sábado, 25 de octubre de 2014

Entreviendo una posibilidad de silencio

Me acuerdo de haber leído que un filósofo muy conocido, en los últimos años de su vida, después de haber bebido mucho durante muchos años, se encontraba con sus amigos y les preguntaba angustiado: “Continuo siendo tan inteligente como lo era antes?” (Temía no serlo por efecto de la bebida, se entiende).

Sin llegar a estos niveles (ni de inteligencia, ni de desesperación intelectual – ni de bebida), en el libro sobre la depresión que leí hace poco había un breve párrafo que decía que los que sufrimos esquizofrenia íbamos perdiendo capacidad intelectual a medida que pasaban los años.

El mismo hecho de haberme lanzado al tren y de haber perdido mucha sangre de la cabeza me podría hacer tener algunas dudas sobre si tengo o no tengo tanta capacidad intelectual como tenía antes...

Pero a mí lo único que me angustia es si, de aquí a unos años, seré capaz de escribir como ahora, o esto también lo iré perdiendo...  Como aquellos guitarristas que deben practicar con la guitarra cada día, sino notan que “pierden” el dominio sobre el instrumento... ¿La escritura tiene más que ver con la capacidad intelectual o con la capacidad de expresarse? Es de prever que aunque cuando me haga vieja no sea tan inteligente, continuaré sabiendo decir lo que pienso... Que al fin y al cabo es lo que hace un escritor (sin pretender tener la razón siempre). Escribir explicándome  a mí misma, espero que eso lo podré continuar siendo capaz de hacer... Tampoco hace falta ser tan inteligente para pergeñar cuatro frases expresivas, me parece...

Eso de hacerse viejo y de estar enfermo es una jugarreta del destino, pero la alternativa tampoco es nada halagüeña...

Estoy preparada para aceptar que no soy tan inteligente como creía, pero no para aceptar que ya no soy capaz de escribir como escribía antes, como he escrito siempre...




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