jueves, 19 de noviembre de 2009

La chica que siempre había querido ser novelista

He empezado a leer el libro Tres maestros, de Stefan Zweig. He leído el primer trozo, el dedicado a Balzac. Madre mía, ¡cómo transmite la pasión por Balzac! Algo que me sorprendido: dice que Balzac introdujo “el dinero” en la novela. Hasta entonces, habían sido demasiados los personajes novelescos que pertenecían a la nobleza y que vivían de renta y no sabían lo que valía un peine. Me parece que quiere decir eso. Al introducir al hombre común en las novelas, también introduce su percepción del dinero como a elemento de intercambio. Y objeto de codicia. Dice que los historiadores leen sus novelas para saber qué comía la gente en aquella época, o cuanto costaba un determinado producto. Él sólo reflejaba la realidad tal y como él la conocía, y según Zweig tenía un sexto sentido para saber cuanto valía cada cosa, sentido que sin duda se le había afinado bajo el peso de la enorme deuda que contrajo. Ya me gustó Balzac en el libro que leí de él, Ferragus, aunque dice que no es uno de los mejores que tiene, pero como que no leo demasiadas novelas había aparcado continuar la lectura. Después de leer eso, quizá valdría la pena ponerse. Lo que me atrae es esta cualidad que representa que tiene de saber retratar a la gente (los hombres) “tal yo como son”, con sus mezquindades, sobretodo los hombres afectados por las mezquindades de las mujeres – sobretodo las mezquindades de los hombres. Eso me atrae pero al mismo tiempo me repele un poco. No tengo ganas de leer miserias, de ver como estafan a un pobre hombre, de ver como alguien se arruina. El flujo y reflujo de la vida. Para flujo y reflujo ya tengo suficiente con la mía, de vida, y con intentar lidiar con las personas “humanas” tan bien como puedo. No quiero ver como sufre ningún personaje. Y en estas estoy: por un lado, curiosidad por leer a Balzac porque “está tan bien”, y estoy segura que me ayudaría a saber cosas de las personas. Sí, sí, aunque sea ficción. ¿Porqué hay tantos ficcionadores actuales que no entienden eso? Por otro lado, pereza porqué estoy saturada de “saber cosas” sobre las personas... todo son miserias. A los veinte años me hubiera lanzado sobre Balzac de haber tenido la conciencia que existía. A los treinta... me hace repelús leer más miserias. Y eso también se puede aplicar a Dickens (del que literalmente devoré Grandes esperanzas) y a Dostoievski (del que tuve que dejar Crimen y castigo). Todavía no he leído los trozos que Zweig les dedica, pero estoy segura que también transmite el mismo entusiasmo por ellos. Por un momento me lo dejo pegar pero... cuando me lo pienso dos veces... cuando soy sincera conmigo misma... soy consciente que la etapa de mi vida dedicada a leer las miserias de los demás se ha acabado. Quizá eso quiere decir que me he vuelto insensible y mala persona, no lo sé. Quizá incluso misántropa. Bueno, por el caso, que como lectora con unas ciertas pretensiones creo que debería leer alguno de estos libros... pero que mi yo real ahora en estos momentos demanda otro tipo de lecturas... lecturas que no me hagan sufrir. Por casa tengo unos cuantos, de libros de estos autores, no demasiados, pero dos o tres, libros que no quiero tener sin haberlos leído. Quizá más adelante... Queda en el aire...

Seguramente hay a quien le parezco absurda con este pensar que tengo la obligación de leer según qué. Bueno, a ver, yo quería ser novelista, representa que un poco la obligación de leer los clásicos de la novela la tengo, ¿o no? Pero claro, si ya no me gusta leer novelas (¿porqué no? ¿me he hecho vieja? ¿qué significado psicológico profundo encierra eso?) no puedo pretender todavía que escribiré una novela... Toda la vida pensado que quería ser novelista y ahora resulta que, además de no poder crear “ficción”, no me interesan las novelas... en fin. Que todavía he de hacerme a la idea, que no seré novelista. Me cuesta un poco. Debo resituarme en esta nueva concepción de mí misma y decidir “qué quiero escribir cuando sea mayor”. Escritora, sí, pero... ¿de qué tipo de escritos? Si el setenta por ciento de lo que he escrito en estos últimos diez años no ha estado nunca en el ordenador y lo he quemado religiosamente... Han quedado las migajas, y con cuatro migajas no se va a ninguna parte. No sé si hubiera ido a ninguna parte con lo que había escrito, pero tenia claro que con “aquello” no quería ir a ninguna parte. Aunque a algunas de las personas con las que me topado durante esto diez años les hubiera encantado leer según qué... No, no, sólo faltaría, ni pensarlo en habérselo dado a leer. Eran papeles privados. ¿Conclusión? Que tengo una cierta tendencia a escribir para mi misma, para desahogarme, sin pensar demasiado en la posible comercialización de lo que he escrito, pero sí pensado en el lector, a hacer textos acabados. Lo que quiero decir es que no me veo demasiado futuro a mí misma como escritora, aparte del blog... Y no me quejo; con el tiempo he aprendio que el post más insignificante, aunque no me dé un duro, aunque no haya de pasar a la historia, es un don. Algo que se me da. La posibilidad de escribirlo y como los disfruto son un don. No diré una magia, pero sí algo que fluye y que sé que podría dejar de fluir. Y sé que si esta corriente eléctrica no fluye me hace sufrir. Por tanto no diré que el blog sea poca cosa, para mí no lo es, pero... pero... bueno. Como escritora querría tener más ambición, escribir otras cosas. A ver. Me parece que la pregunta que debería hacerme es... ¿qué necesito escribir? ¿qué necesito que un lector o lectora desconocidos en la otra punta de la realidad lean? ¿qué necesidad habla en mis palabras?

2 comentarios:

Marian Leis dijo...

Y yo me pregunto siempre ¿qué coño quieres hacer con tus escritos? El problema de escribir y de ser autodidacta es que esperamos que venga un hada madrina a resolvernos nuestras propias dudas... ¡¡Nadie puede decirnos lo que debemos hacer con nuestro arte!! Yo misma he llegado a tu página buscando una respuesta y me encuentro con que los profanos estamos siempre a rebosar de dudas. No sabremos que lo estamos haciendo bien hasta que un editor de renombre nos dé un cheque y una palmadita en la espalda ¿verdad?
En cuanto a qué leer... Yo he leído algunos clásicos, no demasiados, pero opino que para escribir un determinado tipo de literatura te tiene que gustar ese tipo y empaparte de la gente que la escribe. A mi me gustaría escribir "bestseller" (sí, es un tipo de literatura, lo mismo que el drama, la comedia, el romance...) y por eso lo que hago es empapuzarme de los escritores de bestseller que a mi modo de ver son los mejores que hay en los últimos tiempos: Stephen King, Michael Crichton, Conan Doyle, Julio Verne(¿por qué no?)...
La lectura tiene una finalidad educativa (literariamente hablando) siempre y cuando te vaya a servir de algo. Luego por supuesto está el placer de leer frases bien escritas, historias bien estructuradas, etc... Yo humildemente no soy participe de leer a los clásicos por ostentar el merito de haberlos leído, del mismo modo que no creo que todos los clásicos vayan a aportar nada a mi lingüística sólo por ser eso, clásicos. Hay que leer de todo pero... he leído “La Divina Comedia” pero como la gramática moderna no es la misma que la de la época de Dante lo único que conseguí es un fuerte dolor de cabeza.

Clarissa dijo...

Gracias por tu aportación, Marian. Supongo que tienes razón en eso que inconscientemente esperamos el reconocimiento de un editor. Tampoco creo que esperar eso sea nada malo. Yo creo que deben leerse -y intentar escribir- los libros que nos gustan. Está muy bien que si te empapas de best-sellers pretendas escribir un best-seller. Però muchas veces ni los mismos autores de best-sellers saben porque han tenido èxito... El best-seller se nutre de algun ingrediente misterioso que todavia no ha sido sintetizado y manufacturado. Si yo creiera que leyendo best-sellers puedo encontrar la fórmula para escribir best-sellers, lo haría. Pero yo pienso que lo que le ha funcionado a Stephen King no tiene porqué funcionarme a mi. Se trata de encontrar lo que te funciona a ti como persona y escritor. Creo que sólo así se puede tener èxito. Aunque yo no lo haya tenido... jeje..