jueves, 7 de enero de 2010

El arte de nuestro tiempo

En lo que se refiere a esta frase de Pep Sala, estoy de acuerdo con ella, como escritor no tienes muchas más opciones que explicar lo que pasa en el mundo o explicar lo que pasa en tu interior. Reconozco que en el blog hablo más del mundo exterior, y de cómo me afecta, que de lo que pasa en mi interior. Lo que pasa en mi interior me lo guardo para otros textos, quizá no tan cómodos de “publicar”. Aunque no creo que se pueda decir que yo sea una observadora de la sociedad ni nada de eso, sí que me gusta observar a las personas que me encuentro. Observar la sociedad es lo que hace el novelista, los grandes novelistas del siglo XIX retrataron sus respectivas sociedades a partir del conflicto de su personaje principal; en la novela decimonónica, cuando no había ni televisión ni cine, se trataba de eso, de visualizar un contexto a través de las palabras de una novela, de entender aquel contexto y porqué el personaje hace lo que hace en aquel contexto. Ahora eso, el retrato de la sociedad, ya lo hacen, y lo hacen muy bien, las películas. La buenas, claro, no las comerciales. Retratan el mundo de la misma manera que lo retrataban los novelistas decimonónicos, algunas películas yendo incluso más allá estructuralmente. Ya lo decía aquel que mucha gente hoy en día escribe porqué es incapaz de filmar su propia película, y que si pudieran hacer la película de lo que quieren explicar, no escribirían. Se habla mucho (incluso demasiado, me parece), de que ciertas novelas están escritas en “lenguaje cinematográfico”, como si eso fuera un elogio y no una muestra de las limitaciones del autor. Por ello creo que a la hora de escribir debe ofrecerse al lector algo diferente, algo que sólo puedan ofrecerle las palabras alineadas en un texto, y que no resulte que pueda ver mucho mejor explicado en una buena película. Se han hecho muchos experimentos sobre ello, se ha violado la novela. Parece que en nuestro tiempo (los blogs son una arte de nuestro tiempo, como puede ser el cine) se impone una visión fragmentaria más que una visión de conjunto con pretensiones de retrato globalizador. En la época de la globalización, precisamente. Supongo que ahora que el mundo es global es cuando más nos damos cuenta que la gente que vive en él no podemos globalizarla, que hay muchas culturas, muchos matices, muchas maneras de ver las cosas. Que todo lo que queda fuera del universo anglosajón también existe. Que lo que tiene valor es una visión personal original. No lo sé. Si yo no me he apuntado al libro de caras ni al twitter es porqué creo que deben tenerse claras las prioridades: yo tengo un blog porqué quiero ser escritora, y en el blog escribo y soy leída. No es como vivir de la escritura, ni como ser publicada en libro, pero es lo que más se puede parecer a ello. Y está a mi alcance. Las otras cosas pueden estar muy de moda, pueden relacionarme con mucha gente, pero no contribuirán a hacerme mejor escritora. Leer, libros y blogs, en cambio, sí. A mí es eso lo que me interesa: explorar el texto y hasta adonde se puede llegar con el texto. No quiero decir con ello que crea en las innovaciones formales, en maneras absurdas de explicar las cosas; creo que con la estructura tradicional de introducción, nudo y desenlace se puede ir muy lejos todavía. Es más, no sé hacerlo de otra manera. Pero me interesa explorar la manera de escribir bien. De decir cosas (no digo nuevas, porqué ya está todo inventado) pero si cosas mías en el mismo viejo lenguaje. De eso se trata, de aprender a expresarse por escrito. De aprender a decir lo que quizá ni tan solamente sabemos que queremos decir. De explicar lo que intuímos que es nuestra verdad. Y, a pesar de que yo me mire al espejo en privado y que mire por la ventana en público (el blog), creo que todo es parte del mismo proceso de explicarme a mi misma y de intentar explicarme este mundo tan agobiante y escurridizo, mundo donde viven los demás, y donde me mienten y me critican los demás... aunque a veces también sea en él donde me sonríen...

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