martes, 7 de septiembre de 2010

La danza de la lluvia

Estoy esperando que llueva. Desde el sábado que anunciaron lluvia para el miércoles –hoy estamos a martes-, que estoy esperando que llueva. Ahora hacía días que no llovía y lo echo de menos. Los días de lluvia me siento más protegida, encuentro que la gente no es tan agresiva. Los días de lluvia tiene más lógica quedarte encerrada en casa. Oír la lluvia percutir contra el tejado sin mojarte es uno de los placeres de esta vida. Siempre apago la radio y lo escucho. Ahora, si se debe coger el coche, los días de lluvia el tráfico se vuelve loco, por las calles hay más coches que nunca que se creen que tiene derecho a pararse en cualquier parte, algo que no pasa cuando no llueve; es la única cosa que no me gusta de cuando llueve, pero el coche tampoco tengo que sacarlo a menudo. Pero cuando llueve también hay una especie de sentimiento de solidaridad entre los conductores, todo el mundo tiene más paciencia. E ir a pie a cualquier sitio, bajo el paraguas, si la lluvia no es torrencial, me relaja mucho, aunque llegue a los sitios remojada. De momento no he cogido nunca ningún catarro por este motivo... Si vas caminado bajo la lluvia que va cayendo puedes sentir una especie de comunión con el universo. O sea que estoy esperando que llueva, lo espero con impaciencia... Antes de la descarga de agua el aire está cargado de electricidad, y se me hace pesado, me pongo de mal humor. Cuando llueve sonrío. ¿Cuándo va a llover? ¿Será hoy mismo?

1 comentario:

Ferragus dijo...

Este invierno fue de poca lluvia por estas tierras. Comparto el sentir de tus líneas.