Creía que estos días sin internet recordaría como era la
vida cuando no existía internet. Pero no he recordado nada especial o
especialmente destacable. Antes este deseo difuso de querer tener conexión y no
poder tenerla era una frustración que no existía, y bien que se vivía y bien
que no lo echábamos de menos. Ni nos podíamos imaginar qué era sentirnos
frustrados por no poder tener internet. Solamente he recordado que ahora tener
internet se considera un derecho humano, y que una ventana de ordenador con
conexión es la llave de acceso a todo, es una ventana abierta al mundo, y que
ya no puedo vivir sin ello. Ya lo dicen: el pasado es un país extranjero, allí
las cosas se hacen de otra forma. Ahora, hoy en día, el acceso a internet es la
clave de acceso a todo. Poder navegar por internet te hace sentir existente.
Estos día sin internet también he existido, pero en blanco y negro, sin
relieve. Existir conexión a internet es existir en colores, es existir en
relieve, es existir. Es tener el poder, es estar conectado, es tener todas las
posibilidades. Para mí significa escuchar y ser escuchada (el blog), y sobre
todo significa poder escuchar todo tipo de música, y significa encender el
ordenador con aquella ilusión... Antes no existía el internet ni existía la
frustración de no tener conexión a internet... y también vivíamos, y no lo
echábamos de menos, y también escuchábamos música, y también sonreíamos (a
veces)... Pero... ¿quién se acuerda? Y, ¿quién lo echa de menos? Y, ¿quién
querría volver a ello? Con internet la soledad es mucho más entretenida...
jueves, 22 de octubre de 2015
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