Estas montañas, vista de esa manera por sobre una llanura fértil, son de una belleza impresionante, pero tranquilizadora como la arquitectura griega. Las montañas de Suiza, por el contrario, me recuerdan siempre la debilidad del hombre y al pobre diablo viajero arrastrado por un alud. Estos sentimientos son seguramente personales.»

«¡Cuánta gente interesada en decir cosas horribles de un hombre genial que se burla de todas las preeminencias sociales! Puede decirse que, en este siglo de alabanzas mendigadas, de compadreo y de periodismo, la envidia es la única señal cierta de un gran mérito.»

«(Se llega a la pequeñez, en las artes, por la abundancia de detalles y el cuidado que se pone en ellos.) »

«Las músicas de nuestros regimientos son a ésta lo que el grosero calzado de una pescatera al bonito zapato de satén blanco que veréis esta noche.»

«Miguel Ángel conoció a los griegos como el Dante a Virgilio. Admiraron como debían, pero no copiaron; por eso se habla de ellos al cabo de siglos. Quedarán como el poeta y el escultor de la religión católica, apostólica y romana.»

«Es verdad que yo era el único lector de su biblioteca.»

«El sonido de las campanas es en efecto una parte de la música.»

«Escribir un viaje pintando los objetos por la sensación que causaron en un corazón, es bastante peligroso. Si se alaba con frecuencia, se está seguro del odio de todos los corazones distintos del vuestro. ¡Cuántas bromas no harán contra este diario las gentes de dinero y de condecoraciones! Pero tampoco es para ellos para quien escribo. Yo no me sometería a cien veladas aburridas para conseguir una de esas condecoraciones que a ellos les cuestan mil.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

miércoles, 8 de julio de 2015

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«La primera impresión es embriagadora. Estoy en completo arrebato mientras escribo esto.»

« “Pensar, aquí, es un peligro; escribir, el colmo de la inconsecuencia. Ved la brisa encantadora y voluptuosa que reina en la atmósfera, hoy primero de octubre; ¿queréis que uno se exponga a o que lo destierren a las nieves de Múnich o de Berlín, entre gentes tristes, que no piensan más que en sus condecoraciones y en sus dieciséis cuarteles? Nuestro clima es nuestro tesoro.”»

«Dejemos los temas tristes; hablemos de música: es el único arte que vive todavía en Italia.»

«En música, hay dos caminos para llegar la placer: el estilo de Haydn y el estilo de Cimarosa; la sublime armonía o la melodía deliciosa. »

«Únicamente la música vive en Italia, y, en este bello país, no hay que hacer más que el amor; a los demás disfrutes del alma se les ponen estorbos; aquí uno muere envenenado de melancolía si se es ciudadano. La desconfianza extingue la amistad; en cambio, el amor es aquí delicioso; en otras partes, no tienen más que la copia

«Es este un pueblo nacido para lo bello: una ópera de dos horas se sostiene por un momento delicioso que dura apenas seis minutos;»

«Voy a ocho o diez palcos; nada más dulce, más amable, más digno de ser amado que las costumbres milanesas. Es lo opuesto a Inglaterra: jamás una cara seca y desesperada.»

« (...) Es lo que hace tan atractivo el estudio de los pintores de la segunda mitad del siglo XV.»

«Casualmente, a mí me gusta más escuchar que hablar;»

« (...) ha formado una de las mejores bibliotecas de Europa;»

«En este siglo mentiroso y comediante (this age of cant, dice lord Byron), este exceso de franqueza y de sencillez entre gentes que se cuentan entre las más ricas y más nobles de Milán me causa tanta impresión, que me hace pensar en establecerme en este país. La felicidad es contagiosa.»

«Si no escribo en este momento, no escribiré. Trato de calmarme y de no escribir una oda que me parecería ridícula dentro de tres días.»

«Todo lo que puedo decir de las costumbres morales o de la manera de ir en pos de la felicidad en Italia, no lo sé sino a través de relatos que han podido ser falaces. Esas cosas no se ven con los ojos de la cara, como decía Napoleón.»

Roma, Nápoles y Florencia. Stendhal. – Editorial Pre-textos

martes, 7 de julio de 2015

La Italia eterna

Stendhal, en este libro Roma, Nápoles y Florencia, nos muestra “el espíritu” de Italia, una Italia eterna, una Italia la imagen de la cual comparten en el interior de su cabeza todas las personas ilustradas del mundo, que ha hecho derramar ríos de tinta y se ha hablado y rehablado de ella: Italia y su arte, Italia y su historia; su música, sus cuadros, sus monumentos, sus esculturas... incluso su comida. La Italia eterna.

Pero conviene tener en cuenta que esta Italia eterna que idealizan los viajeros y los turistas... no es el país real, el lugar geográfico donde la gente que vive allí trabaja y respira.

Se ha dicho muchas veces que no lo mismo viajar o hacer turismo por un lugar que vivir en él.

Tampoco es lo mismo viajar a un lugar cargado de historia que a un lugar donde el edificio más antiguo no tiene ni doscientos años.

Pero, a la hora de vivir en un lugar, los referentes artísticos y la historia se diluyen, y se trata con personas – la gente es más o menos igual en todas partes, dicen, una vez podados los folklorismos-. Y si vives en un lugar y tienes que trabajar y luchar por la supervivencia en él, aunque sea un lugar cargado de belleza, paisajística o monumental, esto anula todo romanticismo:

«Pero cuando le digo/que está entre los afortunados que vieron la aurora/sobre las islas más bellas de la tierra,/sonríe ante el recuerdo y responde que el sol/se alzaba cuando ya el día era viejo para ellos. », Cesare Pavese, Los mares del sur


Stendhal nos explica la Italia eterna. Mientras que la Italia cuotidiana, tanto en aquella época como ahora, sería otra cosa y pasaría por otros caminos, la Italia eterna no habría cambiado, y sería tan válida ahora como cuando Stendhal la observaba y la ponía por escrito hace más de dos siglos. Por esto es eterna, claro. 

lunes, 6 de julio de 2015

Un nombre providencial

Stendhal no fue en seguida Stendhal. Henry Beyle escribió (o dictó) mucho durante toda su vida todo tipo de escritos, y publicó (y se escondió) bajo todo tipo de pseudónimos. Tanto es así que se hace difícil a veces por parte de sus biógrafos seguir la pista de todo lo que escribió y publicó; y además siempre se encuentran en ello muchas páginas “de batalla”.

Pero, aquello que escribió y publicó que él creía que era bueno, lo que más apreciaba (y lo qué sus lectores más hemos apreciado), lo reunió bajo este pseudónimo que solamente usaba los días de fiesta, por decirlo de alguna forma, y que personalmente me entusiasma; encuentro que es admirable, envidiable, musical, romántico y muy elegante: Stendhal.

El origen de este pseudónimo –de donde lo sacó- trajo de cabeza a los estudiosos de la materia hasta que se supo que era un homenaje al lugar de nacimiento, un pequeño pueblecito alemán, de un historiador del arte muy conocido y riguroso de aquella época, que me imagino que él debía admirar, y en los libros del cual debía aprender mucho sobre esta Italia eterna que tanto le interesaba.

Un toque más de la clase y el buen ojo que tuvo este misterioso Arrigo Beyle para escoger un pseudónimo a la altura de la posteridad.


domingo, 5 de julio de 2015

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«¿Algún  principio o consejo que tengas muy presente a la hora de escribir? - Mantengo como única lealtad aquella que tiene que ver conmigo mismo: escribir lo que quiera, sin que nada ni nadie pueda condicionar lo que escribo. Cualquier otra cosa supondría incurrir en una especie de autocensura, y creo que la escritura ha de constituir un espacio insobornable de libertad.» - Miguel Barrero – Cuestionario Básico – Blog Cierta distancia

sábado, 4 de julio de 2015

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«El nombre de cuentista que más he pronunciado en mi vida, en voz alta o baja, fue Julio Cortázar. El que más me influyó, el que más vorazmente leí, el que más quise, el que me hizo amar el cuento ya para siempre. Sin embargo, en estos ocho años no recuerdo haber escrito nunca aquí sobre él -sí sobre Casa tomada-,(...). Bien. No he contaminado su recuerdo, lo que fue y significó. Hace mucho que no lo leo, y hace mucho que me dolía la moda de machacar a Cortázar. Ya parecía en el último round antes del K.O. y el olvido, pero hoy -hoy, hoy- todos parecen quererlo y amarlo y leerlo. Ya no puedo decir "recién lo leí" pero tengo al resguardo las calles de sus cuentos, el ritmo de sus cuentos. Queda hoy más en mí de aquel Cortázar que leí que de la persona que fui. Aunque no lo frecuente ni pronuncie su nombre, en voz alta o baja. Fui feliz leyendo sus cuentos. ¿Habría pago para eso?» – Miguel Ángel Muñoz – Blog El síndrome Chéjov

viernes, 3 de julio de 2015

Con Stendhal (V)

Una escena memorable de este libro Roma, Nápoles y Florencia, es el encuentro, y posterior conversación, de Stendhal con el gran Rossini, compositor de ópera.

* * *

Este es aquel qué, después de una cantidad realmente grande de óperas de éxito, dijo que se retiraba y que ya no escribiría ninguna más, porqué otro éxito no podría añadir ya nada más a su gloria, y en cambio un primer fracaso la podría hundir.

Este es también aquel que se negó en redondo a proporcionar a la imprenta sus obras completas... porqué tenía mucho miedo que fuera una evidencia como se auto plagiaba (y plagiaba a otros) y ser reaprovechaba a sí mismo y lo que ya había escrito anteriormente. (Cosa que por otra parte era normal en la época).

Rossini también es famoso por los famosos canelones a la Rossini, que se ve que son unos canelones con paté que están buenísimos. En esto se ve que era un hombre de vida, un buen vivant, un panza de gloria, igual como tiene pinta de ser Stendhal. Que les gustaba comer mucho y bien, vaya.

* * *

Pero, en este encuentro y posterior conversación de Stendhal y Rossini, todavía no se habla de nada de todo ello, por el simple hecho de que todo ello todavía no había pasado.

* * *

Unos años más adelante Stendhal escribirá una Vida de Rossini, que publicará no sé si con pseudónimo, y que no sería una de sus mejores obras, precisamente. (Ea, ¡qué yo sepa!) Que debe ser una de aquellas obras que se leen porqué son obra menor de un autor bueno, pero que por ellas mismas no serían leídas si no fuera por ello... Siempre hay personas que quieren leerlo todo de un autor que les gusta, aunque sean sus creaciones menos conseguidas.

Para mí los libros importantes y buenos de Stendhal son La cartuja de Parma, El rojo y el negro, -novelas excelentes-, el libro de viajes Roma, Nápoles y Florencia, -que me parece que son los únicos que él firma con este pseudónimo de Stendhal, y me parece que son los únicos que dedica a los happy few-, y quizá aquel libro un pelín extraño que se llama Del amor, y que no sé con qué pseudónimo firmó, y un libro de cuentos que se llama Crónicas italianas, que yo todavía no he leído, pero que me parece que no está tan bien como las novelas.

* * *

En esta conversación entre Stendhal y Rossini se habla primeramente de cómo, en la Italia de la época, se dedican pocos recursos a la remuneración de los músicos, algo que es injusto, en ello están de acuerdo.

A veces (yo, en la vida real), me he encontrado personas que encuentran que hablar de la pela es impropio de personas con cultura, que es vulgar. Y en cambio, aquí se encuentran dos mentes creativas de primer orden, y lo primero que hacen es hablar de la pela; ahora, estoy de acuerdo que esto solamente debía ser para romper el hielo, que después de calentar motores y generar confianza ya debían hablar de otras cosas, más elevadas.

* * *

Stendhal saca la conclusión que Rossini, un creador (¡y de música!), es un hombre feliz, entusiasta, ilusionado, y que esta satisfacción consigo mismo y su mundo tiene que ver con su capacidad para crear, y con el ser reconocido como creador.

Lo he dicho muchas veces y nunca me cansaré de repetirlo ni lo ponderaré jamás lo suficiente: crear realiza; e incluso aunque no se tenga éxito.

jueves, 2 de julio de 2015

Con Stendhal (IV)

(esto ya queda fuera del libro Roma, Nápoles y Florencia, de Stendhal)

Me dice un pajarillo que a Henry Beyle, no es solamente que los italianos no notasen en él al gran Stendhal que todavía no era, sino que con sus preguntas y su curiosidad por todo... ¡le creyeron un espía!

Se ve que la policía austriaca lo hizo expulsar de Italia acusado de espionaje. (Que qué hacían los austriacos haciendo expulsar gente en Italia, no me lo preguntéis, porqué no lo sé, solamente puedo conjeturarlo, pero no sé la suficiente historia para situarlo cronológicamente, esto).

Por el caso, que Beyle, con tanta curiosidad y con tantas preguntas sobre su Italia eterna generó incomodidad entre aquellos que podían haberse sentido incómodos.

* * *

Que yo sepa, no hay suficiente documentación histórica para saber si él era o no era un espía. (De hecho, él era francés, y por tanto un extranjero en Italia, y tampoco me ha quedado nada claro de qué vivía...) Para una persona tan sensible, verse expulsado de la tierra de sus amores debió ser un golpe duro...

Pero..., ¿y si lo era, de espía?

* * *

Yo que decía que ser ama de casa es muy combinable con la escritura... ¡Ser espía también me parece muy combinable!

En todo caso, yo le considero un espía de la realidad y de la locura humanas, un observador de las personas, de sus fantasías y sus anhelos. Y un espía de sí mismo y de su psicología. Será este espionaje y observación lo que le permitirá escribir, finalmente.

Todos los escritores deberíamos serlo un poco, de espías. Y observarnos a nosotros mismos como mínimo tanto como observamos a los demás. Y trabajar de espías al servicio de nuestra escritura.


miércoles, 1 de julio de 2015

Con Stendhal (III)

(en el que sigue todavía la discusión sobre Roma, Nápoles y Florencia, de Stendhal)

De este libro también me llama la atención la modestia con qué Henry Beyle trata a los literatos que se encuentra en su viaje por Italia, que no es solamente un viaje por la geografía, sino también por la cultura y por la historia, y sobre todo por la música y por el alma de Italia; y por el alma del propio Stendhal.

Aunque él todavía no hubiera escrito La cartuja de Parma y El rojo y el negro, novelas capitales, ¿Henry Beyle era ya Stendhal? – Si un gran escritor ya es o no es un gran escritor antes de haber escrito... – ¿Podían percibir o intuir las personas con las que coincidió en su recorrido en aquel cotilla, parlanchín y preguntón de Henry Beyle al gran escritor, al Stendhal que sería?

* * *

Por o qué parece, por lo que le dice la gente con la qué se encuentra, las personas inteligentes de la Italia de la época, (los hombres, se entiende; nadie se planteaba que una mujer pudiera escribir); ellas a amar con pasión y grandeza... y a escribir cartas.

Pues, los hombres inteligentes, si escribían, no publicaban, porqué en la Italia de aquel momento si tus escritos pasaban la censura significaba que no decías nada... era un deshonor y una vergüenza... y si no la pasabas podías tener problemas con la justicia.

(Como mínimo esta es la conclusión que me parece extraer de sus conversaciones con literatos en los palcos de los teatros de ópera durante su viaje).

* * *

Yo me pregunto... Ahora y aquí... ¿Podría haber también una especie de censura también, pero del mercado? ¿Si no escribes nada comercial no publicas?

(No me atrevo a decir nada más, porqué me parece que no sé lo suficiente sobre el tema. Y, además, es evidente que hay muchos libros no comerciales que son publicados.)


En todo caso, habría mucho que discutir.