jueves, 11 de febrero de 2016

Flaubert, la obsesión y la documentación

Me he fijado, leyendo los extractos de su correspondencia, que Flaubert tenía por costumbre viajar a los lugares que eran escenario de lo que escribía. (Usaba un método ultraoculto, ultraminoritario y ultrasecreto que usamos los escritores que se denomina... observar).

Pero, me fijo que el hecho de viajar (algo que las mentes bienpensantes consideran algo agradable), no hizo que pasara más tiempo arriba y abajo que sentado en su escritorio (algo que, sentarse a escribir, que las personas bienpensantes creen que es soporífero; que es un plomo, vaya).

Flaubert se documentaba, tal y como lo diríamos ahora, (él me parece que jamás usó esta palabra), viajando y leyendo, mucho, pero la mayor parte del tiempo estaba en su escritorio, escribiendo.

* * *

Hay quien se sorprende que, pudendo escoger, no escogiese ser un hombre de mundo; que, pudiendo escoger, escogiera la escritura... (¿o fue la escritura quien lo escogió a él?)

Qué tipo más aburrido, diríamos ahora, que friki, que pudiendo viajar arriba y abajo se dedicara a escribir... debía ser un pobre diablo, diría alguien actual... Yo no lo pienso, esto, más bien le envidio. Y le envidio, más que por que escribió, que también, sino sobre todo porque tuvo el tiempo y la paciencia para desarrollar toda esta escritura; tubo el coraje de conservar su obsesión.



No hay comentarios: