Estas fiestas también he hojeado (o reojeado, porqué lo leí todo ya hace
tiempo), el libro Con derecho a cocina, de Mary Higgins Clark. (He
releído los trozos que tengo subrayados, podríamos decir). En este libro la
autora nos explica un poco su vida, y como empezó a escribir.
Coincidencia con Sampedro: se levantaba muy temprano, antes de ir a un
empleo de verdad (que le gustaba), y de ponerse a cuidar una familia numerosa. La escritura como sacrificio pero
sin ser un sacrificio: la superpersona que puede con todo; tan desconocido para
mí como la teoría de las supercuerdas.
Este libro me parece superficial, y no leeré sus novelas, que, además, son
de género. (Son novelas de intriga –si estoy en lo cierto-, quizá incluso
podríamos decir que son buenas novelas de intriga... No tengo nada en contra de
ellas, pero no es mi tipo de libro).
* * *
Ahora, reconozco que la imagen donde sale ella en la mesa de la cocina de
su casa con la máquina de escribir con la qué escribió su primer libro me roba
el corazón. ¡El ama de casa-escritora!
Eso sí que ya no es tan extraño como una supercuerda... Incluso una
escritora premiada confesó que había escrito su obra en la cocina de su casa,
entre tarea doméstica y tarea doméstica... Y eso sí que me parece real, y un
ejemplo valioso...
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