viernes, 21 de mayo de 2010

Hipnosis, la la la...

Sé que un día escribí que nadie nos obligaba a mirar la tele. Pero... tampoco lo tengo tan claro como eso. Más que nada por lo que a mí me pasa con la radio. Según como, siento que las musiquillas de la publicidad son hipnóticas: no me interesan en absoluto los anuncios, pero que se me van los oídos hacia ellos, no puedo dejar de escucharlos. Y sé que la tele, que además del sonido tiene imágenes (lujo y sexo) acaba siendo mucho más hipnótica que la radio. No quiero decir con ello que haya un complot internacional para tenernos hipnotizados ni nada de eso. Lo único que quiero decir es que dejar de escuchar la radio o de mirar la tele y decidir que “eso no quieres escucharlo” es mucho más difícil de lo que parece, y que requiere un esfuerzo. En cambio, continuar hipnotizado, continuar pendiente del flujo continuo de un aparato en el que continuamente pasan cosas, en el que continuamente de dicen cosas, es mucho más fácil. Cuanto más rato se pasa ante la tele o escuchando la radio, más cuesta pasar sin ello, sobre todo si pasas muchos ratos de soledad. Yo soy mucho más partidaria de la radio que de la tele, más que nada porqué creo que la programación de la radio tiene más calidad que la de la tele, pero reconozco que la radio también me hipnotiza, quizá de una manera diferente de cómo me hipnotizaría la tele, pero no puedo deshacerme del flujo continuo de las musiquillas de los anuncios tan fácilmente... y el “zapping”, escuchando la radio, es mucho más incómodo.

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