martes, 17 de febrero de 2015

Objeto libro

Me siento a leer en la misma mesa en la qué normalmente me conecto a internet con el ordenador; el ordenador está en otra parte. En seguida me fijo en qué el libro ha quedado rodeado por todos los cables que normalmente debo conectar al ordenador, y que ahora, con el libro, no es necesario conectar. Para hacer que el ordenador funcione y haga mucho de entre todo lo qué puede hacer necesito casi media docena de cables... Para exprimir todo el zumo al libro no necesito ninguno...

Ya lo sé, los móviles y las tablillas –no estoy demasiado al día de la tecnología-, quizá tampoco necesitan tantos cabes; el libro no necesita ninguno... Y nunca va a necesitar ninguno.

* * *


Ya sé qué me diréis: “¡Ay, estos fetichistas del objeto libro!”. Pero es así.

No hay comentarios: