sábado, 14 de diciembre de 2013

El arte de perder el tiempo...

Se ve que cada español pasa una media de cuatro horas al día viendo la tele. Con el auge de la crisis, ver la televisión continua siendo la actividad aparentemente más asequible. (Si valorásemos el precio en concepto de lavado de cerebro que nos hace la tele, quizá no pensaríamos en esta actividad como “barata”.)

En cualquier caso, yo no veo la tele, o sea que las cuatro horas diarias de televisión que me corresponderían deben ser aportadas por alguien que la ve durante ocho horas... (Yo estoy todo el día con la radio encendida. No sé si es mejor o peor que la tele por lo que hace a lavados de cerebro, peor a mí me parece que lo que hacen en cualquier radio –excepto las radio-fórmulas- tiene más calidad que lo que puedan dar en cualquier canal de tele... incluso aquellos que, de tanta calidad, se ve no los ve nunca nadie...)

Una persona que por eso de la ley de la dependencia va a muchas casas de gente mayor, me dice que en casa de personas mayores con poca movilidad la televisión está todo el día encendida. Quizá no le hacen mucho caso, pero les hace compañía... (Hete aquí las ocho horas necesarias para sumar las cuatro horas de media que me corresponderían...).

Yo tenía la ilusión que con el auge de internet la gente pararía de ver la tele, pero se ve que se usa el internet para comentar lo que echan por la tele, o sea que internet y televisión se retroalimentan mutuamente.


A veces, por la radio, -que los mismos que la hacen consideran la hermana pobre de la tele-, hablan de cosas que hacen por la tele, y de momento no me han venido nunca ganas de encender la tele... más bien ganas de salir corriendo de lo que explican que echan... No será sólo cuestión de no ver la tele, sino que también será cuestión de no escuchar los programas de radio en que hablan de lo que hacen en al tele como si fuera quien sabe qué, como si las audiencias  midieran –y legitimaran- algo más allá de la incultura del personal...

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