viernes, 9 de julio de 2010

Fin de semana de orgías

Ironías del destino. El sábado, orgía del nacionalismo catalán. Domingo, orgía del nacionalismo español. (Estoy segura que los que tiraran piedras y destrozarán mobiliario urbano en ambos casos serán los mismos.) Nos tienen idiotizados. Eso, estas exaltaciones patrióticas, sean del país que sean, si que me parecen el summúm de la “imbecilidad colectiva”. Pero es un tipo de imbecilidad, la del patriotismo, que es igual en todo el mundo, se da en todos los países. El patriotismo es el gérmen, o como mínimo la excusa, para todas las guerras. Pero que se de en todo el mundo ya debería hacernos plantear algo, debería hacerme plantear algo a mí. Quizá no sea sólo cuestión de imbecilidad, al fin y al cabo. El sentimiento de pertenencia a la propia tribu es un rasgo humano muy primitivo, ya lo tenían los neandherthales; hay quien dice que hemos evolucionado. Y mientras nos tienen entretenidos con sentimientos primitivos, el verdadero juego del poder continua su camino en silencio. Y cuando digo “verdadero juego del poder” no quiero decir la política. Estoy segura que muchos de estos “patriotas” que se lucirán este fin de semana, en un bando o en el otro, son capaces de decir que su canción preferida es Imagine de John Lennon. Mientras tanto patriotismo no nos obligue a pensar, no hace falta preocuparse por nada.

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