lunes, 25 de junio de 2012

En la antesala

Cuando, en el año 2007 por estas fechas, me tiré al tren –el tren sólo me arrastró-, pasé un buen rato inconsciente y perdí mucha sangre de la cabeza.

Mientras estaba inconsciente, oía las voces de un chico y una chica –auxiliares de la ambulancia- que me hacían las primera curas. Por la oscuridad que me rodeaba creía que estaba debajo del tren, y como que a las primeras voces se añadieron otras, pensé: “carajo, si que hay gente debajo de este tren...”.

Una vez en el hospital, al cabo de un par de días, hablando con la enfermera, deduje que yo o había estado nunca bajo el tren, que el tren solamente me había arrastrado. Pensando un poco, reconocí aquella oscuridad con la pequeña línea de claridad al final como el famoso túnel que a veces sale en los relatos de las personas que han estado al borde de la muerte después de algún accidente y han sobrevivido, y recordé la sensación de beatitud (sensacional bienestar) que sentí mientras los escuchaba hablar de las curas, que yo que estaba inconsciente pero consciente a otro nivel atribuí a alguna medición que habrían podido darme. Que yo sepa, no me habían dado ninguna medicación, pero haría falta confirmarlo.

La antesala de la muerte es un lugar plácido, pero no puedo evitar preguntarme como será el más allá. ¿Qué hay más allá de la finísima línea de claridad?

(No os preocupéis, este año no pienso intentar nada. Pero no puedo evitar la certeza que esta es la época del año en que acostumbro a hacer alguna tontería... quizá este año la tontería es hablar de algo así en un post...)

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