jueves, 26 de mayo de 2011

La auténtica cara de la tristeza

Me parece que ya llevo demasiados días de seriedad supina y que debería decir algo divertido para levantar los ánimos. Pero, por alguna razón, me doy cuenta que he perdido mi ironía. O la he perdido, o se ha escondido desde hace una buena temporada, como los ojos del Guadiana. Me doy cuenta que sólo escribo dramas. Fue Álvaro quien me dijo que era pesado estar a mi lado precisamente por esta falta de alegría. Seguramente esta es la razón por al que no tengo más amigos, no sé “divertirme”, en cambio de momentos malos hay muchos. Es difícil encontrar a alguien para los momentos malos, y si los momentos malos son mayoría... pues estar a mi lado espanta a las piedras.

A pesar de ello, lo que tengo claro es que es más importante aceptarse a una misma con los defectos que se puedan tener que intentar importar una manera de ser “alegre” para complacer a los demás. Ya hay demasiada gente en el mundo que lleva la falsa máscara de la alegría. Aunque si Álvaro prefiere este tipo de chicas yo no debería tener nada que decir. Entiendo que mi vida es un drama que asustaría a cualquiera, y sólo alguien que me ame de verdad quería compartir este drama conmigo. Y si yo amara a alguien de verdad no querría que compartiera este drama conmigo. No es trata de encontrar una pareja para hacerlo o hacerla sufrir.

O sea que nada, si estar a mi lado es pesado y parece un drama es porqué mi vida es una drama. Y si alguien no quiere compartir eso es algo que puedo entender, pero no pretenderé una alegría que no me brota naturalmente para estar con alguien. Yo  estoy bien sola conmigo misma y con mi escritura, mis libros y mi radio, y cuando me dedico a mis cosas me lo paso la mar de bien. Si a mí me complace mi manera de ser, ¿por qué debo preocuparme de si complace a los demás?

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