jueves, 2 de julio de 2015

Con Stendhal (IV)

(esto ya queda fuera del libro Roma, Nápoles y Florencia, de Stendhal)

Me dice un pajarillo que a Henry Beyle, no es solamente que los italianos no notasen en él al gran Stendhal que todavía no era, sino que con sus preguntas y su curiosidad por todo... ¡le creyeron un espía!

Se ve que la policía austriaca lo hizo expulsar de Italia acusado de espionaje. (Que qué hacían los austriacos haciendo expulsar gente en Italia, no me lo preguntéis, porqué no lo sé, solamente puedo conjeturarlo, pero no sé la suficiente historia para situarlo cronológicamente, esto).

Por el caso, que Beyle, con tanta curiosidad y con tantas preguntas sobre su Italia eterna generó incomodidad entre aquellos que podían haberse sentido incómodos.

* * *

Que yo sepa, no hay suficiente documentación histórica para saber si él era o no era un espía. (De hecho, él era francés, y por tanto un extranjero en Italia, y tampoco me ha quedado nada claro de qué vivía...) Para una persona tan sensible, verse expulsado de la tierra de sus amores debió ser un golpe duro...

Pero..., ¿y si lo era, de espía?

* * *

Yo que decía que ser ama de casa es muy combinable con la escritura... ¡Ser espía también me parece muy combinable!

En todo caso, yo le considero un espía de la realidad y de la locura humanas, un observador de las personas, de sus fantasías y sus anhelos. Y un espía de sí mismo y de su psicología. Será este espionaje y observación lo que le permitirá escribir, finalmente.

Todos los escritores deberíamos serlo un poco, de espías. Y observarnos a nosotros mismos como mínimo tanto como observamos a los demás. Y trabajar de espías al servicio de nuestra escritura.


2 comentarios:

Ferragus dijo...

¿Tienes información sobre el síndrome de Stendhal? Los artistas son especiales en toda forma. El libro de viajes no lo he podido conseguir aún. Saludos.

Clarissa dijo...

¡Te me avanzas! Quería hablar del síndrome de Stendhal, precisamente, en otro post, el último o el penúltimo de la serie dedicada a este libro. Curiosamente, yo también, antes de leerlo, quería saber esto del síndrome. Pero conviene hacer notar que en el libro no se le llama así de ningún modo, solamente se describen los efectos. Ya hablaré.