miércoles, 3 de febrero de 2010

Complemento a la lectura de un libro

Me acuerdo todavía del libro El detective en el supermercado, de Michael Pollan. Me impresionó mucho. Pues bien, ahora estoy leyendo Viaje extraordinario al centro del cerebro, de Jean-Didier Vincent, y en el capítulo cuarto, concretamente en la sección “focus 4”, hay una artículo de Gérard Slama sobre la diabetes que creo que a todo el mundo que haya leído en libro El detective en el supermercado y le haya gustado le puede interesar. Es un excelente complemento de aquel libro, y una se plantea porqué el señor Pollan no tuvo acceso a este artículo a la hora de escribir su libro. Con ello no quiero decir que el libro del señor Pollan le falte algo, el enfoque que da es muy bueno, pero creo que hubiera ganado en rigor científico si hubiera sabido esto. Tampoco es que este artículo le contradiga para nada, sino que le complementa.

El libro El detective en el supermercado se centraba sobretodo en los alimentos, en porqué los alimentos vendidos por las multinacionales son de inferior calidad y producen enfermedades, y eso estaba muy bien, muy bien estudiado y explicado, pero este artículo habla de las personas, explica que las personas, ahora, hacemos mucho menos esfuerzo físico que antes para sobrevivir, pero todavía estamos capacitadas para comer lo mismo, para comer lo mismo que cuando la gente no podía comer cada día y saber saciarse y tener reservas era una ventaja para la supervivencia. Lo que dice este artículo es que los humanos somos animales preparados para gastar mucha energía tras las presas y a no comer siempre que tenemos apetito, y en cambio en el mundo actual para la mayoría de la gente es todo lo contrario. Eso no contradice en nada el libro que leí primero, pero es un dato a tener en cuenta que pienso que lo complementa muy bien. Es decir, que no toda la culpa es, como decía el señor Pollan, de las multinacionales alimentarias, sino que hay otros factores que nos hacen enfermar; la prosperidad misma nos hace enfermar. Me habría gustado que lo que dice este artículo me lo hubiera dicho el libro El detective en el supermercado, y no me hubiera hecho falta leerlo en otra parte... Es más, ¡lo veo tan evidente que me habría gustado que se me hubiera ocurrido a mí!

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