martes, 8 de junio de 2010

La silla de pensar


Por una compañera de trabajo supe que, cuando las criaturas se portan mal, les castigan a “la silla de pensar”. En principio, eso me pareció una buena idea, muy progre y diferente de las orejas de burro que les ponían como castigo a nuestros abuelos, del “de rodillas y brazos en cruz” que les ponían a Zipi y Zape, del “de cara a la pared” que nos ponían en nuestra infancia. Sentados en la “silla de pensar”. Pero... ¿es que “pensar” es un castigo? ¿Eso vamos a enseñar a las criaturas? ¿Que “pensar” es una cosa que se hace sólo cuando has hecho algo mal y debes reflexionar sobre ello, cuando estás castigado? Sé que sería difícil encontrar una manera más progre e indolora de castigar a las criaturas que “la silla de pensar”, pero me parece que que los niños aprendan que “pensar” es algo que sólo debe hacerse cuando estás castigado... no me parece demasiado razonable...

(Sé que muchos de mis lectores sois profesores y a buen seguro que tenéis vuestras propias opiniones sobre el tema, mucho más autorizadas y fruto de la experiencia que la mía. No pretendo ser educadora, tendréis que perdonarme haber incurrido en una opinión de persona de la calle que lo ve desde fuera. Sólo es una opinión.)

2 comentarios:

Anabel Rodríguez dijo...

Desde ese punto de vista entiendo lo que dices, pero creo que la pretensión no es tanto castigar al niño, como romper con determinada dinámica en un momento concreto y hacerles ver que algo que están haciendo no está bien (morder a otro niño, pegarse, tirar de los pelos...)No es tanto un castigo como un "hasta aquí hemos llegado". En cualquier caso, si uno hace algo mal, tiene que aprenderlo, si consigues que el niño reflexione un poco sobre eso, no me parece mal. Igual que tampoco me parece mal un cachete en el culo cuando el asunto se desmanda. ¡Que quieres!, ¡no soy tan progre! y me apetece que mis niñas no sean dos cafres.
Eso sí, no soy partidaria de los castigos que se alargan durante el tiempo, esto de: como has hecho tal cosa vas a pasarte toda la tarde encerrado en tu habitación... no le veo sentido y tengo la sensación de que crean más rebeldía que otra cosa. Pero lo mismo me equivoco, después de todo los niños no vienen con libro de instrucciones.
Besos

Ferragus dijo...

No, los niños de ahora entienden que el hecho de enviarlos a una “sala de reflexión” con todo y esta asepsia semántica, para ellos es un castigo y punto. En tal sentido, comparto la aprensión de Clarissa. En lo personal, prefiero utilizar las palabras sin tanto ‘adorno’ con los niños. Más les vale entender desde niños, que el mundo lo tienen que compartir con todos; y si no entienden, hago como Anabel: una buena palmada en el culo.