jueves, 20 de septiembre de 2012

Novela pretendida


He leído que ahora, con la crisis, hay mucha gente que se ha decidido a lanzarse a la piscina de escribir una novela, sobre todo periodistas en paro. Me parecería una idea interesante si no fuera porqué yo tengo en la cabeza escribir una novela desde que empecé a escribir, y todavía no he sido capaz de hacerlo. Quizá la piscina a la que yo debería lanzarme es más bien aceptar que jamás escribiré una novela...

Tengo el blog, es cierto, y estoy orgullosa de él, pero no es exactamente lo que esperaba cuando empecé a escribir. Entonces los blogs no existían. Resulta difícil de creer que un elemento (no hablo de género) que hace quince años no existía pueda producir algún tipo de escrito que pueda ser tomado en serio en el aspecto literario... Los blogs no son exactamente un nuevo género, porqué el artículo corto ya existía, y más bien se trata de eso, aunque se admiten todas las variantes posibles y los blogs son un contenedor muy amplio... En mi caso se trataría de “artículos sobre mi vida”, entre otros.

Mi ilusión sería escribir un best-seller con calidad literaria... Pero, si me paro a pensarlo, esta debe ser la ilusión de cualquier persona que escriba...

En mi vida hay una contradicción entre querer vivir pocos años (pienso mucho en el suicidio) y el hecho de querer vivir para tener tiempo de escribir algo que valga la pena, por lo cual la madurez, y el hecho de cumplir años y acumular experiencia (el diablo sabe más por viejo que por diablo), juega indudablemente a favor: se dice que un escritor no está en el punto óptimo de cocción hasta los cuarenta, o más, y a mí todavía me faltan algunos años para llegar a esa edad.

También me da miedo escribir y publicar un libro que al cabo de pocos años vaya a engrosar la pasta de papel y todo el mundo lo olvide... Esto debe ser algo horrible para un escritor.

Mi primer psiquiatra me dijo que parecía que me sentía obligada a escribir vete a sabe qué, y que esta era una presión de más que me imponía a mí misma. Que lo importante era ir tirando, no hacía falta exigirse “un best-seller con calidad literaria” de buenas a primeras, ni “un libro que perdurase” salido de la nada, que esta era la manera segura de darse con un canto en los dientes, que debía ir tirando pasito a pasito con lo que me saliera y estar contenta con ello.

Bien, pues, de momento lo que me sale es el blog, y estoy contenta con él.


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