domingo, 7 de noviembre de 2010

Más sobre los macarrones. (Tetralogía)

Volviendo a esto del premio, yo encuentro que si te dan un premio debes aceptarlo. Sobre todo cuando antes has dicho que lo querías. Pero decir que lo aceptas para luego dejarlos plantados no me parece bien, por más que los motivos que da para no aceptarlo, a pesar de estar mal redactados, sean bastante legítimos.

Cuando alguien rechaza un premio siempre pienso en Sartre, al que tengo una manía especial. Sartre se cubrió de gloria rechazando un premio muy importante, pero, al cabo de unos años, cuando se encontró sin dinero, ¡lo reclamó! Mejor dicho, no reclamó el premio, reclamó el dinero del premio, que creía que le correspondía. Eso es un intelectual de izquierdas comprometido.

¿Este señor no está de acuerdo con el gobierno? Pues que haga como Thoreau, que no pague los impuestos. Ah, que no pagar impuestos sólo pueden hacerlo los que son muy y muy ricos, que los pobres que no pagamos impuestos vamos a la cárcel... Qué pequeño y molesto detalle. Bueno, rechazaré un premio, que no tendrá ninguna consecuencia negativa para mí y todavía quedaré bien como un artista super-enrollado y super-comprometido. Pero, sobre todo, que todo el mundo sepa lo super-enrollado y super-comprometido que soy y que estoy mucho contra el gobierno al que continuaré pagando mis impuestos como un buen ciudadano... eso si es que no es lo suficientemente rico como para no tener que hacerlo...

No hay comentarios: