domingo, 10 de enero de 2010

La bestia negra

Volviendo a Yonqui y a Confesiones de un inglés comedor de opio, ¿qué es lo que me asusta de estos libros? ¿Por qué he decidido al final no leerlos? No es la inmoralidad, porqué creo que la moral es algo muy personal; tampoco es la ilegalidad, a pesar que yo no soy muy partidaria de hacer cosas ilegales, por más poco enrollado que pueda parecer eso – pero hacer recalificar terrenos tampoco es legal, y hacemos reverencias a quienes lo consiguen. Lo que me asusta de estos libros es la degradación. Como puede llegar a degradarse alguien para conseguir la próxima dosis. Las miserias del adicto, por decirlo de alguna manera. Eso es algo que me da repelús. En cambio, en el libro de Huxley no creo que me encuentre nada de eso.

Recuerdo que una vez vi una peli de Leonardo di Caprio en que su personaje, que jugaba a baloncesto, y que era adicto, acababa al final de la película diciendo que el adicto común odiaba al adicto rico que tiene dinero para comprar las dosis, y que está drogándose en su despacho suntuoso controladamente mientras el adicto común lame la mierda de la calle para conseguir su próxima dosis. Me enfadé con esta película porqué parecía que la cuestión fuera los ricos y los pobres, y no la adicción. Me pareció que tergiversaba la cuestión. Pero me doy cuenta que aquel personaje quizá no iba tan desencaminado, porqué, al final, todo acaba siendo una cuestión entre ricos y pobres. Los ricos tienen más suerte ante los tribunales (no pondré ejemplos), los ricos tiene acceso a los mejores médicos, los ricos pueden permitirse más comodidades materiales... y supongo que, a la hora de drogarse, también alguien de clase alta tiene acceso a las mejores sustancias psicotrópicas, que ya no son ni drogas. Cosa que de hecho, viene a demostrar la comparación entre los tres libros, porqué Huxley era un caballero inglés, en cambio los otros... si alguna vez fueron caballeros, su adicción les hizo dejar de serlo rápidamente...

Lo que quiero decir es que las miserias que pasa un pobre diablo para conseguir la próxima dosis no me interesan para nada. Yo no leo para sufrir viviendo miserias ajenas, para ver como la droga degrada. Ya digo, la degradación es algo que me da repelús. La degradación es, de hecho, una de las cosas que más miedo me dan de la droga, porqué no soy una dama inglesa, y si me drogara tendría más números para acabar entre los pobres que envidian a los ricos su situación que no al revés. La posibilidad de degradación es, de hecho, me parece, la verdadera razón por la que jamás me he drogado, y por la que estas cosas me dan auténtico miedo. Aunque la droga ciertamente fascina, y a pesar de que sé que es muy enrollado fumar porros o esnifar coca entre los amigos mientras se va de marcha, y que no por ello eres un drogadicto... (¡sólo faltaría!), pero, digamos que todos los grandes adictos han empezado así, pensándose que lo controlaban, que lo hacían sólo para pasarlo bien, para hacer “vida social”, para encajar en el grupo... Yo tengo demasiados problemas en mi vida como para que una solución que me evadiera de la realidad no se me pudiera llevar derechita por el agujero de la cloaca... Paulo Coelho dice que la droga es el paraíso, pero que es un paraíso en el que no decides nada, porqué una vez estas metido en ello no puedes decidir no drogarte... y aquí es donde saca la nariz la degradación, que es la gran bestia negra de todo esto... mi bestia negra.

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