martes, 29 de diciembre de 2015

Una brizna de desequilibrio

(se me ha reprochado que a veces publico posts en los que no se nota que en el fondo estoy mal de la cabeza. esto no se podrá decir en absoluto del post que publico a continuación...)

* * *

Acabo de escribir y publicar un post, y me siento un poco descolocada, como siempre que publico algún post complicado. Por complicado quiero decir un post ante el que sé que podría haber a quien no le gustara, incluso que me lo reprochara, un post que quizá provoque la tirria hacia mí de alguien a quien ni tan solamente conozco...

¿Pero, de qué tengo miedo con esta angustia? ¿De perder los amigos? ¡Pero si yo no tengo, de amigos! (Si por amigos se entienden personas con las que vas al bar a charlar. Personas reales en la vida real. Yo no voy a bares.)

Pero, ...cambiaría la escritura – o la publicación de la escritura- y los desequilibrios mentales que me provoca, la angustia, esta ala de la locura que noto que me acaricia suavemente... – No me extraña que haya escritores que beban. La presión por si lo que has escrito, ¡y que alguien puede haber leído!, puede estar equivocado, puede haber hecho daño a alguien o puede hacer que a alguien no le caigas bien es terrible, terrible...

Para soportar esta presión hay quien necesita “intermediarios”, y lo entiendo; no es mi caso, pero lo entiendo. (Yo tomo medicación. No es para evadirme... pero me ayuda, claro). A veces haría lo que fuera para apagar esta lucidez... para huir, para olvidar... Para no necesitar tanto digo lo que digo por escrito, lo que he dicho, lo que diré...

Pues, no cambiaría todo esto, toda esta angustia, por una tapa en buena compañía en una terracita ante el mar un día soleado y con una ligera brisa?

Pero a veces lo pienso.

La única brisa marina que quiero que me acompañe (de momento) es este ala de la locura que nos roza a los escritores... No roza, nos desequilibra, pero no nos apabulla, de momento. (Y, sobre todo, ¡si se puede continuar escribiendo!)

Saber que todo puede ir mal también es una embriaguez, una emoción, un frágil pasito de equilibrista... Sobre todo si alguien tiene mucha vida interior... O solamente tiene vida interior. Es la emoción de hacer algo real en el mundo real, publicar –aunque sea una acción que representa que es insignificante en el mundo real-. Todo puede ir mal, en el mundo real, aunque sea insignificantemente mal...

Aunque desequilibre, esto, el desequilibrio, también engancha.

¿Estoy enganchada a la sensación de “publicar”, a la sensación que todo puede ir mal, pero nunca va mal?

Quizá sí.

¿Pero por qué, si la sensación de locura que me espera después de cada post complicado no me gusta, continuo publicando?

¿Otra tapita de desequilibrio?

¡Venga!

-Solamente pararé de escribir el día en qué escribir ya no me haga sentir nada.-

(Me lo tomo demasiado a pecho, lo sé. Lo sé. Pero es así. La escritura –y la publicación de la escritura en este blog- es lo que salpimienta mi vida.)

Y en realidad, lo que de verdad se dice no  se sabe hasta que se ha publicado...


3 comentarios:

Ferragus dijo...

intuyo que esa 'embriaguez' que genera la escritura, bien podría estar justificada en la libertad de la que se es dueño.

Clarissa dijo...

sí, tienes razón, hay pocas cosas que hagan sentir a uno mismo tan libre como la escritura

Clarissa dijo...

Aunque con eso de "qué es la libertad" habría mucho a discutir, i està la inspiración, y las propias limitaciones, y...