lunes, 3 de mayo de 2010

Día de bostezos

Lunes, llueve, me he levantado tarde... Eso de la escritura es algo que no quiere horarios ni imposiciones. Cuando notas que llega la ola debes capturarla al vuelo, pero no puedes decirle a la ola: “mira, de 10 a 12 puntual que vamos a trabajar duro”. Eso me hace sentir un poco culpable, como si me dedicara a holgazanear... (Y no está demostrado que dedicarse a escribir no sea la excusa perfecta para gandulear...) Lo que pasa que el humor de escribir, la posibilidad de “conectar” con algo de tu interior, no ocurre todos los días... no siempre estás de humor para expresarte... son necesarios momentos de berberecho, en que no se escribe, la cabeza descansa, pero que son igual de importantes a la hora de “producir”. “Obligación” es incompatible con la palabra “escritura”.

Pero yo ahora mismo me veo “obligada” (por mí misma y las sustancias de mi cuerpo, si se quiere, pero obligada) a escribir un post. Hace demasiados días que no escribo ninguno y mi personalidad adictiva necesita la sensación que se desencadena en mi cuerpo cuando publico uno. Pero ni me siento inspirada ni tengo nada pensado ni se me ocurre nada que valga la pena...

Me doy cuenta que últimamente he escrito muchos post de la categoría las voces de la radio. Muchos post hablando de la actualidad. Eso me preocupa un poco, porqué sé que los textos que hablan de la rabiosa actualidad, de lo que está pasando en este momento, no perduran. Para que un texto perdure... bueno, tampoco es que lo sepa, exactamente, qué hace que un texto perdure. Puedo verlo en los textos de los demás pero no en los míos. Pero sé por experiencia que muchos de los escritos que he hecho hablando de temas del momento han envejecido mucho más deprisa que los otros. Las noticias son flores del día, se marchitan muy deprisa. Pero, incluso sabiendo eso, hablar de lo que por la radio dicen que es la noticia del día es muy tentador, más aún si lo que dicen te indigna y te apetece desahogarte sacando el cuchillo. Ya lo dije una vez: me gustaría que lo escribo perdurara. (Por perdurar quiero decir que tenga validez para aquel que lo lea mucho tiempo después de haber sido escrito.) Pero para que eso pase se debe hablar de temas que tenga una mínima posibilidad de perdurar. Pero, ¿qué pasa si lo que te apetece es hablar del barça? Y últimamente me ha apetecido más que antes hablar de la actualidad. No sé si debería corregir esta tendencia o abonarme a ella. Aunque quiera que mis textos perduren, jamás he hecho el cálculo de pensar: “habla de esto que esto perdurará”. Siempre hablo de lo que me apetece, de lo que necesito decir; de aquello que está candente en mi alma. Por tanto, si algo perdura será pura casualidad... Pero, sabiendo que lo que escribo hablando del barça no perdura... Pues eso, que dudo. ¿Cuál es la “línea editorial” que debería seguir? ¿No son demasiadas pretensiones para un simple blog el presumir de tener una “línea editorial”?

He cumplido con la “obligación” de escribir el post. Desgarbadamente, pero la he cumplido. Y todavía no tengo claro si había “ola” o la ola me la he inventado... ¿Puede ser válido un texto que no venga de la ola de la inspiración? Claro que si tuviera que esperar cada día una ola, probablemente no escribiría ni la mitad de lo que escribo... ¿Puede ser igual de válido un texto que venga de la obligación, y no de la devoción? (¡Qué preguntas me planteo, no creéis? En eso ya se ve que no estoy muy integrada en la sociedad, que digamos...) He escrito este post por “obligación”, sí, pero lo he disfrutado como si me lo hubiera comido con los dedos... Lo he escrito por obligación-devoción, podríamos decir. Debería hacerlo más a menudo...

1 comentario:

Anabel Rodríguez dijo...

Yo creo que esa ola viene del trabajo, no al revés (aunque a veces sí es al revés) aunque siempre es bueno que la inspiración nos encuentre trabajando.
Besos