martes, 8 de febrero de 2011

Lujo y sexo: PUBLICIDAD

A los que leemos deben decirnos a veces que el mundo no es como en los libros, o, más concretamente, que el mundo no se acaba en los libros... Pero... ¿y los que no leen libros y sólo miran la televisión? ¿Saben que el mundo no se acaba en la televisión? ¿A la gente que sólo mira la televisión les dice alguien que el mundo no es tal y como sale en la tele? ¿Saben qué la gente de la tele no es como la gente de la calle? ¿Les dice alguien que el lujo de la tele es de cartón-piedra y que el sexo tan fácil y satisfactorio entre personas que no se conocen es irreal? ¿Les dice alguien que lujo y sexo falsos buscan sólo una cosa de ellos, UNA SOLA COSA? Que os rasquéis el bolsillo, sí, sí... ¿Por qué estas personas corren como desesperados tras zanahorias de pórex-pan diciendo más, quiero más? ¿Tiene este mecanismo de insatisfacción perpetua que es la tele algo que ver en ello? La capacidad de apagar la tele es una de las mejores cosa que me han pasado en la vida, y me la ha dado esto tan peligroso y que te aleja tanto de la realidad... los libros... y también la radio.

¿Sacralizo los libros? ¿Y no es mejor sacralizar los libros que el culo de la Carbonero? ¡Como si la fuerais a tocar nunca!

Y me diréis: no miras la tele, pero escuchas la radio. ¿No es la radio un poco más de lo mismo? Como persona que escucha la radio desde hace años, sólo puedo decir que no es lo mismo que la tele si se sabe escuchar, aunque también tiene sus peligros: la publicidad indiscriminada, sobre todo. Si se sabe qué se escucha, la radio puede ser una ventana abierta al mundo, a las personas y a la música de una manera que la tele, con sus imágenes falsas y con la iluminación retocada jamás podrá ser. Y, aunque no son lo mismo las personas que salen en la radio que la gente que te encuentras por la calle, son más cercanos, más auténticos y dicen cosas de más calidad los que salen por la radio que los que salen por la tele. Incluso los programas cutres de la radio son mejores que los programas pretendidamente culturales de la tele. ¡Y pensar que sólo se escucha la radio cuando por la razón que sea no se puede tener la tele encendida!

Su se sabe escoger, un libro puede estar más cercano de lo que pasa por la cabeza a alguien de la calle que cualquier otro artefacto. Y un libro puede servir para muchas otras cosas.

Yo soy de libros y de radio. La tele es para borregos. En Navidad, ocasión de celebraciones familiares y tele encendida, vi a un perro que, sólo ladrando, conducía un rebaño de ovejas hasta un círculo de yeso marcando en la hierba: una metáfora perfecta de las personas que se acaban de comprar el nuevo producto que se anuncia en la tele. ¡Las ovejas han entrado en el círculo de yeso! ¡Viva! Aplaudamos todos, por favor.

Y me diréis: hablas como si la publicidad fuera mala, cuando es el mecanismo que engrasa nuestro sistema capitalista y consumista. Si no hubiera publicidad, no se venderían los productos fabricados por nuestra industria... (¿nuestra?), se perderían lugares de trabajo y mucha gente no podría sobrevivir. Que es precisamente lo que pasa ahora con la crisis en nuestro país, que se pierden lugares de trabajo. ¿Quieres agravar la crisis diciéndole a la gente que no debe hacer caso de la publicidad? ¡Si escuchando un anuncio y dejando que les convenza están levando la economía y el país! Bueno, pues aplaudamos todos...

Y todavía otra cosa: el lujo y el sexo son cosas muy agradables, cuando son reales. No estoy diciendo que el lujo y el sexo no existan o que sean pecado ni nada de eso. Sólo digo que el lujo y el sexo de la televisión son irreales, y que están destinados a que compremos cosas... Hablo en contra del lujo y del sexo únicamente como mecanismo de manipulación. Todo el mundo es bien libre de poner en su vida todo el lujo y todo el sexo REALES de que sea capaz. Y de decidir por si mismo qué son estas cosas para él, no lo que la tele le diga que son.


No hay comentarios: