Se ve que cada español
pasa una media de cuatro horas al día viendo la tele. Con el auge de la crisis,
ver la televisión continua siendo la actividad aparentemente más asequible. (Si
valorásemos el precio en concepto de lavado de cerebro que nos hace la tele,
quizá no pensaríamos en esta actividad como “barata”.)
En cualquier caso, yo no
veo la tele, o sea que las cuatro horas diarias de televisión que me
corresponderían deben ser aportadas por alguien que la ve durante ocho horas...
(Yo estoy todo el día con la radio encendida. No sé si es mejor o peor que la
tele por lo que hace a lavados de cerebro, peor a mí me parece que lo que hacen
en cualquier radio –excepto las radio-fórmulas- tiene más calidad que lo que
puedan dar en cualquier canal de tele... incluso aquellos que, de tanta
calidad, se ve no los ve nunca nadie...)
Una persona que por eso
de la ley de la dependencia va a muchas casas de gente mayor, me dice que en
casa de personas mayores con poca movilidad la televisión está todo el día
encendida. Quizá no le hacen mucho caso, pero les hace compañía... (Hete aquí
las ocho horas necesarias para sumar las cuatro horas de media que me
corresponderían...).
Yo tenía la ilusión que
con el auge de internet la gente pararía de ver la tele, pero se ve que se usa
el internet para comentar lo que echan por la tele, o sea que internet y
televisión se retroalimentan mutuamente.
A veces, por la radio,
-que los mismos que la hacen consideran la hermana pobre de la tele-, hablan de
cosas que hacen por la tele, y de momento no me han venido nunca ganas de
encender la tele... más bien ganas de salir corriendo de lo que explican que
echan... No será sólo cuestión de no ver la tele, sino que también será
cuestión de no escuchar los programas de radio en que hablan de lo que hacen en
al tele como si fuera quien sabe qué, como si las audiencias midieran –y legitimaran- algo más allá de la
incultura del personal...
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