sábado, 26 de julio de 2014

De cuentos y de novelas

¿Por qué siempre nos parece más importante el haber escrito una novela que el haber escrito un libro de cuentos?

Cuando leí que James Joyce solamente había podido escribir su famoso Ulises (una novela que no he leído, pero de la que he oído hablar muchísimo), después de haber escrito los cuentos recogidos en Dublineses (cuentos que sí leí hace tiempo ya, y que en aquel momento me impresionaron mucho, aunque ahora casi no los recuerde), me pareció –me quedé con la idea- que para aprender a escribir una novela se debía de empezar por saber escribir cuentos... [Ya sé que pensado fríamente es una tonteria, pero a mí me lavan mucho el cerebro estas cosas.]

Por ello hubo un tiempo en el qué mi afán era escribir cuentos (no cuentos infantiles, sino cuentos), como una especie de preparación o práctica de cara a escribir un día una novela... o más de una.

Me parece que no iba por el buen camino. Que un cuento –en teoría- sea más corto que una novela, no quiere decir (¡muy a mi pesar!) que sea más fácil de escribir... o que sea más fácil hacerlo bueno, ya no bien escrito, sino redondo como cuento... Para mí, cuanto más largo es un texto de ficción mejor se pueden desarrollar ciertas cosas...

Desde que existe internet, por lo que he estado leyendo por aquí y por allá, respeto más el cuento en sí, ya no lo veo solamente como preparación para escribir una buena novela. Veo que hay escritores de cuentos muy buenos para los cuales el cuento se basta a sí mismo, y no es un vehículo para prepararse para escribir una buena novela... Y, además, he leído algún que otro más que los que había leído entonces... Tampoco muchos, porqué el cuento es algo que me cuesta de leer: el esfuerzo que se debe hacer para entrar en un cuento, por lo corto que es, me parece que no vale tanto la pena como el esfuerzo que se debe hacer para entrar en una novela, que dura mucho más. Quiero decir que un cuento, una vez empezado y “captado”, se acaba enseguida... Y ya debes hacer el esfuerzo de “captar” el siguiente... En cambio una novela te entretiene un rato más una vez hecho el esfuerzo de entrar en ella.

Y aquí se me ocurre... si yo siempre he sido más lectora de novelas que de cuentos... si los cuentos debo hacer un esfuerzo suplementario para ponerme a leerlos... si jamás he apreciado del todo el género “cuento” (aunque haya leído algunos y no me parezcan un género menor: véase Chéjov o Cortázar)... ¿Por qué narices quería escribir cuentos? Eso es como si a alguien a quien solamente le gusta caminar quisiera dedicarse a la escalada... Escribir cuentos es difícil y exigente y te tienes que poner a ello con todo los respetos por el género, no considerándolo el “pariente poco agraciado” de la novela...

Por ello, por el respeto que ahora tengo el género “cuento”, ahora sé que no intentaré escribir ninguno más. Novelas no lo sé, pero cuentos, o libro de cuentos, seguro que no... Como decía Elvis, no volveré a grabar una canción en la que no crea... No volveré a escribir en un género en el que no crea. Y eso no porqué crea que el género cuento sea poco importante, precisamente.


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