sábado, 18 de julio de 2015

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Estoy leyendo este libro que es el best-seller de la temporada. Me lo ha dejado (o endosado) una compañera de trabajo.

A mí en principio no me interesaba demasiado leerlo, pero como que en el trabajo las otras dos compañeras lo han leído – y les ha gustado tanto, ¡están entusiasmadas con él! – me siento presionada para leérmelo yo también, más que nada para quedar bien con ellas.

No quiero que me miren raro, que es lo que pasaría si les dijera los libros que de verdad leo.

[Si cuando pasa esto hubieran sabido que en el futuro llegaría a leer libros que no son novelas, y que me gustaría, habrían creído que era extraterrestre. Y además no les habría interesado nada de nada.]
                  
Claro que esta pregunta de que leo realmente no me la han hecho nunca, y quizá tampoco haya el peligro que me la vayan a hacer nunca. Par ellas es suficiente saber que leo lo que ellas leen, que leo lo que lee todo el mundo. En mi caso esto no sería enteramente cierto, pero, ya digo, dudo mucho que alguien se interese por el tema y me lo pregunte.

* * *

A favor de la lectura de este libro que en principio no me atrae demasiado, pero, debo decir que, como persona que escribe, quizá me iría bien leerlo y saber de qué va el best-seller de la temporada. Incluso podría intentar analizar el porqué de su éxito. Algo que en realidad me interesa más que el libro en sí. ¿Por qué esto tiene éxito, y otras cosas no? ¿Por qué este libro es el tipo de material que tiene éxito entre personas como mis compañeras de trabajo? Es el tipo de material que tiene éxito entre personas que leen libros, pero que no saben demasiado de literatura. Y digo esto con el máximo respeto por cualquiera que lea. Además, si lo que se quiere es escribir un best-seller, que parece que en general es lo que se ambiciona, deberían tenerse en cuenta este tipo de lectores sobre cualquier otra cosa.


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