lunes, 10 de agosto de 2015

Hablar de música

Ahora, gracias a tener una conexión a internet más bien pasable, puedo escuchar bastante música. Pero me percato que no hablo demasiado, en el blog, de la música que escucho.

Esto es porqué no me considero preparada para hablar de música. Es un tema que me merece mucho respeto. Y como no podría decir nada más allá de que me gusta escuchar lo qué escucho... Pues prefiero no meterme en camisas de once varas y no hablar de según qué música, que además que con esto de la música y de la música preferida los hay muy susceptibles.

En resumen, que me gusta escuchar música, y todavía me gustaría más que pudiera materializarse un cuarteto de cuerda de carne y hueso y madera en mi comedor... Pero prefiero no hablar de ello, de toda la música que escucho, precisamente, porqué es un tema que me merece mucho respeto, y si bien los medios de comunicación nos demuestran con sus ínclitos tertulianos que saben de todos los temas que no hace falta saber demasiado de nada si sabes opinar de todo, me parece que de esto de la música sí que se debe saber algo, para hablar de ello, y no solamente como simple oyente, como sería el caso.

* * *

Por cierto que, hablando de tertulias radiofónicas, escucharía con deleite una tertulia de músicos en la que se lanzaran los platos por la cabeza y se hicieran quedar mal los unos a los otros como hacen los de las tertulias deportivas o políticas a veces, que según como chispean como el agua con gas... ¿O una tertulia de músicos o críticos musicales nunca lo harían, esto? Que en una tertulia de músicos tendrían más cultura y más saber estar, seguro. Y en realidad las broncas no serían lo que más interesa, espero, en general. Ahora, una tertulia como las deportivas –con su vivacidad pero sin broncas-, hecha por músicos y hablando de música, estaría bien...



domingo, 9 de agosto de 2015

Contra el miedo: el shandismo

Hablo del Tristram Shandy, famoso libro del siglo XVIII, que finalmente he leído (en catalán).

Quizá os esperaréis que elogie su simpatiquísimo sentido del humor. Y es así, este libro te pinta una gran sonrisa en la cara, y te dibuja muchas micro sonrisas que como pétalos de flores van surgiendo durante la lectura...

Pero el libro no va de esto.

* * *

El libro del señor Laurence Sterne va del miedo a la muerte.

No de porqué morimos. Sino de qué debemos morirnos. Todos. Cada uno de nosotros.

Este buen hombre se lo toma con simpatía y buen humor, lo esconde con mil cortinas (¡cortinas!), pero se nota que le da mucho miedo morirse. ¡Y a quien no!

Y es por ello que escribe este libro, porque está asustado.

Y el hecho que fuera predicador, y que en fondo fuera un descreído, acentúa el sentido del humor, pero no rebaja ni un miligramo el miedo.

Este miedo que le hace saltar de un tema  al otro como si fuera un caballo del ajedrez. (Y ello le hace ser el inventor del hipertexto, dudoso honor que la era informática ha magnificado como si hubiera sido una masa enorme de agua y harina esperando crecer por la cocción). Se escaquea, pero que al fin y al cabo su huída siempre le lleva allí mismo, a la misma conclusión, y al mismo miedo.

Su vitalidad saltarina le lleva a la conversación, a la escritura, a reírse del sexo (el humor del libro). Y al miedo. Y es que aunque este es un libro gracioso, y que además cae en gracia, este es un tema del que nunca se ríe. Ni un miligramo. Se puede reír de sí mismo, pero no de la muerte.

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Su libro le ha sobrevivido. Mientras él hace años que cría malvas, que hace años que finalmente ya sabe lo que hay en el otro barrio, que hace años que es seguro que no volverá de más allá para explicárnoslo, su miedo a saberlo (el más universal de los sentimientos), plasmado en este libro, sus chascarrillos sobre lo qué algunos consideran una de las cosas más agradables y alegres del mundo, sus saltitos y su pasmo por todo, le continúan permitiendo hacerse la pregunta indefinidamente mientras haya lectores.


Se podría decir qué... ¿la venció? ¿Él, a quien tanto le asustaba?

sábado, 8 de agosto de 2015

Esto de la inestabilidad...

Esto de la inestabilidad alargaría para un post, o para una serie de posts, pero de momento no sé como enfocarlo: no me siento con fuerzas, de hablar de ello, de momento. Ya se verá.

viernes, 7 de agosto de 2015

Inestable inestabilidad

El otro día decía que este verano tenía la intención de escribir y publicar mucho; era verdad: lo sentía, cuando lo decía. En cambio, ayer mismo decía que no estaba “inspirada” y no escribía nada... También era verdad en su momento. Soy consciente de la contradicción, pero la escritura es así; la escritura es esto.

Ahora, quizá echo la culpa a la escritura, a la falta de inspiración, y lo que tiene realmente la culpa es mi propia inestabilidad.

La escritura es algo que  tiene la ventaja que va bien para reconducir (o reconciliarse con) la propia inestabilidad.


jueves, 6 de agosto de 2015

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«¿Y la inspiración? Si a uno viene a ayudarle la inspiración...

Esta señora llama a la puerta o pasa de largo [...], creo poco en sus gracias. Y  a lo mejor prefiero no creer. Porque vaya plan, que lo que uno firma se lo escriba otro, un soplo que viene de arriba, un dictado...»

Antonio Pereira
Sobre penas (y algunos gozos) de la creación literaria

(en cambio yo sí creo en ella. Y es por ello que hoy publico esto. No estoy inspirada.)

miércoles, 5 de agosto de 2015

...


«Nosotros somos los culpables de esta destrucción, los que no hablamos su lengua ni sabemos estar en silencio. Los que [no] llegamos en barco, los que ensuciamos de polvo sus portales, los que rompemos sus alambradas. Los que venimos a quitarles el trabajo, los que aspiramos a limpiar su mierda, los que anhelamos trabajar a deshoras. Los que llenamos de olor a comida sus calles tan limpias, los que trajimos violencia que no conocían, los que transportamos sus remedios, los que merecemos ser amarrados del cuello y de los pies; nosotros, a los que no nos importa morir por ustedes, ¿cómo podía ser de otro modo? Los que quién sabe qué aguardamos. Nosotros, los oscuros, los chaparros, los grasientos, los mustios, los obesos, los anémicos. Nosotros, los bárbaros.» - Yuri Herrera - Señales que precederán al fin del mundo

martes, 4 de agosto de 2015

El espectáculo del drama

Escucho por la radio la noticia de un drama humano, uno de los muchos desastres humanitarios que se permiten en nuestro mundo. Me horroriza, pero no quiero hacer el típico post sobre la maldad el mundo, la mezquinez de la vida, la inquinia de las personas... La mala literatura está llena de sentimientos nobles, y solamente con sentimientos nobles no se arregla nada. Y, además, ¿qué podría hacer, yo? Se hace como todo el mundo, se mira hacia otro lado, y ya está.

Un ciudadano europeo que escucha una noticia como esta (que se la encuentra entre las rebanadas de su desayuno), puede sentirse horrorizado, pero continua con sus vacaciones... para comer le espera una paella y... Mientras pasa todo esto a pocos kilómetros; y tampoco podría hacer nada.

Se pueden tener los sentimientos nobles que se quiera, pero el mundo continua igual, las crisis humanitarias continúan igual, y continuamos incapaces de hacer nada.

* * *

Una vez alguien dijo que la única forma de hacer un mundo mejor es hacer aquello que nos gusta...

Ojalá fuera verdad, y solamente leyendo y escribiendo se pudiera hacer de verdad un mundo mejor...

Y esto sin querer ser una escritora comprometida, figura que admiro mucho, pero que ha daría miedo ser. (Hay países en los que ser un escritor comprometido es chungo). Y, además, es duro decir esto, pero la mayoría de escritores a los que admiro (como escritores), no lo eran, de escritores comprometidos... más bien... en fin.

Admiro mucho la valentía de todo aquel/la que se compromete con una causa justa en la que cree, pero yo quiero ser escritora antes de estar comprometida con ninguna causa, por justa que sea. Quiero estar comprometida con la escritura misma. No sería sincera si no reconociera mi egoísmo en esto, egoísmo que llega más allá de cualquier causa noble. Además, siendo un ama de casa, ¿qué se les puede decir a todos estos del poder que por vergüenza de todos permiten tantas cosas?

No sé si la escritura a secas, la escritura no comprometida, puede ayudar a hacer un mundo mejor, pero a mí me ayuda mucho. No escribo para luchar por un objetivo, sino por la expresión, por la escritura misma, y por la minúscula lucha personal de levantarme cada mañana.

Que ahora existan los blogs y esto salga a la luz es casual: estuve muchos años escribiendo solamente para mí misma. Cuando escribía para  mí misma no me esperaba nadie, al final de mi escritura. Ahora, en el blog, me espera todo el mundo y continua sin esperarme nadie al mismo tiempo.

Ojalá no hiciera falta escribir sobre la maldad, la iquinia, la mezquinez... Y aunque me corroan unos sentimientos nobles completamente inútiles antes estas catástrofes que afectan seres humanos, la realidad es otra cosa, y solamente con sentimientos nobles no se va a ninguna parte ni se arregla nada.

Y sé perfectamente, aunque me duela, que para escribir algo bueno de verdad, alguien que escribe tiene que saber desprenderse de escribir solamente con sus sentimientos nobles, porqué un ser humano puede ser bien, pero también puede ser mal, y se necesita lo peor de uno mismo para conseguir lo mejor. Luchar para conseguir una imagen justa del mundo (lo que debe hacer todo aquel quien escribe) es muy complejo, y no es lo mismo que luchar para conseguir un mundo más justo. Aunque sean cosas que se parezcan y a veces se confundan, hay entre ellas una diferencia sutil.


lunes, 3 de agosto de 2015

La historia del perfil en mi blog

Quizá os habéis preguntado alguna vez porque yo no tengo un perfil mío en el índice de mi blog... (Ni lo he tenido nunca).

Una vez alguien definió mi blog diciendo que cada post era un perfil... Eso me gustó y me encendió la bombilla...

... y me hizo percatar que no me había planteado eso del perfil porqué mi vida no puede ser esquematizada en un perfil... y creo que la de nadie...

La idea es que todo lo interesante que podría explicar el perfil se vaya deduciendo a medida que escribo posts... El conjunto de los posts serán, el día de mañana, el auténtico perfil. Esta sería la intención, como mínimo: no necesitar un perfil que me describa porqué ya sea la escritura misma la que hable de mí...


domingo, 2 de agosto de 2015

Un viaje accidentado

¿Os lo imagináis? Alguien se va de vacaciones a un lugar lejano, muy lejano, y se queda tirado durante horas en un aeropuerto, y me dice: “He pasado todo este tiempo leyendo tu blog, todos los posts, con el móvil en la mano, ha sido fantástico, me he entretenido mucho”. Ya lo sé, solamente se trata de una fantasía. Inofensiva, espero: no deseo que nadie se quede tirado en ninguna parte. Pero, claro, si alguien tiene tiempo por delante, una buena conexión y no mucho por hacer... ¿Por qué no tiene que ser posible que este alguien se dedique a leer mi blog? (Y aunque fuera sin decírmelo...) ¿Se trataría solamente de una fantasía locuela?

sábado, 1 de agosto de 2015

Empiezan las vacaciones

Hoy es primero de agosto, el día por antonomasia en el qué empiezan las vacaciones.

Por la idiosincrasia de mi relación con la escritura yo no hago vacaciones de escribir y publicar durante el mes de agosto; más bien con la claridad y el sol tengo más ganas de escribir y publicar que nunca.

Pero no espero que, si vosotros os vais de vacaciones, y habéis ido allá donde sea a desconectar, me continuéis leyendo durante las vuestras, de vacaciones.

Yo continuo al pie del cañón, pero os doy permiso para olvidar mi blog hasta el mes de septiembre.


¡Qué tengáis unas buenas vacaciones!