jueves, 5 de agosto de 2010

Meter la pata

El otro día iba por Girona por la calle y me paró un inmigrante, un chico joven y negro, para preguntarme dónde estaba cáritas. Yo no lo sabía, pero vi la oficina de turismo de fondo y no se me ocurrió otra cosa que decirle que lo fuera a preguntar a la oficina de turismo. Evidentemente, cuando llegó a la altura de la oficina de turismo pasó de largo... ¡Enviar a alguien a buscar la dirección de cáritas a la oficina de turismo! Evidentemente eso tiene media lógica para mí, pero para él no debía tener ninguna, de lógica, y a buen seguro que fue el pudor de clase que le impidió ir a lugar donde se informan los ricos para buscar el lugar donde mantienen a los pobres... ¡Demasiado debía sentir él que aquel no era su lugar, por desgracia! ¡Yo también! Pero en principio me pareció una buena idea, pensar que podía hacer eso. No sería lógico pensar que QUALQUIER persona pueda ir a informarse a la oficina de turismo? Pero, ya lo entiendo, lo suyo no era turismo, precisamente. Quizá pensó que le cobrarían la indicación. Cuando lo vi pasar de largo ya me di cuenta que había metido la pata... ¡Recorcholis! Es bien cierto que cuando comes cada día pierdes la perspectiva...

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