Dueña de tu vida tienes que serlo siempre cuando vives, no solamente cuando
lees o escribes... (o escoges el próximo libro a comprar... o el próximo libro
a leer...).
* * *
Si releo algunos de los libros que poseo es para demostrar que jamás he
comprado libros a la buena de dios. (Tampoco es que tenga que demostrar nada;
me gusta releer). Podría ser que algunos de los libros que me haya comprado el
paso del tiempo haya acabado demostrando que al fin y al cabo no tenían
demasiado interés, y que haya deshecho de ellos, (me he ido auto-educando y
refinanado a medida de ir escogiendo); pero no tengo cada uno de los libros que
tengo y que considero valiosos por casualidad... Y los considero valiosos en
relación con su contenido legible: no tengo primeras ediciones, ni joyas
bibliográficas, ni libros raros... Hacer este tipo de elecciones sería
traicionar el espíritu que creo que debe tener una biblioteca personal, y que
es el de construirla poco a poco, volumen a volumen, con libros dignos de ser
releídos (y no coleccionados, aunque algunos sí que los coleccione, aunque no
sean del tipo de libros pecuniariamente valiosos que se coleccionan), y que
acumularlos debe estar al alcance de alguien que no hace falta que ate los
perros con longanizas... ¡y que sepa leer!
* * *
A veces, en nuestras creaciones artísticas más
personales – y no sujetas a las leyes de mercado o sometidas al poder: en
música, en pintura, o en literatura-, no hace falta revolucionar nada, ni
tampoco se trata de querer pasar a la historia o de "arrasar con todo"; solamente se trata de pasárselo
bien... – (Claro que todo esto
sería interesante...)
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