jueves, 3 de junio de 2010

Dilema lecturil

Leí el libro Diario (1932-1987), de Miguel Torga. Sé que existe, aunque no sé exactamente si está descatalogado o todavía puede encontrarse, un Diario, últimas páginas. Supongo que si lo quisiera debería encargarlo en la librería. Pero tengo un dilema sobre si encargar este libro o no, porqué tengo un dilema sobre si quiero leer este libro o no. (Y si lo compro, este será para leerlo.)

Algo que he observado leyendo en Diario, es que Miguel Torga es un autor que madura con el tiempo, que, aunque ya era bueno al principio, a medida que se hace mayor su visión se amplía y escribe cosas más interesantes. Su estilo deja de estar adscrito a las cosas de la tierra y se hace más etéreo y profundo, por decirlo de alguna forma, más poético. Es decir, que siguiendo esta regla de tres, por la cual este autor evoluciona poéticamente, las últimas páginas deberían ser excepcionales, y por tanto estoy impaciente por leerlas.

Pero si alguna cosa me gustaba de las páginas del principio era la descripción que allí hacía de la gente campesina de su país y de su vida bajo la opresión. Eso, al final del diario, cuando ya ha llegado la democracia, ha sido sustituído por el comentario de las noticias de la televisión, que curiosamente son las mismas noticias que echaban en la tele cuando yo era pequeña. Como que en aquellos momentos tanto España como Portugal acababan de salir de años de ver los derechos más básicos constreñidos, no es extraño que entonces pudiéramos mirarnos las noticias con inocencia, las noticias libres como la avanguarda de la libertad recientemente conseguida. Lo que salía por la tele era importante de verdad. Evidentemente, esta visión inocente de las noticias ya no es posible ahora, en que sabemos que hay muchos intereses creados para que encontremos importante lo que quieren que encontremos importante. Quiero decir que hoy en día se puede ser mucho más consciente de los que se podía ser en los años 80 en nuestros respectivos países de la manipulación de los medios “democráticos”. Entiendo que si has salido de una dictadura la tele “democrática” te parece la gloria,  - aunque la tele democrática también pueda explicar noticias muy tristes-, han de pasar unos años para que se pueda ser consciente de una manipulación mucho más sutil que la de cualquier dictadura. Miguel Torga se mira las noticias con reverencia y cree que lo que es noticia por la televisión es importante de verdad, y no tengo motivos para pensar que esta visión cambiará en las últimas páginas de su diario. Yo no comulgo con esta visión, y por tanto dudo de si comprarme este libro. No quiero leer las noticias comentadas.

O sea que tengo este dilema: por un lado, un estilo que mejora y se hace más profundo con el tiempo, por la otra, un creciente interés por una parte de la realidad (las noticias) que para mí tiene un interés sólo relativo. El dilema sobre si leo o no este libro está servido.

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