martes, 22 de junio de 2010

La literatura es exposición de miserias

Por lo que he podido ver, en internet se critica bastante a un escritor que me gusta: Joan Margarit. (Me gusta, pero me reservo la opinión definitiva sobre sus poemas hasta de aquí a diez años, en que me parece que tendré más perspectiva.) Me acuerdo que algo que me impresionó mucho de unas críticas a su poesía que leí en la red fue que se le acusara “de exhibir impúdicamente su intimidad”. Eso me impresionó porqué, ¿sobre qué ha de escribir un escritor sino sobre sus cosas? Me gustaría saber que tipo de literatura escribe, lee o cree que es buena la persona que hizo esta crítica. (Seguro que está empapado de autores catalanes del noucentisme, ja ja!) ¿De qué quiere que hable un escritor? ¿De las florecillas del bosque? ¿De temas “políticamente correctos? ¿De cosas que le hagan quedar bien? Las florecillas del bosque estaban muy bien en la época de los trovadores, pero hoy en día ya no quedan ni florecillas, en el bosque... Hablar de las florecillas del bosque tenia sentido cuando las florecillas del bosque eran una verdad para quien escribía. Para la gente de nuestra época las florecillas del bosque no son una verdad... Si un escritor no puede hablar de lo que le sale de las narices... (¡es que debe salirle de las narices!), apaga y vámonos. No es lo que han hecho los grandes poetas desde tiempos inmemoriales, exponer impúdicamente su intimidad? (¿Cómo mínimo la intimidad de su vida interior?) ¿De qué va la literatura sino de la verdad de la persona que escribe, de lo que la persona que escribe necesita exponer? Es que yo no veo que “exponer impúdicamente la propia intimidad” sea ningún mal para un escritor, o algo a criticar. Si el escritor tiene la necesidad de decir aquello... todas las consideraciones son superfluas y nadie puede tener nada que objetar. Como lector puedes decidir si aquello te interesa o no, pero a partir del momento en que el texto existe, es que necesitaba existir, y si algo tiene de bueno los textos de Margarit es que necesitaban existir.

Esta crítica me afectó porqué yo también lo hago un poco, eso de “exponer pudorosamente mi intimidad”. He pensado muchas veces si esto que hago es correcto, si tengo derecho a exponer la intimidad de otras personas, si eso no acabará pareciendo una revista del corazón, donde se hace espectáculo de la propia intimidad. Porqué claro, aparte de que ellos cobran, qué diferencia hay entre una famosa que explica el último hombre que la ha dejado y yo explicando mis desgracias con Álvaro o mi desencuentro con Lara? Podríamos decir que yo también expongo mi intimidad (y la suya), y que intente hacerlo con calidad literaria y que no mercadee con ello no veo porqué debería hacer la diferencia, si el hecho es el mismo. Escribir, si se hace bien, ha de ser “exponer” la propia intimidad. Por ello no las acabo de tener todas explicando según qué. Es que hay cosas que a nadie le importan, o que debería poder explicar a un buen psiquiatra y que quedaran entre nosotros. Pero no puedo permitirme ir a un buen psiquiatra una vez por semana y explicarlo y que haya quien se lo lea es muy terapéutico y me desahoga mucho. Es que si yo no pudiera escribir reventaría, literalmente. Ya “reventado” más de una vez por no poder expresarme, literalmente. Por ello cuando veo que a un escritor se le echa en cara explicar su intimidad, pienso, si poder explicar tu intimidad y que alguien te escuche no es una de las razones de ser escritor, apaga y vámonos.

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