domingo, 6 de julio de 2014

De leyenda...

Seguramente habéis oído hablar de las ordalías medievales: para defender su causa, alguien se ve obligado a pasar una prueba terrible, como por ejemplo sostener un hierro candente. Si sale vivo de ello, o la prueba no le deja secuelas, significa que dios está a su favor y la causa triunfa y es tenida por verdadera. Es el juicio de dios.

También debéis haber oído que, cuando se enfrentaban dos caballeros en torneo singular, el que ganaba podía presumir de tener el favor divino, para él y para su causa –y para su dama-, y la razón. Era el juicio de dios.

¡Qué atrasados que estaban en la época medieval, verdad? ¡Qué primitivos!

Fijaos en el fútbol. Como dijo una vez uno, quien gana parece que tenga razón. Lisa y llanamente: quien gana tiene la razón. Quien vence convence, siempre, en estos casos futbolísticos de audiencias masificadas. ¿No serían los resultados de los partidos de fútbol de los equipos importantes como una especie de juicio divino? (Los que ganan siempre son los más guapos, sexies y atractivos... Es vuelven más altos y glamorosos aunque sean bajitos y paletos...) ¿Es que el resultado de un enfrentamiento importante no da o quita la razón según un equipo gane o pierda?


¡Qué atrasados que estaban en la época medieval!

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