martes, 17 de noviembre de 2009

Trampas con el lenguaje

Pasa una cosa curiosa con el lenguaje, concretamente con las palabras “persona” y “humano”. Cuando decimos que alguien es “persona”, queremos decir que es “buena persona”. Cuando decimos que alguien es “humano”, queremos decir que tiene las mejores cualidades que puede tener un ser humano. Alguien que trabaja en una ONG ayudando a los pobres es muy “humano”, por ejemplo. Alguien que comprende una dificultad por la que pasa otra persona también es considerado muy “humano”. Cuando decimos que un comportamiento o una actitud son “humanas”, queremos decir que no hacen daño a nadie excepto quizá a la persona que las lleva a cabo, como por ejemplo, beber y no poder dejarlo, fumar y no poder dejarlo, enamorarnos de alguien que sabemos que no nos conviene y no poder dejarlo. Todo eso, que no implica en principio hacer daño a los demás, sino a nosotros mismos, también se considera muy humano. Les debilidades. Lo curiosos del caso es que matar, atracar, violar, torturar, extorsionar... también son actitudes completamente humanas... y en cambio, las consideramos “inhumanas”... No sé, pero me parece que las personas tenemos una concepción un pelín demasiado idealista de lo que significa ser “persona”, ser “humano”... cuando dejamos que en estas palabras sólo reluzcan las acepciones positivas. O eso, o nos encanta engañarnos a nosotros mismos.

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