domingo, 4 de julio de 2010

Las viejas polillas se ponen de moda

En verano reviven las polillas. Es bonito salir a caminar a las siete de la mañana y encontrarse gente del barrio cargada de maletas que se marchan lejos. Me acuerdo que, antes de la guerra de irak, salió un iraquiano diciendo que los iraquianos eran el tipo de pueblo que viajaba y que había estado en todo el mundo. Antes de la guerra los iraquianos eran un pueblo próspero que viajaba, igualito como nosotros ahora.

La guerra de bosnia enfrentó vecinos contra vecinos. El mismo al que saludabas al ir a por el pan ahora era tu enemigo. En mi barrio la mayoría de gente somos del país, pero de diferentes procedencias. No es difícil adivinar de qué parte de pondría cada cual, quien se enfrentaría a quien. En mi pueblo, que es uno de los más catalanistas de catalunya, ayer había gente joven que lo celebraba. Pero si hubieran perdido también habría habido quien lo habría celebrado. No es difícil adivinar quien se enfrentaría a quién.

Digo eso porqué veo con preocupación como, desde los medios, sobre todo desde algunas radios, se está creando un caldo de cultivo de enfrentamiento. Pacíficamente, pero de posiciones irreconciliables enfrentadas. No entiendo porqué dan tanta bola a estos temas, que en principio no interesan a demasiada gente, pero que si van hablando de ello irán interesando más y más y más, como una especie de gran zanahoria que nunca nos comeremos pero que nos llevará muchos problemas. Me preocupa la demagogia que se está haciendo con todo ello.

Aquí es interesante remarcar la lección que sobre el poder nos da el estamento arbitral de este país: Guardiola dijo algo que era cierto, y por tanto tenía razón frente al árbitro que dijo una mentira, pero el árbitro es quien tiene el poder y es Guardiola quien paga la multa por decir la verdad y no el árbitro por decir una mentira. Es una cuestión de quien tiene el poder, no de quien tiene la razón. Pues con eso que se habla en los medios es fácil hacer demagogia porqué, nos lo miremos como nos lo miremos, siempre tenemos razón. Y si no la tenemos ya procuramos argumentarlo como si la tuviéramos. Pero al poder le es igual que tengamos o no la razón, por algo es el poder. Y mucha gente lo está olvidando. Está olvidando quien tiene el poder, quien tiene los tanques, aunque sean tanques apolillados... O quizá en realidad nadie lo olvida, sólo les gusta hablar como si lo olvidasen. Y eso es lo que me preocupa, que este “olvido” se ponga de moda. Que la zanahoria nos ciegue y que haya problemas más allá del hablar. Hablar no hace ningún daño. El problema sería llegar más allá. A mi tanto me da la política, yo sólo quiero vivir en paz, y este arrebato que parece que hay últimamente hay con el tema me preocupa... Espero que cuando todos nos hayamos desahogado todo se vuelva a quedar en nada y podamos ir haciendo como siempre...

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