lunes, 23 de mayo de 2011

Épica medieval

Hace cosa de un par de meses acabé de leer el Cantar de los nibelungos. Se trata de un cantar de gesta medieval germánico, uno de los más bonitos que se conservan y uno de los que más se pueden disfrutar leyéndolo hoy en día.

(También debe ser aclarado que este Cantar de los nibelungos no tiene nada que ver más que en el nombre, en el nombre de algunos personajes y algunas escenas anecdóticas –como la del oro hundido en el río-, con toda la historia que se inventó Wagner por su Tetralogía El anillo del nibelungo, y que no queda claro de donde la sacó.)

Pues empecé a leer el Cantar de los nibelungos porqué me encontré, revolviendo unos papeles por casa, unos apuntes de la clase de literatura de segundo de BUP; allí había unos extractos del Cantar de los nibelungos, concretamente centrados en el personaje de Krimilda. ¡Qué mujer de armas tomar! Eso encendió mi curiosidad y me compré el libro y me decidí a leerlo todo. No iba tan equivocada con la primera impresión que me había hecho la tal Krimilda. ¡Qué mujer! Aquel que escribió que “la mujer es el diablo”, ¿lo hizo pensando en alguien como Krimilda?

La historia se divide en dos partes. La primera es el Cantar de Sigfrido, en la que se narra como Sigfrido se gana el derecho de casarse con Krimilda, como son muy felices, y como dos indiscreciones de ella lo llevan a encontrarse más pronto de lo que querría con su destino. De hecho, en tal y como están descritas las gestas de Sigfrido en la última parte de esta primera parte ya se ve que este personaje morderá el polvo. Hace tantas gestas y lo hace todo tan bien que ya se ve a venir que alguien tan perfecto no es de este mundo y pronto aterrizará en el otro... Y como da tanta rabia alguien que lo haga todo tan y tan bien, al lector no le sabe mal que le pase lo que le pasa. Es un curiosos ejemplo de psicología inversa o compensación premonitoria. (Quiero decir que el narrador intenta compensar a Sigfrido de un destino imperfecto haciéndolo perfecto.)

La segunda parte es la Venganza de Krimilda, en que se narran las vicisitudes que pasan una Krimilda obsesionada y el asesino del que ahora se ha convertido en su primer marido hasta que la primera consigue vengarse del segundo. El tal Hagen pasa todo tipo de aventuras, metiéndose él mismo en la boca del lobo, cosa que no acabo de entender aunque desde el punto de vista del vasallaje medieval quizá sí pueda entenderse, y se ve inmerso en un cruento episodio de canibalismo que ya querrían para sí muchos de estos libros de terror gótico que están de moda ahora. Esta es una de las partes del libro que más me ha impresionado y la que más asco que ha dado.

Al final, “mi señor Teodorico”, que por lo que se ve el narrador es vasallo suyo, viene a solucionarlo todo. Lo que no se entiende es que si Teodorico estaba la servicio de Sigfrido y Hagen vence a Sigfrido, ¿cómo puede vencer Teodorico a Hagen si no había podido con Sigfrido? Eso es como si el barça pierde ante el valencia y el madrid gana al valencia... ¿de ello no se deduciría que el madrid debería ganar al barça? Y en cambio el barça gana. De hecho, no acabo de entender por qué “mi señor Teodorico” se pone al servicio de Krimilda, cuando parece que por lógica debería estar agradecido a Hagen porqué le ha liberado de su vasallaje a Sigfrido... ¿o es que el vasallaje continua una vez muerto Sigfrido? Debe ser cosa de la lógica de los vasallajes medievales, pero yo no lo entiendo. Tampoco entiendo por qué un personaje que al principio parecía secundario se hace tan importante. Puedo entender el poder que tenía Sigfrido sobre él, pero no por qué se hace instrumento de la venganza de Krimilda, a no ser que él también está dolido por la muerte de Sigfrido y también quiera vengarse de Hagen, pero eso no me cuadra demasiado porqué más bien parecía que era vasallo de Sigfrido a disgusto...

Las dos partes, aunque continúen y se pueden leer como un todo, tienen estilos diferentes y parecen escritas por dos vasallos diferentes de “mi señor Teodorico”, es decir, que parece que haya dos autores diferentes, el uno refinado y atento a los detalles, las formas sociales, las aventuras, la paz y el oro, el de la primera parte, y el otro, basto, bestia y recreándose en la batalla y las escenas cruentas, el de la segunda, aunque la escena con la ondina no es nada de todo eso. He de decir que yo estuve literalmente embrujada por la primera parte, y que la segunda según como se me hizo un pelín pesada, tantos muertos y tanta batalla; al final sólo continúas leyendo para saber como acabará.

En todo caso, un libro con una gran cantidad de “acción” novelesca que recomendaría a todos aquellos lectores de libros de épica que pasa en mundos imaginarios que están de moda ahora. Esto es épica de verdad, cruda y truculenta, lo otro es agua de manzanilla... Un libro muy recomendable que no sé si he entendido del todo.





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