jueves, 21 de agosto de 2014

Monólogo dialogado

Me da vueltas por la cabeza la frase: “establecer un diálogo fructífero y duradero con la propia obra”. ¿Eso significaría releer lo que se ha escrito en el pasado? Es decir, ¿querría decir releerse a una misma?

Si no lo recuerdo mal, Carmen Martín Gaite decía que, una vez dada por acabada una obra, después de haberla corregido y una vez ya se había publicado, jamás la releía ni se volvía a preocupar de ella.

No sé si para establecer este diálogo “fructífero y duradero” conmigo misma y mi obra, debería releerme todo lo que he escrito, y, sobre todo, si debería releerme todo lo que he publicado en la red. El hecho de publicarlo en el blog, ¿haría que se considerara más definitivamente acabado?

El caso es que no sé si tendré la paciencia de leérmelo (aunque alguna vez, cuando los posts eran muchos menos, había conseguido leérmelos todos). Eso me preocupa, porqué, si yo misma no soy capaz de releérmelo, ¿cómo puedo pretender que alguien se interese por ello lo suficiente como para leérselo como mínimo una vez? ¿Cómo puedo pretender tener algún lector si yo no puedo ser ni una buena lectora de mí misma?

De todos modos, no es que no me guste releerme, pero me hace sentir incómoda y un poco rara... Es como practicar un deporte de riesgo. Siempre pienso: “ay...”, aunque una vez releído casi nunca me parece lo horripilante que me temía... Pero, ¿consigo transmitir lo que de verdad quiero transmitir, o la vida, la palpitación, la fuerza, están en otra parte?

No soy capaz de ser objetiva, pero los posts pasados me interpelan expectantes como aquel quien me dice: “¿por qué nos has escrito?”. Y no hay respuesta. Los posts simplemente son, han sido escritos. Como cometas escapados por el cielo, vuelan libres por el cielo de la escritura, y no sé si lo que quiero es dialogar con ellos o olvidarlos definitivamente, dejarlos volar y no verlos más. Queda el alivio de haberlos soltado, de haberlos escrito.

Alivio es la palabra; el blog sería un gran alivio.




1 comentario:

Ferragus dijo...

Me encantó esa figura de los cometas; evidencia toda la libertad de tus escritos.