martes, 5 de enero de 2016

Fe de erratas

Me acuerdo que una vez critiqué a un artista desconocido por mí porqué había rechazado un premio, dije que si no se querían premios se lo podías decir y no te lo daban, que el hecho de aceptarlos y después, cuando todo el mundo lo sabía, rechazarlos, me parecía auto-propaganda.

A este arista yo no lo conocía –miré algo por internet-, pero luego resulta que otros artistas a los que yo admiro mucho han hecho lo mismo, rechazando premios a diestra y siniestra, -uno, sobre todo. Y este artista es evidente que no se hace auto-propaganda rechazando un premio, sino que protesta por algo y que además tiene razón.

Es evidente que me equivoqué al atacar a aquel artista desconocido por mí. Pero mi crítica salió de una profunda necesidad de decir aquello, de protestar, de manifestar mi opinión; mi crítica surgió de una profunda necesidad de disipar una mala leche. Lo mismo de siempre: algo que debía haberse esfumado como comentario de bar, ha quedado por escrito testimoniando como me equivoqué. Esto son las trampas del blog.


2 comentarios:

Ferragus dijo...

Tengo la impresión que no estás del todo errada...

Clarissa dijo...

Yo qué sé!