Algo que me ha hecho preguntarme el hecho de leer los libros que os decía
ayer de Octavio Paz es... ¿qué tipo de poemas escribe –o puede escribir-
alguien qué escribe algo tan definitivo como El arco y la lira, y Los hijos
del limo? ¡Hablar de esta manera de poesía es ponerse el listón muy alto!
No había leído ningún poema de Octavio Paz. De hecho, me parece que sus
poemas deben ser bastante desconocidos, como mínimo para mí. Pero casualmente
me he encontrado uno dentro de mi ordenador: Un despertar, del libro Árbol
adentro.
Y sí que está a la altura, sí. (Más chincha y rabia) Y, además, tiene esta
atmósfera de densidad intelectual que caracteriza su prosa. Atmósfera sería la
palabra para este poema.
A ver cuando me decido a leer más poemas suyos. –Qué, si nos fijamos en sus
obras completas, que son ocho volúmenes (¡!), la poesía solamente ocupa uno y
un poco más. Esto es buena señal, me parece. – De todos modos, el interés
principal que tengo por este escritor es su prosa. Me gustaría algún día, más
adelante, leer El laberinto de la soledad, y el libro que escribió sobre
Sor Juana Inés de la Cruz.
A ver si resulta cierto que todo llega en este mundo.
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