domingo, 1 de febrero de 2015

La historia de la traducción al castellano de mi blog

Cuando decidí que escribiría (no que viviría de la escritura, sino que escribiría), ya hacía unos añitos que escribía para mí misma (en catalán), pero al decidirme me pareció que sería mejor escribir en castellano; me pareció que “tendría más salidas”, tal y como se decía entonces.

Escribí una novela (inacabada) incluso, en castellano, y participé en un cursillo de escritura creativa presencial y en uno por correspondencia en castellano. Estuve escribiendo en castellano unos cuantos años, principalmente para mí misma.

A principios de la década pasada hice un cursillo de escritura creativa por internet en catalán y otro en castellano. Entonces me percaté que el catalán lo empezaba a tener apolillado, sobre todo la ortografía, pero que todavía no era irreversible...

Al poco tiempo, cuando creé el blog , no me lo pensé dos veces: me salió crearlo en catalán; aunque para empezar publiqué un par de textos (de los tres de prueba) en castellano, el blog era en catalán.

Me pareció que un blog en catalán pasaría más desapercibido, temía llegar a tener unos lectores que pudieran juzgarme. Pero en eso me equivoqué completamente: no solamente el blog en catalán no ha pasado más desapercibido, sino que ha sido siempre mucho más leído y comentado; el blog en catalán siempre ha sido mucho más visible de la manera que a mí me asustaba tanto ser “visible”; aunque ambos blogs han tenido siempre muy pocos lectores (excepto cuando tener un blog se puso de moda), el blog en castellano siempre ha tenido poquísimos. (¡Un saludo a todos mis lectores, por cierto!)

¿Para quién creé esta réplica de mi blog en castellano? Pues primero para mí, para no perder el castellano, no quería que se me apolillara como me había estado apunto de pasar con el catalán.

Al principio del año 2006, cuando hacía un mes que tenía el blog, un comentario de una compañera del grupo de lectura de Jane Austen me hizo percatar que ellas no entendían mi blog: la mayoría era suramericanas. Y fue entonces cuando pensé que podría ser una buena idea traducirlo, para que ellas pudieran leerme.

En seguida fue evidente que no solamente no me leían, sino que además mi blog no les interesaba nada de nada. Pero como la traducción ya estaba pergeñada, y como decía aquel “se vio que esto era bueno”, todavía continua ahora. Si pudiera, también me traduciría a mí misma al inglés, pero sé lo suficiente.

Y, en referencia a la dificultad de traducirse a una misma, a mí el catalán y el castellano siempre me han parecido la misma lengua, como buenas lenguas románicas que son; con detalles, pero la misma lengua. (Y espero que nadie se me enfade por decir esto...). Usar el catalán ha sido durante muchos años el único tipo de lucha que se ha permitido, y eso hace que a veces se confunda el uso de la lengua con la reivindicación. Sin entrar en si yo reivindico o no reivindico, o en qué pienso del bilingüismo, creo que usar tanto el catalán como el castellano debería entrar dentro de la normalidad.



2 comentarios:

Ferragus dijo...

Recuerdo tu blog en catalán y a pesar que no domino esa lengua, era un placer recorrer sus líneas y disfrutar de las imágenes que ponías allí.
Saludos.

Clarissa dijo...

¡gracias Ferragus!