martes, 2 de febrero de 2010

Rubio ceniza

Yo creía que era morena, pero un día, hace años, cuando era pequeña, mirando un catálogo de mechones de pelo de una peluquería descubrí que en realidad no era morena. Descubrí que el color de mi cabello era el rubio ceniza. ¡Rubio ceniza! O sea, que no sólo tenía los cabellos oscuros, y no del color de la blonda que parece que es el color de las chicas más deseables, ricas y cortitas, sino que, además, no tenía derecho a decir que era una auténtica morena (las chicas inteligentes son morenas). Era rubia, pero tampoco una auténtica rubia: era una rubia no-rubia, una rubia ceniza. O sea, que ni rubia auténtica ni morena auténtica. Se ha escrito mucho sobre las rubias y de las morenas, incluso se ha escrito mucho sobre las pelirojas, pero, ya lo dicen, de las rubias ceniza no se ha escrito nada... Creo que saber eso a una edad tan temprana me traumatizó.

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