Cuando decidí que escribiría (no que viviría de la escritura, sino que
escribiría), ya hacía unos añitos que escribía para mí misma (en catalán), pero
al decidirme me pareció que sería mejor escribir en castellano; me pareció que
“tendría más salidas”, tal y como se decía entonces.
Escribí una novela (inacabada) incluso, en castellano, y participé en un
cursillo de escritura creativa presencial y en uno por correspondencia en
castellano. Estuve escribiendo en castellano unos cuantos años, principalmente
para mí misma.
A principios de la década pasada hice un cursillo de escritura creativa por
internet en catalán y otro en castellano. Entonces me percaté que el catalán lo
empezaba a tener apolillado, sobre todo la ortografía, pero que todavía no era
irreversible...
Al poco tiempo, cuando creé el blog , no me lo pensé dos veces: me salió
crearlo en catalán; aunque para empezar publiqué un par de textos (de los tres
de prueba) en castellano, el blog era en catalán.
Me pareció que un blog en catalán pasaría más desapercibido, temía llegar a
tener unos lectores que pudieran juzgarme. Pero en eso me equivoqué
completamente: no solamente el blog en catalán no ha pasado más desapercibido,
sino que ha sido siempre mucho más leído y comentado; el blog en catalán siempre
ha sido mucho más visible de la manera que a mí me asustaba tanto ser
“visible”; aunque ambos blogs han tenido siempre muy pocos lectores (excepto
cuando tener un blog se puso de moda), el blog en castellano siempre ha tenido poquísimos.
(¡Un saludo a todos mis lectores, por cierto!)
¿Para quién creé esta réplica de mi blog en castellano? Pues primero para
mí, para no perder el castellano, no quería que se me apolillara como me había
estado apunto de pasar con el catalán.
Al principio del año 2006, cuando hacía un mes que tenía el blog, un
comentario de una compañera del grupo de lectura de Jane Austen me hizo
percatar que ellas no entendían mi blog: la mayoría era suramericanas. Y fue
entonces cuando pensé que podría ser una buena idea traducirlo, para que ellas
pudieran leerme.
En seguida fue evidente que no solamente no me leían, sino que además mi
blog no les interesaba nada de nada. Pero como la traducción ya estaba
pergeñada, y como decía aquel “se vio que esto era bueno”, todavía continua
ahora. Si pudiera, también me traduciría a mí misma al inglés, pero sé lo
suficiente.
Y, en referencia a la
dificultad de traducirse a una misma, a mí el catalán y el castellano siempre
me han parecido la misma lengua, como buenas lenguas románicas que son; con
detalles, pero la misma lengua. (Y espero que nadie se me enfade por decir
esto...). Usar el catalán ha sido durante muchos años el único tipo de lucha
que se ha permitido, y eso hace que a veces se confunda el uso de la lengua con
la reivindicación. Sin entrar en si yo reivindico o no reivindico, o en qué
pienso del bilingüismo, creo que usar tanto el catalán como el castellano
debería entrar dentro de la normalidad.
2 comentarios:
Recuerdo tu blog en catalán y a pesar que no domino esa lengua, era un placer recorrer sus líneas y disfrutar de las imágenes que ponías allí.
Saludos.
¡gracias Ferragus!
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