miércoles, 2 de noviembre de 2011

La noche: magia y trampa

Una vez una persona me preguntó si no me sabía mal haber renunciado a “la noche” para ser escritora... (Más cuando muchos escritores hacen de su asiduidad a los bares de copas una parte más de la imagen romántica que quieren transmitir como escritores: es escritor torturado y lleno de vicios, que bebe para olvidar una pena profunda que ni la noche ni la escritura pueden curarle... Pero aquí ya estaríamos hablando de escritores hombres, me parece que hay pocas mujeres escritoras que vayan a bares de copas de noche... ) A pesar de eso, yo no tengo conciencia de haber renunciado a nada por no salir de noche... Al contrario, me alegro mucho de no tener que hacerlo... Como decía una vecina un poco bruja que teníamos hace años: “Por la noche todos los gatos son pardos...”.

Pero... es la noche quien dice la verdad. De noche, el ritmo de los urbanitas se suaviza y es la hora de “confraternizar” por excelencia, después de un duro día dedicado al trabajo... Renunciado a la noche también renuncio a saber muchas cosas escondidas sobre las personas, muchas verdades que durante el día no se ven o que bajo el sol son de otra forma... La fauna oculta de la noche es una de las cosas que más ha fascinado a los escritores desde tiempos inmemoriales... muchos han sacado precisamente de estas experiencias nocturnas el material de su escritura... (Ahora, salir de casa buscando “material de escritura”, sea de día o de noche, no es el tipo de cosa que yo haga como escritora... aunque siempre esté observando el mundo como escritora.)

Pero, independientemente de la experiencia que pueda tener de la vida nocturna, no hay nada como despertar de buena mañanita con las pilas cargadas de vitalidad presto para empezar a hacer aquello que te apasiona... Tengo la teoría que sólo buscas algo más en la noche si durante el día no tienes una vida satisfactoria. Si durante el día haces lo que te gusta, no te sabe mal ir a dormir prontito y renunciar a los divertimentos nocturnos... La misión de una vida nocturna alocada, con mucha droga y bebida, es compensar los sinsabores del día, pero si ya has tenido un día bueno, no hace falta buscar nada más... Ahora, esta es una teoría muy personal y entiendo que haya quien no esté de acuerdo.

En resumen, hago esto tan aburrido de renunciar a la noche no porqué nadie me lo imponga o por razones morales, sino porqué he llegado a la conclusión que esta es la manera de exprimir mejor mi capacidad para leer y escribir. Estar pendiente de una vida nocturna demasiado activa me dispersaria.

Algo que a veces olvido es que a la gente le cuesta mucho menos comprender que seas una borrachina que sale cada noche que no que te quedes siempre en casa, sobre todo en lugares como el que yo vivo, donde los horizontes de la gente son tan limitados, y a la gente le parece que si eres joven y no sales y no vas a discotecas o bares de copas estás RENUNCIADO A UNA PARTE FUNDAMENTAL DE LA EXISTENCIA (¡!), y si no sales les das pena o eres el hazmarreir. Para mí no es así de ninguna de las maneras, pero hace tiempo ya que he renunciado a hacerlo comprender a nadie... Prefiero quedarme en casa leyendo, y eso debo esconderlo más que no si saliera a drogarme cada noche, porqué se comprende mucho menos...

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