Vivimos en un mundo
compulsivamente emisor, en el qué todo el mundo habla, habla y habla y en el
qué raramente encontramos a alguien que nos escuche de verdad.
Estoy segura que este
blog sería otra cosa si en la vida real tuviera más personas con las qué
hablar, y que me escucharan. Pero el mundo real es como es, y ya sentenciado
que “hablo demasiado”, y que “escribo demasiado” (¿?).
Siempre me he enganchado
a cosas (la escritura, el blog), y a personas (Álvaro, Lara), que me han hecho
sentir escuchada; que alguien te escuche es algo que no tiene precio.
Por tanto, mientras la
vida real no me escuche el blog continuará; aunque no tenga nada especial que
decir, simplemente expresarme y sentirme escuchada.
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