La lectura es una actividad solitaria, a veces difícil, a veces árida.
Requiere concentración y silencio; no tiene glamour.
Para la vida real, lejos del mundo imaginario de las propagandas, y para la
maduración personal, va bien aprender a disfrutar de una actividad que haga
pensar, que requiera concentración y silencio, y que por tanto no tenga glamour.
Y es que el mundo real tiene mucho menos glamour que el mundo ideal
que vemos en las propagandas, y a veces no nos percatamos, y nos perdemos cosas
por culpa de ello; no quiero decir que nos perdemos cosas sensacionales o glamourosas,
sino cosas satisfactorias y normales. La realidad (real, cotidiana de cada
día), no tiene glamour; cuando más pronto nos hagamos a la idea de ello,
mejor... Y se puede no tener glamour y ser perfectamente feliz...
(¡Excepto si queremos ser presentadores de televisión, claro!)
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