Leo en una entrevista a un escritor que para escribir necesita estar
conectado a internet. En cambio el otro día otro escritor decía que para
escribir necesitaba silencio absoluto, que escribir con música era como
escribir bebido o drogado... Nadie ha hecho el estudio de cuanto té, cuanta
dextrosa, cuanto alcohol o tabaco hay
tras algunas obras maestras impepinables. Con la locura, la afición a
sustancias “que nos abran el umbral” del misterio productivo es uno de los
clásicos de los escritores de todos los tiempos...
Parece ser que uno de los males de nuestros tiempos cibernéticos es que las
personas tienen problemas para concentrarse, y no solamente los escritores o
los lectores... Un experto de Sillicon Valley se ha quitado del móvil por ello,
porqué los continuos imputs del aparato le impedían concentrarse... Si uno que
está en el fragado de esto de la tecnología ya piensa así, imagínate un simple
mortal...
Parece que una educación analógica aún es buena para enfrentarse al mundo
digital...
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